Eight former presidents of Costa Rica covering 34 years, who are alive, rejected the statements of current president Rodrigo Chaves, who recently described the country as a “perfect dictatorship.”
In a manifesto made public on Wednesday, the former heads of state defend that Costa Rica is “a true democracy” and that Chaves equated us with countries like “North Korea, Cuba, Venezuela, Nicaragua and others, where citizens do not freely choose their rulers, where there are political prisoners, where there is no economic freedom, where freedom of expression is punished, among many other conditions of repression that shame humanity.”
“These types of statements must be rejected. For this reason, we publish this statement. We do so to defend historical truth, do justice to the republican and democratic struggles of our ancestors, appeal to citizen conscience about the immense value of our democratic institutions of decision-making and control, and protect the established international prestige of Costa Rican democracy,” the document states.
The manifesto is signed by Óscar Arias (1986-1988 and 2006-2010), Rafael Ángel Calderón (1990-1994), José María Figueres (1994-1998), Miguel Ángel Rodríguez (1998-2002), Abel Pacheco (2002-2006 ), Laura Chinchilla (2010-2014), Luis Guillermo Solís (2014-2018) and Carlos Alvarado (2018-2022).
The eight former presidents highlighted that Costa Rican democracy is distinguished in America and we are in a select group of the most solid in the world.
“Its democratic trajectory, the solidity of its rule of law and respect for civil liberties and human rights are internationally recognized and is an achievement of which Costa Ricans, for several decades, have been proud,” say the former presidents.
“The perfect dictatorship”
On June 14, during an official activity in La Fortuna de San Carlos, to inaugurate a water storage tank for the Northern Zone, while talking about the prosperity required by Costa Rica, Rodrigo Chaves said that this country has been “the perfect dictatorship” for the last 75 years.
“They were crazy, forgive me for the word. They made us think this was totally up to us, when they only let it be partially up to us,” said Chaves, while promoting his referendum plan that includes reforms to the workings of the Office of the Comptroller General.
“Like all democracies, ours is imperfect”
In their communication, the former presidents agree that, like all democracies, Costa Rica’s is imperfect, but it has adhered to the rule of law and democratic norms.
Furthermore, they consider that democracy “carries a debt to citizens” such as, for example, citizen insecurity, homicides, femicides and assaults.
They add to that list the lack of infrastructure, deficiencies in public education and the weakening of social programs.
“But, at the same time, we have made a lot of progress in the last 75 years in the protection and promotion of human rights, in gender equality, in reducing infant mortality, in increasing the expectation of life, in the recovery of forests and protection of biodiversity, in productive diversification, in interconnection with the world and in access to technology,” the former presidents stated.
Finally, the former leaders urged for the continued promotion of democratic principles and the strengthening of public institutions. They emphasized the importance of setting aside party affiliations, and avoiding personal attacks and criticisms towards individuals and governmental organizations, in order to work towards the betterment of Costa Rica.
“Costa Rica is, and we must work to ensure that it remains, a true democracy,” the manifesto concludes.
In 2022, after Chaves took office, the former presidents also sent a letter to Chaves to ask them to reject Daniel Ortega’s candidacy for the position of general secretary in the Central American Integration System (SICA), the economic and political organization of Central American states since 1 February 1993, whose presidency is rotated pro tempore for a period of six months according to the rotation order established in its regulations.
While, a year ago, Óscar Arias, Rafael Ángel Calderón, Miguel Ángel Rodríguez and Luis Guillermo Solís signed the document of the group Democratic Initiative of Spain and the Americas (IDEA), in which they criticized freedom of the press in Costa Rica, from the time Chaves took office on May 8, 2022.
“The day those five people support me, I’m going to sit down and pray and say ‘My God, tell me what I’m doing wrong,’” Chaves responded to the former leaders at that time.
The letter
“Costa Rica es una verdadera democracia. Es la más antigua democracia ininterrumpida de América Latina y con una tradición de desarrollo institucional que inició hace más de 200 años. Prestigiosas organizaciones y calificadoras internacionales consideran a Costa Rica, junto con Canadá, Chile y Uruguay, como parte de las únicas democracias plenas en las Américas y nos ubican entre un selecto grupo (tan solo el 14%) de democracias en esa misma categoría en el mundo. Su trayectoria democrática, la solidez de su estado de derecho y el respeto a las libertades civiles y los derechos humanos, son internacionalmente reconocidos y es un logro del que las y los costarricenses, desde hace varias décadas, nos sentimos orgullosos.
