En dos años el efectivo dejó de ser el método de pago preferido para los hispanoamericanos mientras que la aceptación de las tarjetas de débito, crédito y las billeteras digitales presenta nuevas oportunidades para las instituciones financieras de la región.
Hasta hace poco, la mayor parte de la población en la región estaba habituada a realizar sus operaciones con dinero en efectivo; en el 2019, más del 90% de la población en España, el Reino Unido y Estados Unidos ya contaba con una cuenta bancaria, mientras que en varios países latinoamericanos únicamente del 30% al 50% de la población poseía una cuenta en una entidad financiera.
La bancarización estimulada fuertemente por la pandemia de COVID-19, llevó a muchos ciudadanos a incursionar en la banca online y el comercio electrónico debido al cierre de tiendas y oficinas bancarias durante el confinamiento. Como resultado, para el 2021 la proporción de habitantes en América Latina y el Caribe con una cuenta bancaria creció un 72%. Los medios de pagos en Latinoamérica han evolucionado rápidamente dejando de lado el pago con efectivo a favor de opciones como tarjetas de débito, crédito o billeteras digitales, lo cual, representa oportunidades para bancos y otras empresas de servicios financieros.
Para comprender las tendencias de pago en países hispanoamericanos, McKinsey & Company realizó dos encuestas, la primera en el 2021y la segunda en el 2023, con más de 15,000 personas en Guatemala, Argentina, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Panamá, Perú, Costa Rica y Uruguay, logrando así, una encuesta representativa de alrededor del 60% del PIB de Hispanoamérica.
Entre los principales hallazgos que comparten en el artículo titulado “La rápida evolución de los medios de pagos en Latinoamérica”, la consultora resalta un cambio significativo que se observa entre las encuestas del 2021 y 2023, es que el porcentaje de las personas que eligieron el efectivo como medio de pago preferido se redujo a la mitad, de forma que la proporción de encuestados que mencionó un método distinto del efectivo (tarjeta de debido, crédito o billeteras digitales) creció más del doble.
Tendencias en Latinoamérica
Las encuestas realizadas revelan 4 tendencias comunes en los países hispanoamericanos para tener en cuenta por bancos y otras instituciones financieras.
•El efectivo está perdiendo terreno, pero conservará su relevancia en el mediano plazo, en particular para las personas de menores ingresos. Según la encuesta realizada en el 2023, el 70% de los participantes indicó utilizar efectivo en los últimos 30 días, a pesar de que únicamente el 30% afirmó que se trataba de su medio de pago preferido. Lo anterior puede atribuirse a dos factures: comercios que solo aceptan ese medio de pago y que más de la mitad de los trabajadores de la región tienen empleos informales en los que reciben su pago en dinero físico.
•Se observa un ciclo de refuerzo positivo para los pagos electrónicos (sin efectivo), que implica el mayor uso de billeteras digitales ligado al aumento del uso de tarjetas de débito y crédito. Esta tendencia realza la importancia para las instituciones financieras de ofrecer una experiencia de pago superior a sus clientes, que incluya billeteras digitales, tarjetas de débito y de crédito, en lugar de enfocarse en uno solo de estos medios de pago. Además, un punto importante para destacar es que los consumidores indican preferencia porque su banco principal ofrezca variedad de métodos de pago adicionales al efectivo, creando una oportunidad para que los bancos expandan su oferta de productos y atraigan a más clientes potenciales.
•Las diferencias regionales abundan debido a la variedad de tecnologías. En Guatemala, República Dominicana y Ecuador, según la encuesta realizada en el 2023, la penetración de billeteras digitales es más baja citando como principal barrera su baja tasa de aceptación como medio de pago. Por su parte, países como Chile con alta penetración de pagos sin contacto en el que aproximadamente el 85% de las compras se realizan de esta forma, será necesario un esfuerzo más amplio como la incorporación de experiencias y beneficios para persuadir a los consumidores de migrar a otra tecnología de pago.
•Los pagos móviles son más atractivos para algunos grupos demográficos. De acuerdo con el estudio, los millennials son los mayores partidarios de las billeteras digitales, dado que el 17% lo considera su método de pago preferido, comparado con el 12% de la Generación Z y el 13% de la Generación X. Asimismo, también se denota preferencias según el género; en la edición del 2023 el 20.5% de los hombres encuestados eligieron a las billeteras digitales como su medio de pago predilecto a comparación del 16% de las mujeres que seleccionaron dicho método. Lo anterior presenta una oportunidad para los bancos para captar más clientes al ofrecer propuestas que sean atractivas para los segmentos que ya utilizan los pagos móviles y explorando estrategias innovadoras para triunfar en sectores donde el uso de billeteras digitales es bajo.
Uso de los métodos de pago
Al analizar los datos específicos de cada país encuestado emergen dos arquetipos: uno donde la bancarización fue impulsada en su mayor parte por las tarjetas de débito como en Guatemala, Chile, República Dominicana y Ecuador, y otro en el que las billeteras digitales impulsaron la inclusión financiera como en Argentina, Colombia, Panamá y Perú.
•Tarjetas de débito: Las personas encuestadas que expresaron su preferencia por las tarjetas de débito citaron como principales factores la velocidad y facilidad de uso, así como mejor control de sus gastos y descuentos en comercios. Un caso de éxito para el fomento de la bancarización es Chile ya que BancoEstado, el banco estatal de Chile, introdujo la “CuentaRUT” que incluye una tarjeta de débito sin costo de mantenimiento, que se tramita digitalmente y está asociada al número de identificación nacional de cada ciudadano. Actualmente, el programa tiene alrededor de 13.7 millones de usuarios, representando aproximadamente al 70% de la población.
•Tarjetas de crédito: Para las personas que prefieren pagar con tarjetas de crédito, se mencionaron dos motivos principales: acceso a crédito de alta calidad a través del financiamiento en cuotas mensuales con tasas de interés relativamente bajas y programas de fidelidad que incluyen beneficios como puntos, millas, descuentos o reembolsos.
•Billeteras digitales: Países como Argentina, Colombia, Panamá y Perú eligieron las billeteras digitales como el método preferido de pago por su facilidad de uso, seguridad y bajo costo. No obstante, en países como Guatemala, Chile, República Dominicana y Ecuador donde el uso de pagos móviles no está tan difundido, los participantes manifestaron estar dispuestos a utilizar este método si fuera ampliamente aceptado y fácil de usar en tiendas (con tecnologías de pago sin contacto o códigos QR).
En el caso de códigos QR, es una forma de conectar consumidores y comerciantes a bajo costo, lo cual es muy común en varios países latinoamericanos. De esta forma, los consumidores escanean el código QR con la cámara de sus teléfonos, ingresan la cantidad a pagar y completan la transacción en pocos pasos. Para los comerciantes, emplear este sistema es ideal ya que no necesitan invertir en terminales de punto de venta para tarjetas.
Los resultados de las encuestas realizadas tanto en el 2021 y 2023 denotan la rápida evolución de los países hispanohablantes encuestados y es probable que continúen digitalizando los medios de pagos a buen ritmo, lo cual permitirá a las instituciones financieras atraer nuevos clientes y dar un mejor servicio a los existentes. Los cambios graduales pero trascendentales están destinados a tener profundas implicaciones para consumidores, bancos, fintechs, actores financieros, reguladores y también ajenos al sector. No obstante, las trayectorias exactas se distinguirán en función a las características y particularidades de cada país latinoamericano.
Las entidades financieras que comprendan la necesidad de un entendimiento específico de las diferencias regionales podrán elaborar estrategias innovadoras.
Fuente. McKinsey & Company