Siempre atento a los procesos evolutivos es el cardiólogo una especie de puesto de mando en el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso, con sede en La Habana. Todas las especialidades confían en él para dar el visto bueno en los eventos quirúrgicos que, no por ser mínimamente invasivos, pueden estar asociados a complicaciones cardiacas.
“Por suerte vivo cerca del hospital, hasta en vacaciones he tenido que venir para atender una urgencia” –dice el doctor Rolando Sánchez Piñero con la responsabilidad y el alto sentido de trabajo en equipo que le caracterizan, y que es muy propio de esta institución de salud cubana con gran prestigio a nivel internacional.
Le conocí en plena consulta una mañana de viernes. Varios pacientes se sometían a estudios, ansiosos por los resultados para ir o no al salón de operaciones. El ajetreo no mermó nunca su calma y ecuanimidad y, junto a la asistente, recibía a todos con la ética del especialista de primer grado en Cardiología y Máster en Urgencias Médicas que sabe y conoce cómo tratar y explicar a cada persona.
“Luego de valorar casuísticamente los clasificamos para la Anestesia, según los estándares mundiales del método de Goldman”, detalla haciendo énfasis “en el examen físico y el electrocardiograma como lo básico y, según los antecedentes o anomalías detectadas, realizamos el ecocardiograma u otra vía diagnóstica”.
Con una mirada profunda de quien habla con firmeza me mostró un dato interesante: en un año, en un promedio superior a los 2040 pacientes cardiológicos en el CNCMA, sólo el 0.04 por ciento falleció por esta causa. Confiesa que hasta él mismo quedó perplejo. Las estadísticas hablan por sí solas de cuánto empeño y labor humana se pone en cada caso, porque, amén de los medios tecnológicos con que disponen, el protocolo del centro exige en todo momento decisiones colegiadas y en ello la habilidad y pericias del cardiólogo son esenciales.
“Ese respeto y confianza van aparejados a la constante superación, a la investigación para demostrar cómo ser más eficientes que en la medicina implica calidad de vida”, explica quien también es ecocardiografista de segundo nivel en la New York Hard Asociation. Para lograrlo se adentra en las cirugías de mayor envergadura, donde los antes y después son icónicos en la evolución de los operados.
“Pertenecer al Grupo de Tórax, por ejemplo, permite un minucioso seguimiento a cada paciente con tumores de pulmón, cuyas cirugías son propensas a complicaciones cardiacas, refiere y luego prosigue mencionando las válvulopatías frecuentes en las extasias vasculares del aparato digestivo o en la Hiperidrosis, ambos procederes también frecuentes en la institución. En todos esos casos el estudio pre operatorio es fundamental y luego corregir cualquier detalle en el camino para prevenir que es nuestra función esencial.”
“El Ecocardiograma es una vía eficaz y si hiciera falta otro estudio fuera del hospital también lo realizamos para dar un diagnóstico seguro. Pero la complejidad quirúrgica muchas veces requiere asistir en las terapias o en salas, tomar decisiones, hacer procederes donde la presencia del cardiólogo es determinante. Y es cuando me localizan. Yo siempre tengo que estar localizable”- afirma muy convencido de ese rol.
No por casualidad el doctor Rolando llegó a esta especialidad: “Desde que estudiaba en la “Lenin” me incliné por la carrera Medicina, luego un profesor que recuerdo con mucho agrado me motivó a decidirme por la Cardiología, que puedo describir como algo muy importante en mi vida”, enfatiza quien lleva su profesión en el mismo sitial de la familia, el deporte o la buena música que también son sus predilecciones.
Mínimo Acceso ha sido casi una nueva especialidad en su haber de médico, graduado en 1983. Empezó como colaborador cuando el CNMA pasó a este inmueble donde antes radicaba otro centro de salud en el que él daba servicios de cardiología. Pronto se ganó el puesto en ese equipo de trabajo que, sin dudas, ha marcado su currículo, aunque a veces tenga que dejar el plato de comida o un buen partido de béisbol, su principal afición, para socorrer a un paciente y salvarle la vida. Y como una paradoja, lo hace de corazón. “Me toca y lo hago de coarazón, no es así periodista?”.
Fuente: Periódico Digital Centroamericano y del Caribe.