Expertos nacionales e internacionales compartieron conocimientos y experiencias regionales en materia de sanidad y nutrición del cultivo de palma de aceite, fortaleciendo capacidades de productores con operaciones en la región centroamericana y México; esto para impulsar el óptimo rendimiento de este cultivo.
Guatemala. Chisec, Alta Verapaz y Santa Elena, Petén fueron el escenario para que más de 150 participantes del sector palmicultor procedentes de Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y México se reunieran en el Seminario agrícola “Sanidad y nutrición, claves para la mejora de la producción” organizado por la Gremial de Palmicultores de Guatemala (GREPALMA) con el apoyo del Organismo Internacional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA) y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), como parte del acuerdo tripartito de cooperación técnica, firmado en mayo de 2021, para promover la sanidad y productividad del cultivo de la palma de aceite.
La actividad se desarrolló, durante el 25 y 26 de agosto, con un día de campo y una serie de conferencias con el objetivo de brindar herramientas e información práctica y aplicable para la correcta toma de decisiones en relación al manejo nutricional y fitosanitario de la palma de aceite, así como, conocer las estrategias a futuro en relación a nuevas tecnologías asociadas a la sanidad y nutrición vegetal.
“La agroindustria de aceite de palma de Guatemala mantiene su liderazgo a nivel mundial en la producción sostenible de aceite de palma; sin embargo, hay factores económicos y climáticos que debemos prever y atender, pues están afectando el desempeño del cultivo”, expresó Karen Rosales, directora ejecutiva de GREPALMA.
En Guatemala, alrededor del 80% de sus plantaciones dependen de las lluvias y las condiciones climáticas erráticas causan no solo adaptabilidad de las plagas y enfermedades, si no que generan condiciones que propician mayor presión de las mismas, impulsando su distribución y generando su adaptación a las condiciones del entorno provocando daños al cultivo a largo plazo.
El sector palmicultor ha iniciado un proceso de resiliencia adoptando prácticas para contrarrestar los efectos climatológicos extremos, entre ellas la implementación de tecnologías para el suministro eficiente del recurso hídrico en el norte del país, así como la incorporación de fertilizantes orgánicos que mejoran la sanidad del suelo y prácticas para un manejo integrado de plagas y enfermedades, que asegurar una mayor productividad.
La nutrición y sanidad vegetal son claves para la optimización de los rendimientos del cultivo; al 2022, Guatemala se sitúa en primer lugar a nivel mundial en productividad con 25.41 tRFF/Ha nacional y durante el periodo del 2020 y 2021 se redujo en un 0.59% debido a algunas prácticas ejecutadas en el 2018 -2019 y al impacto de las altas precipitaciones al final del 2020 (ETA e IOTA); la productividad del país denota lo que el gremio palmicultor guatemalteco está llevando a cabo en cada plantación de palma de aceite a nivel nacional.
“Para la gremial es importante realizar este tipo de actividades porque abre el espacio para para fortalecer capacidades de los productores, propiciar la transferencia de conocimientos y buenas prácticas regionales e impulsar la adopción de nuevas tecnologías disponibles, que aseguren el suministro de aceite de palma”, comentó Rosales.
Fuente. Periódico Digital Centroamericano y del Caribe