Si hay algo que nos dejó la pandemia del COVID-19 es el impacto de la vacunación como herramienta para salvar vidas y contener el avance de una pandemia. Y, es que, si bien es cierto que el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hace tres meses declaró el fin de la emergencia de salud global a causa de COVID-19, el virus “sigue siendo una amenaza para la salud mundial”, más con el surgimiento de nuevas variantes y subvariantes, como la más reciente EG.5, o «Eris», que ya es de interés público.
La EG.5, que a la fecha es la variante dominante en los Estados Unidos y de la que ya se han reportado casos en países de América Latina, también es la principal responsable del creciente número de casos reportados de COVID-19 alrededor del mundo, sin dejar atrás a la variante FL 1.5.1, o «Fornax». Esto implica un nuevo desafío que nos hace recordar la importancia de mantener actualizado al sistema inmune, principalmente al de los grupos de mayor riesgo de enfermedad grave, hospitalización y muerte de manera prioritaria.
Ante este nuevo escenario, en días pasados, Moderna anunció que datos preliminares de ensayos clínicos confirman que su vacuna actualizada COVID-19 con ARNm, para la temporada de vacunación de otoño de 2023, generó un aumento significativo en los niveles de anticuerpos neutralizantes contra las nuevas variantes de Ómicron EG.5 y FL.1.5.1; lo que sugiere esta vacuna puede ser efectiva contra las variantes circulantes que se prevé dominen durante los próximos meses.
Esta nueva vacuna actualizada contra COVID-19 genera una respuesta sólida a nivel del sistema inmunológico, contra las nuevas variantes de interés de rápida propagación, EG.5 y FL 1.5.1; así como también refleja la capacidad de las plataformas de ARNm para abordar las amenazas emergentes de COVID-19.
La Dra. Yamile Sandoval Sánchez, gerente médico de la Unidad de Vacunas de Asofarma, explica que las vacunas basadas en ARNm mensajero aprovechan la capacidad del ARNm de enviar instrucciones a las células para que produzcan proteínas específicas contra el virus SarsCov-2, generando así una respuesta inmunológica en las personas. Este proceso implica el encapsulamiento del ARNm en lípidos para su administración a través de la vacunación y la posterior producción de anticuerpos protectores. Es importante reforzar que el ARNm se descompone de manera rápida y natural a nivel del cuerpo una vez enviada la señal a la célula: no tiene paso hacia el núcleo, por lo que no altera el ADN.
“La tecnología del ARNm ha revolucionado la forma en que enfrentamos enfermedades infecciosas, como lo demostró en el caso de la COVID-19. El enfoque en la investigación continua, la adaptación estratégica y la promoción de la vacunación colectiva son pilares fundamentales en la lucha contra esta amenaza persistente para la humanidad”, dijo la doctora Sandoval.
La capacidad de Moderna para desarrollar, fabricar y comercializar rápidamente vacunas contra el COVID-19 demuestra el potencial que tiene la tecnología de ARNm no solo para contención de pandemias sino brotes epidémicos. La vacuna contra COVID-19 de Moderna ha sido autorizada en más de 70 países y, hasta la fecha, se han producido más de mil millones de vacunas contra la COVID-19, incluidos más de 278 millones de dosis bivalentes o vacuna actualizada de refuerzo.
Fuente. Moderna