El 14 de junio de este año, durante un evento en La Fortuna de San Carlos, el Presidente de la República manifestó que Costa Rica lleva 75 años “en la dictadura perfecta”. Es decir, equiparó a Costa Rica con países como Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros, donde las y los ciudadanos no eligen libremente a sus gobernantes, donde existen presos políticos, donde no hay libertad económica, donde la libertad de expresión se castiga, entre muchas otras condiciones de represión que avergüenzan a la humanidad.
Este tipo de declaraciones deben rechazarse. Por esta razón, publicamos este comunicado. Lo hacemos para defender la verdad histórica, hacer justicia a las luchas republicanas y democráticas de nuestros antepasados, apelar a la conciencia ciudadana sobre el inmenso valor de nuestras instituciones democráticas de toma de decisiones y de control, y proteger el asentado prestigio internacional de la democracia costarricense.
Tenemos claro que las democracias son imperfectas. Que la tarea de mejorarla es permanente y que su consolidación será siempre una tarea inacabada. Al igual que otras democracias del mundo, tanto antiguas como nuevas, la nuestra es imperfecta y, a lo largo de la historia, gobiernos de distintos colores políticos han cometido errores. Pero también es cierto que al apegarse en su accionar a las normas democráticas y al estado de derecho, esos errores han sido debatidos públicamente, se han sometido al escrutinio ciudadano y de los órganos de control, y se han tomado medidas correctivas.
Por supuesto que nuestra democracia arrastra deudas con la ciudadanía. Tal y como hoy sucede con la inseguridad ciudadana y el exponencial crecimiento de la violencia homicida, de los feminicidios y de los asaltos; con la carencia de infraestructura; con las deficiencias en la educación pública; y con el debilitamiento de los programas sociales. También, con las miles de familias a las que hoy se les raciona el agua y que corren el riesgo de sufrir igual suerte con la electricidad.
Pero, a la vez, es mucho lo que hemos avanzado en estos últimos 75 años en la protección y promoción de los de derechos humanos, en la igualdad de género, en la reducción de la mortalidad infantil, en el aumento de la expectativa de vida, en la recuperación de los bosques y protección de la biodiversidad, en la diversificación productiva, en la interconexión con el mundo y en el acceso a la tecnología. En algunas de estas áreas incluso estamos a la vanguardia entre las naciones del mundo.
Somos conscientes de que falta mucho, muchísimo por hacer para mejorar la calidad de vida de las y los ciudadanos y seguir fortaleciendo nuestra gobernabilidad. Pero la única vía para seguir construyendo un país más próspero e inclusivo es con apego a nuestros valores democráticos y perfeccionando las instituciones que hasta ahora nos han garantizado la transición ordenada del poder, el ejercicio de la autoridad en beneficio de las mayorías y una convivencia política y social mayormente pacífica. Desconocer lo mejor de nuestra historia y alterar la verdad de los hechos no sólo impedirá resolver los problemas que aún arrastramos, sino que los agravará. Además, nos hace perder tiempo valioso cuando lo que deberíamos estar es tendiendo puentes y buscando acuerdos amplios y efectivos.
Lo que se impone hoy es deponer las banderas partidistas, evitar los ataques y descalificaciones a importantes órganos del Estado y, sobre todo, con la construcción de una peligrosa narrativa que tergiversa burdamente nuestra historia institucional, la que ha sido forjada en los mejores valores por parte de muchas generaciones de costarricenses.
Costa Rica es, y debemos trabajar porque que siga siendo, una verdadera democracia.
San José, 19 de junio de 2024″.
Óscar Arias Sánchez (1986-1990 y 2006-2010)
Rafael Ángel Calderón Fournier (1990-1994)
José María Figueres (1994-1998)
Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (1998-2002)
Abel Pacheco de la Espriella (2002-2006)
Laura Chinchilla Miranda (2010-2014)
Luis Guillermo Solís Rivera (2014-2018)
Carlos Alvarado Quesada (2018-2022)