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Una de las aerolíneas europeas en el escaparate de venta, la portuguesa TAP Air, ha publicado este miércoles unos resultados de 2023 que hablan de recuperación tras las abultadas pérdidas sufridas entre 2018 y 2021: el beneficio neto pasa de los 65 millones de 2022 a 177,3 millones, cifra que no se había alcanzado nunca; la empresa supera por primera vez los 4.000 millones en ingresos de explotación, que se sitúan en 4.200 millones (+20,9% respecto a 2022), y el ebitda recurrente llega a 871 millones (+15%), dejando un margen del 21%.
La compañía, de titularidad 100% estatal tras su rescate durante la pandemia, espera una decisión del Gobierno para dar entrada de nuevo al capital privado. Hasta ahora se han tanteado la opción de dejar la mayoría en manos de un inversor privado y también el escenario de mantener una participación de control en poder del Estado. Entre las firmas que van a seguir este proceso se encuentra IAG, holding que engloba a British Airways, Iberia, Vueling y Aer Lingus, y que se encuentra inmerso en la adquisición de Air Europa.
La posición de liquidez de TAP es de 789 millones, bajando desde los 916 millones de finales de 2022 por el repago de un bono y sus intereses. La ratio de deuda financiera neta frente al ebitda desciende de 3,5 a 2,6 veces.
Desde la empresa se habla de acierto en el enfoque estratégico y se hace hincapié en la necesidad de consolidar el desarrollo sostenible. Entre las claves figuran la gestión de la presión sobre los costes, la mejora en la generación de flujos de efectivo y la rebaja del apalancamiento. Para el consejero delegado, Luís Rodrigues, los resultados en el ejercicio 2023 “confirman la trayectoria de recuperación que la aerolínea ha mantenido los últimos años”. El ejecutivo también subraya “la robustez financiera del grupo”. Para este 2024, la empresa reclama el compromiso de una plantilla que viene de firmar nuevos convenios laborales.
TAP Air elevó el año pasado un 15,2% la cifra de viajeros transportados, hasta los 15,9 millones. Este volumen de clientes se queda aún a siete puntos porcentuales del declarado en 2019. La compañía aérea no funciona aún con los motores a todo gas, con un 88% de las operaciones que alcanzó en el año previo a la pandemia. A pesar de ello, el número de vuelos subió un 11% en comparación con los de 2022 y la capacidad ofertada está un punto porcentual por encima de la de 2019.