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Solo el 7,2% de la economía global es circular, asegura un reciente informe presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y desarrollado por The Circle Economy Foundation.
En The Circularity Gap Report 2023 destacan que el porcentaje de la economía global ha ido disminuyendo de forma sostenida desde 2018, cuando era de un 9,1%.
Y que la creciente dependencia global de nuevos materiales (biomasa, combustibles fósiles y minerales metálicos y no metálicos) hace que la salud ambiental en la tierra, agua y aire disminuya.
En la actualidad se consumen cerca de 100.000 millones de toneladas de materiales por año, los cuales van destinados a satisfacer los sistemas alimentarios, el desarrollo de infraestructura y vivienda, la producción de manufacturas y para satisfacer las necesidades de movilidad y transporte de más de 8 millones de personas.
De continuar así, se estima que para 2060 la cantidad de materiales necesarios para satisfacer las demandas de la población se incrementará a 190.000 millones, agudizando la crisis de climática a un ritmo alarmante.
América Latina y el Caribe
Al analizar qué tan circular es la economía de América Latina y el Caribe (ALC), la Cepal encontró que menos del 1% de los materiales que se produce en la región se vuelve a reutilizar, aunque el documento aclara que hay una falta de datos al momento de medir la circularidad de la economía en nuestra región.
Esto quiere decir que la economía de ALC es profundamente lineal, pues juega un papel fundamental en la extracción y exportación de materiales, a nivel internacional. Prueba de esto es que pese a representar el 8,3% de la población global, satisfacemos el 11% de la demanda mundial de materiales.
En 2023 se estima que la extracción de biomasa (pasto, paja, alimento para animales, maíz, madera, soja y otros productos básicos) representa el 49% del total de los materiales extraídos (5.164 millones toneladas); los minerales metálicos (hierro, cobre, oro, plata y otros) conllevan el 24% de la extracción (2.547 millones toneladas); los minerales no metálicos (sal, magnesio, azufre y otros) son el 21% (2.262 millones toneladas) y los combustibles fósiles (petróleo crudo y gas fósil), conllevan el 7% (668 millones toneladas).
De estos materiales, nuestra región solo utiliza el 60% ya que el resto lo exporta, siendo los principales destinos Asia Pacífico (2.605 millones toneladas), El resto de América (1.037 millones toneladas), Europa (555 millones toneladas) y África (108 millones toneladas).
“En la actualidad estas actividades son motor clave de la actividad económica, las exportaciones y el empleo. Sin embargo, su escala y características también los convierten en motivo de preocupación, ya que perturban los frágiles equilibrios socioecológicos y en muchos casos amplifican las crisis económicas, sociales y medioambientales ya existentes”, agrega el documento.
Por ejemplo, la expansión agrícola descontrolada y la minería son las principales causas de deforestación en la región, generando un impacto directo en el cambio climático.
El desarrollo de biomasa producto de una agricultura de monocultivo genera estrés hídrico, degradación de las tierras, generación de residuos y contaminación. “La biodiversidad ha disminuido un impactante 94% desde 1975, más que en cualquier otra región del mundo, mientras que las emisiones, la degradación de la tierra y la generación de residuos crecen a ritmos insostenibles”, indica el estudio.
Necesidades y deseos
ALC destina la mayor parte de sus recursos a vivienda e infraestructura, anualmente (2.358 millones de toneladas o el 29% de los materiales). Le sigue de cerca la alimentación (2.069 millones de toneladas o el 26% de los recursos). Después vienen los productos manufacturados (1.486 millones de toneladas o un 19% de los materiales). Luego está la inversión en movilidad (772 millones de toneladas o el 9,6% del total de los recursos).
En menor porcentaje se encuentran los servicios (724 millones de toneladas o un 9,1%), la sanidad y educación (453 millones de toneladas o el 5,7%) y la comunicación (134 millones de toneladas o un 1,7% de los materiales).
Hacia una economía sostenible
Para contrarrestar este desarrollo económico insostenible, la Circle Economy Foundation propone cuatro principios: Reducir (usar menos materiales), ralentizar (usarlos por más tiempo), regenerar (limpiarlos) y recircular (volver a utilizar).
En el caso de los sistemas alimentarios, la entidad señala que la agricultura ocupa cerca del 50% de la superficie habitable del planeta y que es responsable del 70% de los gases de efecto invernadero, por lo que es necesario generar formas ‘más inteligentes’ de producir alimentos.
Algunas ideas son: priorizar los alimentos más saludables y saciantes, evitar el desperdicio de alimentos, optar por productos locales, de temporada y orgánicos; e incorporar un modelo de agricultura regenerativa.
Sobre la vivienda e infraestructura, la entidad sostiene que este sector es responsable del 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que evita que se pueda reciclar.
La organización propone: generar construcciones con eficiencia energética, que reduzcan la cantidad de energía que necesitan para funcionar; aprovechar al máximo los materiales de construcción existentes, en lugar de tener que generar nuevos; priorizar materiales orgánicos, con enfoques circulares, como la madera sobre el acero y hormigón.
En temas de transporte, lo que plantean es: adoptar estilos de vida que reduzcan la utilización del automóvil, mejorar la calidad de los transportes públicos, minimizar el uso de viajes aéreos e implementar vehículos eléctricos.
Mientras que en los productos manufacturados y consumibles, se aboga por reducir la compra de productos innecesarios, volver a la industria más eficiente, prolongar la vida útil de los equipos y maquinarias, y usar textiles sostenibles.
Fuente: La Estrella de Panamá.