Durante los últimos años, las organizaciones vinculadas a temas de obesidad han abogado por nuevos enfoques en el manejo de la enfermedad tanto en el diagnóstico, la clasificación y la eliminación de los estigmas que persisten sobre las personas que la padecen.
El más reciente habla de un nuevo enfoque en el diagnóstico de la enfermedad, que no se base únicamente en el Índice de Masa Corporal (IMC) sino que incluya otros métodos como medida del tamaño corporal y medición directa de la grasa corporal. Este es presentado por la Comisión de Diabetes y Endocrinología de The Lancet, quien sustenta que, al tener una identificación de la enfermedad más precisa, se podrá conseguir el objetivo de mejorar la vida de las personas que viven con obesidad. Esta óptica se suma a las nuevas miradas que hay sobre la obesidad.
“Las nuevas perspectivas permiten, primero que todo, eliminar estigmas acerca de la obesidad y que esta no es una consecuencia de la falta de disciplina o es responsabilidad de la persona. Lo resaltamos el año pasado durante la conmemoración del Día Mundial de la Obesidad, enfocado en hablar sobre la obesidad como una enfermedad crónica y compleja, multifactorial y que produce problemas médicos como presión alta, diabetes, e incluso ciertos tipos de cáncer. Este año continuamos esa conversación desde el punto de vista de los sistemas, para que se continúe trabajando en construir un futuro más saludable para las personas”, aseguró el doctor Alejandro Salvatierra, gerente médico de Asofarma.
En este 2025, la campaña diseñada por el Grupo Asesor Global del Día Mundial de la Obesidad se centra en prestarle atención a los sistemas de salud, gubernamentales, alimentarios, medios de comunicación y lugares de trabajo, con el objetivo de que analicen cómo sus acciones pueden contribuir a detener el aumento de las tasas de obesidad en todo el mundo. La Federación Mundial de la Obesidad ha destacado que en la actualidad 800 millones de personas en el mundo viven con la enfermedad. Mientras que el Atlas Mundial de la Obesidad 2024 estima que dentro de 10 años, es decir en el 2035, más de la mitad de la población global tendrá un peso superior al saludable.
“Cada uno de estos sistemas puede trabajar de manera integral para detener el aumento de las tasas de la enfermedad en los próximos años. Algunas mejoras que pueden hacer los sistemas para caminar en esta vía son: reconocer la obesidad como una enfermedad crónica y compleja que no tiene una única causa, brindar recursos y capacitar al personal de salud para que exista un enfoque de atención centrado en cada persona, que en los entornos laborales se priorice la salud y el bienestar de los trabajadores, cambiar la narrativa sobre la obesidad, y sobre todo que exista un rol activo de todos para eliminar los estigmas que existen sobre las personas obesas”, resaltó el experto de Asofarma.
Sobre este último aspecto, el doctor Alejandro Salvatierra enfatizó que estos estigmas arraigados en la sociedad, en sus familias, en el personal de salud e incluso en los mismos pacientes, generan un retraso y una dificultad en el tratamiento asistencial, por lo que es de suma importancia su abordaje.
Afrontar estos desafíos no es fácil, pero tampoco es imposible. Más aún cuando las crecientes tasas de obesidad vienen acompañadas con un aumento de estereotipos y prejuicios sobre la enfermedad. El trabajo integral entre los diferentes actores de la sociedad es fundamental para aclarar conceptos erróneos sobre la enfermedad y generar un entorno de empatía y apoyo para las personas que la padecen.
“En el tratamiento de la enfermedad es esencial que se concientice sobre los síntomas y las señales de alerta, se haga énfasis en que la obesidad es una enfermedad crónica que no se trata de perder peso sino de ganar salud y que a través de recursos prácticos las personas se pueden sentir mejor. También es necesario tener un enfoque multidisciplinario que va a depender de las circunstancias de cada paciente”, puntualizó el gerente médico de Asofarma.
Fuente. ASOFARMA