Escuchamos muchas veces en medios y redes, o a lo mejor un conocido, sobre casos de bebés o niños pequeños que han nacido con alguna alteración en las estructuras del corazón y requieren una cirugía. Esto se denomina “cardiopatía congénita” y ocurre durante el proceso de gestación del niño.
Las cardiopatías congénitas (CC) son las malformaciones congénitas más frecuentes (de 8 a 10 casos por cada 1,000 nacimientos vivos, sin diferencias entre los sexos) y su causa es desconocida en la mayoría de los casos, sin embargo, si se han determinado algunos factores de riesgo:
- Edad de los padres menor de 18 años o mayor de 35 años.
- Antecedentes de malformaciones congénitas en la familia.
- Rubeola durante el embarazo.
- Madre con diabetes o lupus.
- Consumo de alcohol, sustancias tóxicas o ciertos medicamentos (litio, ácido retinoico, ácido valproico) durante el embarazo.
- La probabilidad de repetición de otro niño con CC es baja (3%).
“Existen 50 tipos diferentes de CC y cerca de una cuarta parte de los niños que nacen con una CC requieren de una intervención quirúrgica”, nos explica el doctor Ícaro Leandro, pediatra con especialidad en cardiología del Hospital Paitilla.
“EL 85% de las CC debe ser diagnosticada antes del nacimiento a través de la ecocardiografía fetal, pero algunas cardiopatías solo se detectan en el recién nacido. Esto es posible de visualizar ya que el corazón del feto está completamente formado en la sexta semana del embarazo y los estudios ecográficos recomendados a la gestante a las semanas 12, 20 y 34 son muy importantes para el diagnóstico”.
Una vez nace el niño, puede presentar síntomas muy variables, desde casos asintomáticos que no ameritan tratamiento, hasta casos con síntomas severos que requieren de una cirugía durante las primeras semanas de vida.
En caso de no haber sido detectado mediante el ultrasonido durante el embarazo, los padres y cuidadores del niño deben estar atentos a señales como que el bebé o niño se torne cianótico (coloración azulada en la piel) o demuestre cansancio más allá de lo normal. El pediatra sospecha de la presencia de una CC cuando al examen físico del niño encuentre dichos síntomas y en la exploración física detecte arritmias (alteración en el ritmo cardíaco) o soplos (sonidos que capta el estetoscopio que reflejan el movimiento sanguíneo en el corazón).
Igualmente, el pediatra solicitará la evaluación por un cardiólogo pediatra que solicita varios estudios: Radiografía del tórax, electrocardiograma, ecocardiograma (el principal estudio para el diagnóstico que permite conocer la estructura y el funcionamiento del corazón) y el cateterismo cardíaco en casos especiales o previo a cirugía.
“El tratamiento depende de cada caso en particular, pero casi siempre es quirúrgico. En algunos casos la alteración se corrige con una única cirugía, pero en casos complejos puede necesitar más de una intervención. Con el avance de la tecnología, actualmente muchos procedimientos pueden realizarse por vía endovenosa (catéter colocado en una vena del cuerpo), sin la necesidad de una cirugía”, nos comenta el Dr. Leandro.
Después de la cirugía muchos pacientes se curan completamente, pero en la mayoría de los casos es necesario un seguimiento médico para detectar o prevenir posibles complicaciones tardías de la cardiopatía. Gracias a los avances, un 90% de niños con una cardiopatía congénita sobrevive hasta la edad adulta y la mayoría tiene una esperanza de vida idéntica a la población general.
Fuente. Hospital Paitilla