En un mensaje con motivo del 78º aniversario del lanzamiento de la bomba atómica que hiciera Estados Unidos sobre Hiroshima, Guterres instó a la comunidad internacional a aprender del «cataclismo nuclear» que asoló la ciudad japonesa el 6 de agosto de 1945.
«Los tambores de la guerra nuclear vuelven a sonar. La desconfianza y la división aumentan», dijo el líder líde la ONU en una declaración pronunciada por la alta representante de la ONU para Asuntos de Desarme, Izumi Nakamitsu, ante el Memorial de la Paz de Hiroshima. «La sombra nuclear que se cernía sobre el mundo durante la Guerra Fría ha resurgido. Y algunos países están haciendo sonar temerariamente el sable nuclear una vez más, amenazando con utilizar estas herramientas de aniquilación.»
La agenda de paz del jefe de la ONU
A la espera de la eliminación total de todas las armas nucleares, Guterres llamó a la comunidad internacional a que hable como una sola voz, tal como se esboza en su Nueva Agenda para la Paz. Lanzada en julio de este año, la Agenda exhorta a los Estados miembros a que se vuelvan a comprometer inmediatamente con la consecución de un mundo libre de armas nucleares y a reforzar las normas mundiales contra su uso y proliferación.
«Los Estados que poseen armas nucleares deben comprometerse a no utilizarlas nunca», insistió, al tiempo que subrayó el compromiso de la ONU de seguir trabajando para reforzar las normas mundiales sobre desarme y no proliferación, en particular el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) y el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.
Las conversaciones sobre el TNP se celebran en las instalaciones de la ONU en Viena hasta el 11 de agosto, donde Nakamitsu reiteró la advertencia de que «desde las profundidades de la Guerra Fría» el riesgo de que se utilice un arma nuclear no había sido tan alto como ahora, del mismo modo que las normas destinadas a impedir su uso nunca habían sido «tan frágiles».
«Esto se debe, en gran medida, a los tiempos volátiles en que vivimos», continuó Nakamitsu, señalando la amenaza «existencial» a la que se enfrenta el mundo hoy en día, que es el resultado del «mayor nivel de competencia geopolítica, el aumento de las tensiones y la acentuación de las divisiones entre las principales potencias en décadas».
La pregunta del billón de dólares
Al aumento de las tensiones globales se une un nivel récord de gasto militar mundial que, según los informes, alcanzó los 2240 billones de dólares en 2022.
Esta situación ha llevado a un mayor énfasis en las armas nucleares, «a través de programas de modernización, doctrinas ampliadas, acusaciones de crecientes reservas y, lo que es más alarmante… amenazas de utilizarlas», explicó la alta representante de la ONU para Asuntos de Desarme.
«El hecho de que en los últimos doce meses las armas nucleares se hayan utilizado abiertamente como herramientas de coerción debería preocuparnos a todos», añadió.
El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) de 1968 es uno de los únicos acuerdos internacionales firmados por Estados nucleares y no nucleares, cuyo objetivo es evitar la proliferación de armas atómicas y promover el objetivo del desarme nuclear.
Tras su entrada en vigor en 1970, 191 Estados se han adherido al Tratado, el mayor número de signatarios de cualquier acuerdo de limitación de armamento.
Objetivos ambiciosos
El Tratado se basa en la idea de que los Estados no poseedores de armas nucleares se comprometen a no adquirirlas nunca y, a cambio, los Estados poseedores de armas nucleares aceptan compartir los beneficios de la tecnología, al tiempo que se esfuerzan por lograr el desarme y la eliminación de los arsenales nucleares.
Además de las conversaciones en curso en Viena, que se adelantan a la revisión quinquenal del TNP en 2026, los países han intercambiado opiniones sobre cuestiones de desarme y no proliferación en la Conferencia de Desarme de la ONU celebrada en Ginebra la semana pasada.
En los últimos días, y a pesar de la preocupación de que la Conferencia siga estancada por los acontecimientos geopolíticos, los 65 Estados Miembro del foro escucharon sesiones informativas de la Oficina de Asuntos de Desarme de la ONU (UNODA) y del Instituto de las Naciones Unidas de Investigación sobre el Desarme (UNIDIR) sobre el uso de la inteligencia artificial en el campo de batalla.
El objetivo de estos debates es establecer un mecanismo que permita un diálogo multilateral regular, además de la inclusión de las opiniones de los países que no participan activamente en el desarrollo de la inteligencia artificial para garantizar el desarrollo y despliegue responsables de esas tecnologías en el ámbito militar.
La Conferencia de Desarme, creada en 1979, no es formalmente un órgano de la ONU, pero informa anualmente, o con mayor frecuencia si es necesario, a la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Su cometido refleja la convicción de la Organización de que el desarme y la no proliferación siguen siendo instrumentos indispensables para crear un entorno de seguridad favorable al desarrollo humano, tal como se consagra en la Carta de las Naciones Unidas.
Además de convocar la Conferencia de Desarme, los Estados Miembros se reúnen en Ginebra para debatir una serie de acuerdos y conferencias multilaterales sobre desarme, como la Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonal y sobre su destrucción, la Convención sobre armas biológicas y tóxicas, y la Convención sobre Municiones en Racimo, la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales (CCAC), así como paneles de revisión del TNP.
Fuente: ONU.