¿Alguna vez has sentido “mariposas en el estómago”? ¿O que “te revuelven las entrañas”? ¿Has tenido una experiencia que te hace un “nudo en el estómago”? Cuando el estómago manifiesta tus emociones, podrías pensar que es solo una coincidencia. Sin embargo, la realidad es que cuando la mente dice “¡esto no me gusta!”, es realmente tu estómago que está tratando de decirte algo.
Existe una fuerte conexión entre el cerebro y el tracto digestivo, y están en constante comunicación uno con el otro. Es sorprendente la cantidad de información que viaja entre el cerebro, el estómago y los intestinos; y es tanta, que a la parte del sistema nervioso que reside en el tracto digestivo a menudo se le llama el “segundo cerebro” del cuerpo.
Los dos cerebros del cuerpo
La relación entre el cerebro y el “segundo cerebro” del sistema digestivo es algo que probablemente has experimentado en forma de reacción “visceral”. Ya sabes, esa sensación cuando recibes una mala noticia o tienes una conversación difícil con alguien. Tu estómago te dice exactamente cómo te estás sintiendo. Cuando el estrés y la ansiedad atacan, el cerebro envía una señal a los intestinos y, antes de que te des cuenta, tienes el estómago revuelto.
Las señales también viajan en dirección contraria, es decir, del estómago al cerebro. El sistema digestivo le avisa a tu “primer cerebro” si has comido algo que no debiste, controla tu nivel de hambre y el estado de ánimo. Cuando algo no anda bien en este sistema, envía una señal a tu cerebro, incluso antes de percatarte de que algo anda mal.
El estómago y las emociones
Es claro que ciertas emociones desencadenan una reacción visceral, pero existe la suposición de que también sucede de forma inversa: tu bienestar intestinal puede influir en tus emociones. De acuerdo con Scientific American, una prueba reciente demostró que nuestro cerebro no solo está “alerta” de los microorganismos gastrointestinales, sino que estas bacterias también pueden influir en nuestra percepción del mundo y alterar nuestro comportamiento.
No hay duda de que el cerebro y el sistema digestivo están muy bien conectados, por lo que, lógicamente, es importante mantener el sistema digestivo en óptimas condiciones para gozar de una sensación de bienestar.
Cómo mejorar nuestra salud intestinal
Lo que haces para cuidar tu salud general es lo mismo que debes hacer para cuidar tu salud intestinal. A continuación, te compartimos algunos consejos para comenzar:
- Incluye en tu dieta granos enteros y abundante fibra derivada de frutas y vegetales coloridos. La fibra mejora el equilibrio digestivo (¡lo cual se podría reflejar tu estado de ánimo!) y cierto tipo de fibra también ayuda al crecimiento de bacterias “buenas” de la microbiota.
- Mantente bien hidratado durante el día.
- Asegúrate de consumir probióticos con regularidad. Los alimentos fermentados como el yogur, tempeh o las verduras encurtidas ofrecen probióticos naturales que refuerzan la salud inmunitaria, ya que contrarrestan otras bacterias que pueden enfermarte.
- Haz ejercicio constante como parte de tu rutina.
Tomarte el tiempo de disfrutar tus comidas también ayuda. Cuando masticas a un ritmo pausado, comes menos y probablemente te sientas menos estresado, lo que significa que estarás enviando señales a tus “dos cerebros”. Cuando comes más lentamente, le das tiempo a tu tracto digestivo de enviar a tu cerebro la señal de saciedad, y a su vez, tu cerebro te envía una señal de relajación.
Fuente. Susan Bowerman, MS, RD, CSSD, CSOWM, FAND. Directora Sénior de Educación y Capacitación en Nutrición Mundial en Herbalife Nutrition