Guatemala. En el marco del Día de los Defensores del Medio Ambiente, esta historia, la de un vaso, una botella y dos regiones que se encuentran es el reflejo de lo que puede suceder cuando empresas guatemaltecas se unen por un mejor futuro.
En una habitación frente al mar, un huésped sirve agua en un vaso que no es como los demás. Es singular, es pesado, sólido, tiene una historia, ese vaso fue una botella. Una que, en otro contexto, habría terminado en el mar, en un basurero o en las orillas de algún río. Pero gracias a la empresa Gronn y a aliados estratégicos como Oceana Resort & Conventions, hoy es símbolo de transformación.
Desde hace tres años, Oceana, el resort más completo de la costa pacífica guatemalteca se unió a Gronn para dar una segunda vida al vidrio. Lo que comenzó como un gesto por el medio ambiente, se ha convertido en una historia de conexión entre territorios, de innovación y de turismo responsable.
El viaje del vidrio inicia en Oceana, donde cada semana se recolectan cuidadosamente botellas utilizadas por los huéspedes. En lugar de ser desechadas, estas botellas viajan hacia Antigua Guatemala, Sacatepéquez, donde el equipo de Gronn las corta, pule, hornea y transforma en vasos artesanales con diseños únicos.
Cada uno es distinto. Y todos, sin excepción, llevan consigo el mensaje de que sí es posible generar belleza a partir del residuo. Este esfuerzo conecta a dos mundos:
•La costa, con sus playas, su biodiversidad y un modelo turístico comprometido con el entorno.
•Las montañas de Antigua Guatemala, con su historia, su arte y el talento de sus artesanos.
Es una ruta de sostenibilidad que une comunidades, genera empleo local, fortalece la economía circular y fomenta cultura ambiental. Porque el detalle del vaso en la habitación del huésped habla de algo grande: una forma diferente de hacer las cosas.
Es así como la alianza entre Oceana y Gronn, ha evitado que más de 3 mil botellas de vidrio terminen como desecho y ha demostrado que, cuando se piensa en sostenibilidad desde el diseño de la experiencia, el impacto positivo es inevitable.
Fuente. Oceana Resort + Conventions