Con más de 600.000 bombillos, y una construcción a más de 180 metros bajo tierra se convierte en un destino imperdible para turistas internacionales durante diciembre.
Colombia. La Catedral de Sal de Zipaquirá, ubicada en el corazón de Colombia, se erige como un destino turístico internacional sin igual, donde la majestuosidad de la arquitectura subterránea y el legado cultural se fusionan para cautivar a visitantes de todos los rincones del mundo. Reconocida como la Primera Maravilla de Colombia y destacada como el segundo lugar de culto más impresionante
del planeta por Google, esta obra maestra, tallada a 180 metros bajo tierra, no solo es un símbolo de fe, sino también un emblema de la ingeniosidad humana. Su historia, que se entrelaza con las tradiciones salineras de los Muiscas y la evolución de la ingeniería moderna, convierte cada rincón en un viaje al pasado y cada espacio iluminado en una experiencia inolvidable. Explorar la Catedral de Sal es sumergirse en una maravilla histórica y cultural que trasciende fronteras y deja
una huella imborrable en el alma de quienes la visitan.
En el marco de la presente temporada navideña, en la que se espera un importante ascenso en el número de visitantes, la Catedral de Sal de Zipaquirá se ha vestido de gala, y con el encendido de un alumbrado de 600.000 bombillos y un árbol de 14 metros de altura, se prepara para vivir la época más especial del año; temporada en la que además ha añadido a su tradicional oferta un recorrido navideño nocturno que se extenderá hasta el 12 de enero.
Esta atractiva obra arquitectónica es el resultado del trabajo de 127 mineros y 110 talladores, que decidieron eregir el templo en medio de los socavones de una antigua mina salinera, empleando 250.000 toneladas de este mineral, que dan como resultado un lugar de culto que emerge de las profundidades de la tierra.
La Catedral de Sal de Zipaquirá iluminó los corazones de más de 5.000 asistentes al encender 600.000 bombillos LED en una deslumbrante ceremonia que marcó el inicio oficial de la Navidad. Este espectáculo de luces, considerado uno de los más impactantes del país, transformó tanto los majestuosos los espacios del icónico Parque del Minero, donde el monumental árbol de ceiba iluminado, símbolo de fortaleza y unión, se alzó como el epicentro de la celebración.
Además, los arcos, casas y carruajes decorativos también se encendieron, creando un recorrido mágico lleno de detalles luminosos que maravillaron a grandes y pequeños, resaltando la arquitectura única y la belleza natural del lugar. Cada rincón de este extraordinario espacio se llenó de destellos que transportaron a los asistentes a un mundo de fantasía navideña.
La gerente de la Catedral de Sal, Yenny Páez, destacó la importancia de esta tradición no solo como una atracción turística, sino como un espacio para renovar los valores de la Navidad.
«Encender estas luces simboliza la esperanza y la unión. Es un tributo a nuestras raíces y a la magia de compartir momentos inolvidables en un lugar tan emblemático como este», afirmó.
La celebración no solo brilló por las luces, sino también por la música y el espíritu festivo. Esta experiencia inolvidable reafirmó a la Catedral de Sal como un ícono navideño y cultural de talla mundial, llevando el espíritu de las festividades a nuevos niveles de esplendo.
Fuente. Catedral de Sal de Zipaquirá