Costa Rica. Su negocio arrancó ofreciendo transporte en buseta para los estudiantes de turismo del Colegio Universitario de Cartago en Santa Cruz, Guanacaste y se convirtió desde hace más de 32 años en la empresa Palo Verde Tours.
Una lancha y la cercanía al río Tempisque bastó para que doña Dalila Cascante emprendiera un negocio para generar experiencias a los turistas en Palo Verde y también un ingreso familiar, siendo hoy la agencia de viajes que atiende a más visitantes en la región.
Para hacerlo, compraron a pagos una lancha que mantienen en la propiedad familiar como recuerdo, la cual les permitió aprovechar las bellezas naturales del Parque Nacional Palo Verde y convertirla en una propuesta de un tour de hora y treinta minutos por el río Tempisque.
Hoy, con 70 años de edad, el empuje, el trabajo en familia y sus deseos de innovación, doña Dalila fue escogida como uno de los “Rostros del Turismo”, la serie audiovisual del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) que muestra el lado humano de los integrantes del sector de distintas zonas del país y quienes ante la peor crisis de la historia causada por la pandemia lograron continuar en pie de lucha.
Su historia se comparte en el marco de la celebración del Día de las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas que se celebra este 27 de junio, según las Naciones Unidas, y como un homenaje a los colaboradores y propietarios de las empresas turísticas de nuestro país que son pymes o mipymes y que conforman el 80% del sector.
Durante estos días, en los perfiles de Facebook, Instagram y el canal de Youtube del ICT, las personas conocerán la historia de doña Dalila, la de Rosa Iris Arguedas, encargada de iniciar con 23 mil colones la empresa de tours Paraíso Tropical Caño Negro o la de Merlyn Oviedo, fundador del Hotel Danta Corcovado Lodge, por citar algunos ejemplos.
“Palo Verde es muy importante en la vida personal y familiar, ha sido el espacio, el instrumento creado para bien de nuestra familia: fue pensado en ellos y más allá de la familia”, cuenta Cascante, quien está en el proceso de traspasar el negocio a sus hijas.
El principal motor que los llevó a fundar este tour operador fue la falta de fuentes de trabajo en Ortega de Bolsón, Santa Cruz, Guanacaste, donde viven y se ubica la empresa. Como parte de la innovación que caracteriza al sector turístico costarricense, hace casi siete años le agregaron un adicional a la oferta: la gastronomía.
Para esto, adaptaron el frente de su casa y la cochera, instalaron un fogón, mesas y sillas para ofrecerle a los visitantes la opción de un almuerzo típico guanacasteco preparado con productos cultivados en la finca familiar, pues don Marcelo Mendoza, esposo de doña Dalila, ha sido agricultor la mayor parte de su vida.
“Siempre hemos sembrado arroz, frijoles, plátanos, ayotes, todo lo tradicional y hace 16 años empezamos a sembrar lechuga, albahaca, chile dulce, chile jalapeño y, recientemente, estamos sembrando pitahaya”, cuenta orgullosa doña Dalila, quien recibe como respuesta de los turistas la palabra “amazing” (asombroso) luego de probar su comida.
El apoyo de su esposo ha sido vital, de hecho, don Marcelo, además de agricultor, se encargaba hace muchos años de organizar excursiones desde Santa Cruz a Golfito. Actualmente, dos de sus tres hijas trabajan en el proyecto de Palo Verde Tours, ellas han aprendido inglés para tener una mejor comunicación con los viajeros que los visitan, principalmente, desde los Estados Unidos o Canadá.
“Para la comunidad es una fuente de trabajo y para nosotros Palo Verde Tours es el chiquito que hemos criado, que ha servido para que nuestra familia pueda trabajar en una zona con mucha carencia de empleo”, señaló Dalila.
El primer tour que ofrecieron les generó susto porque no sabían si a la gente le iba a gustar, unido a ello, el camino era terrible, debían usar carretas y caballos en algunas ocasiones o ir caminando hasta el margen del río, sitio de inicio del recorrido.
Como en toda empresa, han existido momentos de quiebre y el más grande fue el ocasionado por la pandemia de la Covid-19, afectando no solo a la familia de doña Dalila, sino a sus proveedores, aún así, no pierden la sonrisa y tratan de innovar cada día, especialmente, porque en 10 o 15 años, Cascante ve el negocio en manos de sus hijas.
“Es posible emprender, cuando uno tiene sueños y los construye, sobre todo con el apoyo familiar en un marco de honestidad y respeto, además, es importante ese cariño con el que se hagan las cosas”, finalizó la ejemplar mujer.
Fuente. ICT