México. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ofreció este miércoles asilo y nacionalidad a los opositores nicaragüenses expulsados de su país e invitó a resolver la crisis de derechos mediante el «diálogo», pero evitó una vez más condenar las medidas del mandatario centroamericano, Daniel Ortega, como la retirada de la nacionalidad a decenas de ellos.
En una carta que López Obrador remitió a Ortega el pasado 1 de diciembre, que ha hecho pública este miércoles, el presidente mexicano se había mostrado abierto a recibir a los opositores entonces encarcelados.
«Asilo, nacionalidad, lo que ellos quieran. La nacionalidad no se puede perder por decreto», dijo López Obrador en su rueda de prensa diaria, tras anunciar que varios de los nicaragüenses desterrados recientemente a Estados Unidos han solicitado «estar en México»
En cuanto a la solicitud de «diálogo», aseguró que su Gobierno siempre buscó «que se llegara a un acuerdo y que se liberara a los presos».
«Es posible dialogar, todos dialogan, hasta los más acérrimos enemigos», expuso el mandatario y para después poner como ejemplo la petición de mediación que propuso hace meses para acabar con la invasión de Ucrania.
«Con más razón en el caso de nuestros hermanos nicaragüenses. ¿Por qué no el diálogo?», planteó.
Pero López Obrador evitó una vez más condenar la crisis política en Nicaragua, especialmente tras el destierro el pasado 9 de febrero de 222 opositores y la revocación de su nacionalidad.
Seis días después, las autoridades del país despojaron de su nacionalidad a otros 94 nicaragüenses, entre ellos religiosos, exfuncionarios, defensores de derechos humanos, disidentes sandinistas, opositores, periodistas y estudiantes.
En la misiva remitida a Ortega en diciembre pasado, López Obrador aseguró al mandatario centroamericano que los ofrecimientos humanitarios de México no llevan consigo el rechazo a su régimen.
«Le expreso que en ningún momento nos prestaríamos a ser usados en campaña contra Nicaragua y su gobierno, alentada por intereses ajenos a los de nuestros pueblos», escribió.
Añadió que no es intención de su Gobierno «hacer ninguna expresión pública sobre el tema que nos ocupa» y que «cualquier comunicación al respecto sería según lo determine el Gobierno de Nicaragua».
López Obrador sí se mostró entonces preocupado por el estado de salud en prisión de la excomandante guerrillera del movimiento sandinista Dora María Téllez, a quien ofreció atención médica y asilo en México «evitando fines propagandísticos o protagónicos».
«Considero que es un gesto humanitario hacia la señora Téllez o cualquier otra de las personas hoy recluidas, de ninguna forma iría en deshonro de la política soberana de Nicaragua y sería recibido positivamente por la comunidad internacional», subrayó.
El prolongado silencio hasta ahora del mandatario mexicano contrasta con el de otros gobiernos de izquierda de Latinoamérica, como el del presidente chileno, Gabriel Boric, quien ha condenado reiteradamente al gobierno de Managua y se ha referido a Ortega como «dictador».
También se posicionó recientemente al respecto el presidente colombiano, Gustavo Petro, quien dijo que «América Latina debe ser un espacio sin presos políticos y sin presos sociales» e instó a la comunidad internacional a condenar las «violaciones de derechos humanos».
Fuente: EFE.