Guatemala. El síndrome del corazón rígido o amiloidosis cardíaca es una enfermedad grave, progresiva y hasta compleja, que surge por el depósito anormal de la proteína amiloide en el tejido cardíaco, interfiriendo en el correcto funcionamiento del corazón. Si bien no se puede prevenir ni tampoco evitar su desarrollo, existe una serie de hábitos cardiovasculares que el paciente puede aplicar, los cuales contribuyen a minimizar los efectos de esta enfermedad.
Una de las consecuencias más importantes del síndrome del corazón rígido es la pérdida de eficiencia del corazón, ya que se disminuye la capacidad de irrigar sangre al organismo; de hecho, entre un 10% a 15% de los casos con insuficiencia cardíaca (IC) tienen como origen la amiloidosis. Un primer hábito que este tipo de pacientes puede comenzar a practicar es el ejercicio, el cual está siendo aceptado como una opción viable en el manejo médico, incluso en personas con insuficiencia cardíaca.
Estudios sobre ejercicios físicos han demostrado que estos proveen una mejoría en la capacidad funcional o aeróbica de las personas con IC -similar a la de poblaciones sanas-, favoreciendo su función cardíaca y calidad de vida. Específicamente, se recomienda practicar mínimo de 15 a 30 minutos de ejercicio diario (caminar es una opción) y de acuerdo con las indicaciones del médico tratante. Se debe evitar en caso de temperaturas extremas, si se está en ayunas o después de la ingesta de comida.
De la mano del ejercicio viene la dieta cardiosaludable. Es decir, aquella que incluye frutas, cereales, legumbres, pescado y verduras, y minimiza el consumo de alimentos con alto contenido de grasas trans, colesterol y sal. Por ejemplo, se sugiere usar el limón, ajo, vinagre y la pimienta como condimentos para sustituir la sal.
Adicional a la afectación cardíaca variable o constante, la amiloidosis puede manifestarse mediante otros síntomas como con hematomas (moretones) en la piel, el síndrome del túnel carpiano (dolor en la muñeca), proteínas en la orina y hasta tener la lengua más grande de lo normal (macroglosia). En fases avanzadas, también, puede darse agotamiento, dificultad para respirar durante las actividades diarias o al estar acostado, hinchazón en tobillos, abdomen y piernas e hipotensión.
Es por ello que, ante la dificultad para respirar, cansancio o molestias en el pecho, se le recomienda al paciente descansar y en caso de que alguna de estas señales no ceda, consultar con el médico tratante de inmediato. Esta enfermedad es más común en personas de mediana edad y mayores.
“Por lo general, esta enfermedad es multisistémica y afecta significativamente al corazón, lo que significa un impacto en la calidad de vida del paciente y de sus cuidadores. Consistentes con nuestro propósito de llevar innovaciones que cambian la vida de los pacientes, en Pfizer no solamente queremos crear un impacto positivo a través de la ciencia, sino también, apoyar más a estas poblaciones a través de consejos para sobrellevar mejor su enfermedad y la lucha por la eliminación de esas barreras que no permiten el acceso a un correcto diagnóstico y tratamiento, en caso que exista”, acotó el doctor Carlos Cano, líder médico de Medicina Interna de Pfizer Centroamérica y Caribe (CAC).
Los dos tipos más comunes de amiloidosis son la amiloidosis primaria (AL) que no es hereditaria, y la amiloidosis cardiaca por transtiretina (TTR), la cual puede ser de varios tipos. Personas con este padecimiento no deben fumar, ya que el tabaco afecta las arterias y, por ende, agrava su condición. Asimismo, se recomienda evitar la ingesta de bebidas alcohólicas y de drogas, ya que incrementan el consumo de oxígeno del corazón.
Vacunas y uso correcto del tratamiento: otras formas saludables de sobrellevar la enfermedad
Uno de los hábitos cardiosaludables valiosos que pueden implementar los pacientes con amiloidosis cardíaca es vacunarse; específicamente, contra el neumococo y cada año contra la influenza. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las vacunas son importantes porque reducen el riesgo de contraer otras enfermedades, ya que refuerzan las defensas naturales del cuerpo para su protección, y, además, salvan millones de vidas cada año.
Ahora bien, el tratamiento del síndrome del corazón rígido está orientado hacia el control de los síntomas y para limitar la producción de la proteína amiloide; tal es el caso de fármacos para insuficiencia cardíaca, tromboembolismos y arritmias.
Tomar la medicación de acuerdo con lo recetado por el médico es una recomendación que se debe seguir siempre. En caso de que el paciente olvide alguna toma, se aconseja no doblar la dosis en la toma siguiente. Tampoco, se debe abandonar el tratamiento ni mucho menos automedicarse.
“Si bien esta enfermedad es difícil de diagnosticar, que existan avances y nuevas herramientas ha permitido incrementar el reconocimiento de casos, lo cual es muy positivo porque su complejidad a veces retrasa la detección. Adicionalmente, el hecho que, desde Pfizer, estemos liderando el camino de ofrecer tratamientos innovadores para diferentes enfermedades, incluyendo el síndrome del corazón rígido, también viene a respaldar la promesa de la ciencia para quienes ahora solo existe tratamiento estándar”, continuó el doctor Cano.
En algunas ocasiones, las personas con amiloidosis cardíaca pueden requerir un trasplante de células madre o de corazón e hígado. Ante este escenario, sumado a una edad mayor y progreso de la enfermedad, resulta siempre más apto un diagnóstico temprano.
Resulta necesario que estos pacientes reduzcan y controlen el estrés, así como que comuniquen al médico tratante cualquier cambio que afecte su salud: retención de líquidos, confusión, mareos, taquicardias, sensación de falta de aire y latidos del corazón rápidos e irregulares, entre otros. Asimismo, deben seguir revisiones periódicas con un electrocardiograma y análisis de sangre, al menos, dos veces por año.
Fuente. Pfizer