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Un reciente informe de la Cepal y la OIT asegura que esta división tiene su causa en los ‘patrones culturales’ que han llevado a las mujeres a dedicar más tiempo a las labores domésticas
Las mujeres en América Latina y el Caribe (ALC) destinan, en promedio, el triple de tiempo que los hombres a las labores domésticas, afirma la segunda edición del informe “Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe”, desarrollado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El documento, que fue publicado el pasado 9 de enero, detalla que el 50% de las mujeres se encuentran fuera del mercado laboral. Mientras que la tasa de participación laboral masculina supera el 75%. “Esta desigualdad se encuentra enraizada en los patrones culturales que han generado la división sexual del trabajo y, en gran medida, se reflejan en el trabajo de cuidados, que recae mayoritariamente en las mujeres”, justifica la investigación.
Se trata de una problemática que afecta principalmente el trabajo joven en ALC, en donde la tasa de fecundidad adolescente es la segunda más alta del mundo, con 61.3 nacidos vivos por cada 1,000 mujeres, de 15 a 19 años, para el quinquenio 2015-2020, según la Cepal. “Una de cada cinco niñas o adolescentes [en la región] se ha casado o unido antes de los 10 años”, plantea el organismo, lo que obstaculiza el acceso a una buena educación y al empleo remunerado. En promedio, las jóvenes entre los 15 y 19 años dedican cerca de 40 a 75 horas semanales al trabajo no remunerado, mientras que los hombres emplean entre 9 y 26 horas, dependiendo el país.
A esto hay que sumarle el impacto que la pandemia ocasionó en el mercado laboral juvenil. Las personas jóvenes experimentaron la mayor disminución en la tasa de ocupación y las más afectadas fueron las que tenían menor nivel educativo. “En el caso de las mujeres jóvenes, esta pérdida agudizó una tasa de ocupación que ya era reducida y bajó del 29% en el segundo trimestre de 2019, al 20% en igual trimestre de 2020”, plantea el escrito.
El paso a la educación a distancia también fue complejo para la población joven, especialmente la femenina, la cual tuvo que balancear sus ocupaciones domésticas y de cuidado, para poder estudiar, en una región que carece de la infraestructura tecnológica idónea, para el desarrollo de clases virtuales.
Estos datos contrastan cuando se analizan los logros académicos de hombres y mujeres jóvenes. Información de la OIT arroja que, para el 2020, el 67.4% de las mujeres, entre 20 a 24 años, provenientes de 18 naciones de ALC, tenían estudios secundarios frente al 60.9% de los hombres. Algo que también está presente en los estudios superiores, dado que las mujeres, en promedio, terminan más sus estudios universitarios, que los hombres.
Desde la Cepal ven en los nuevos dispositivos tecnológicos una oportunidad para cerrar estas brechas, dado que la digitalización y la innovación pueden producir nuevos puestos de trabajo, que reduzcan la dependencia de los hogares del trabajo no remunerado que realizan las mujeres.
El empleo juvenil
“Durante los últimos años, las economías de América Latina y el Caribe se han caracterizado por la desaceleración y el retroceso en la dinámica de crecimiento. Si bien las tasas de participación laboral han alcanzado niveles registrados antes de la pandemia, el ritmo de esta recuperación parece haberse estancado en cifras que distan de ser un resultado deseado, marcado por las amplias brechas de género y los altos niveles de informalidad que caracterizan a la región”, indica el informe.
Para finales de 2022, el porcentaje de mujeres, entre los 15 y 29 años que se encontraban ocupadas laboralmente era de 40.7% y la de las mujeres entre los 30 y 60 años, era del 64.1%, según el informe.
En relación con la participación laboral, la OIT estipula que, para 2022, el 67.8% de las mujeres adultas participaban laboralmente. Un porcentaje superior al 47.6% de participación laboral en mujeres jóvenes.
En el caso de los hombres, entre los 15 y 29 años, la ocupación laboral es del 59.1% y, entre los 30 y 60 años, esa ocupación pasa a ser de 89.2%. Sobre la participación laboral masculina, la Cepal apunta a que el 92.4% de los hombres adultos participan laboralmente. Mientras que, en los jóvenes, ese porcentaje es del 65.7%.
Análisis regional
Para finales de 2022, la realidad de las mujeres en ALC, entre los 15 y los 29 años, era la siguiente: el 28% de las mujeres se dedicaban exclusivamente a sus estudios; el 28% no estudiaba ni trabajaba; el 10% estudiaba y trabajaba y el 33% se dedicaba a su trabajo.
Estas cifras cambian cuando se trata de los hombres, entre los 15 y los 29 años. El 50% de los hombres se dedican exclusivamente a trabajar; el 25% a estudiar; el 11% hacían ambas cosas y el 14% ni estudiaba ni trabajaba.
En Panamá, la situación de las mujeres, entre ese rango de edad, para 2022, era la siguiente: el 25% se dedicaba al trabajo; el 25% no estudiaba ni trabajaba; el 38% se enfocaba en sus estudios y el 12% hacía ambas cosas. El 37% de las mujeres jóvenes estaban en edad de trabajar.
Del lado de los hombres, el 52% de los hombres trabajaba, el 11% de los varones estudiaba y trabajaba, el 7% no trabajaba ni estudiaba y el 30% solo estudiaba.
CEPAL
“Durante los últimos años, las economías de América Latina y el Caribe se han caracterizado por la desaceleración y el retroceso en la dinámica de crecimiento. Si bien las tasas de participación laboral han alcanzado niveles registrados antes de la pandemia, el ritmo de esta recuperación parece haberse estancado (…)”
Fuente: La Estrella de Panamá.