México. Durante la temporada festiva, Rosewood Mandarina se nutre de la esencia de su entorno para ofrecer una forma distinta de vivir este diciembre. Entre la Sierra Madre y el océano Pacífico, el resort crea una atmósfera donde la sofisticación se encuentra con la calma natural del destino, invitando a disfrutar de celebraciones guiadas por la intención, la conexión y la calidez. Cada experiencia ha sido diseñada para honrar la belleza del paisaje, la riqueza de la gastronomía mexicana y el espíritu acogedor que define a esta época del año.
Las festividades comienzan el 22 de diciembre con la tradicional Posada y Encendido del Árbol, un encuentro que trae consigo el corazón de las celebraciones mexicanas. En La Cocina Mandarina, huéspedes y viajeros se reúnen entre antojitos al comal, ponche y música en vivo, creando un ambiente que marca el inicio de una semana llena de momentos compartidos. Esta primera noche establece el tono de la temporada: un equilibrio natural entre tradición, comunidad y la elegancia relajada del Pacífico.
El 24 de diciembre, la Cena de Nochebuena invita a vivir una velada íntima frente al mar en La Cocina Mandarina. Un menú familiar de temporada, creado especialmente para este día, que conecta sabores clásicos con una propuesta contemporánea que refleja el sello culinario del resort. Al día siguiente, el desayuno de Navidad reúne a huéspedes de todas las edades en este mismo espacio para disfrutar de estaciones en vivo, especialidades locales y la visita de Santa Claus en un entorno cálido, abierto y alegre, acompañado por presentaciones musicales que realzan la mañana.
Los días posteriores adquieren un carácter más dinámico y festivo, con con actividades de ambiente internacional que aportan variedad y entretenimiento. El 26 de diciembre, el Spanish Flamenco Show en Buena Onda con un menú fijo de tapas y paellas frente al Pacífico, mientras que el 27 de diciembre, el Mexican Beach Barbecue transforma La Cocina Mandarina en una celebración al aire libre con cocina a las brasas, música regional y coctelería artesanal. Dos noches distintas unidas por un mismo propósito: disfrutar del entorno, de la diversidad, del sabor y del momento.
El año culmina con una doble celebración diseñada para recibir el 2026 con estilo y energía. El 31 de diciembre, La Cocina Mandarina presenta su Cena de Año Nuevo “White Night” en Shoreline, una propuesta del Chef Ejecutivo José Mascarós que combina producto local, estaciones en vivo y una selección de postres artesanales, todo en un ambiente elegante a la orilla del mar. Al finalizar, la New Year’s Eve Countdown Party en el Beach Pavilion, frente al mar, marca la transición al nuevo año con DJ en vivo, fuegos artificiales y una taquiza nocturna que extiende la celebración bajo el cielo del Pacífico.
La temporada concluye el 1 de enero con el desayuno de Año Nuevo, una mañana relajada en la playa de La Cocina Mandarina que celebra los nuevos comienzos con música ambiental, cocina fresca y la hospitalidad genuina que distingue a Rosewood Mandarina.
Más allá de su propuesta culinaria, la temporada festiva se enriquece con un programa que celebra el entorno natural y la esencia del destino a través del bienestar, la creatividad y la aventura. Desde yoga al amanecer, meditaciones guiadas frente al Pacífico y rituales de temporada en Asaya Spa, como el abrazo de cacao o Teiyari, hasta recorridos por la selva, tirolesa, surf camp y paseos a caballo, cada actividad invita a reconectar con el paisaje y con uno mismo. Los amantes del deporte encuentran opciones que van del golf a la recién iniciada temporada de polo en Mandarina, mientras que las familias disfrutan de una agenda dedicada a niños y jóvenes con talleres de arte en barro, actividades inspiradas en la artesanía wixárika, decoración de botas navideñas, búsquedas del tesoro, noches de película, campamentos bajo las estrellas y juegos de Año Nuevo. A ello se suman experiencias culturales como talleres en vivo con artesanos locales, sesiones para decorar sombreros o bolsas de playa, observación de aves migratorias y momentos comunitarios como volar papalotes al atardecer. Todas estas vivencias amplían la celebración más allá de la mesa y ofrecen maneras auténticas de vivir la magia de fin de año, profundamente conectadas con la naturaleza y la cultura del destino.
Cada actividad presentada en este programa decembrino refleja el compromiso de Rosewood Mandarina con crear momentos que unen, inspiran y reconectan. Desde sus propuestas culinarias hasta las tradiciones compartidas, el resort plantea una manera distinta de vivir las fiestas: elegante, auténtica y profundamente conectada con el lugar. Ese balance, entre naturaleza, diseño y calidez, convierte a Mandarina en un destino único para cerrar el año y empezar uno nuevo con dirección y sentido.
Fuente. Rosewood Mandarina



































