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Los sistemas agroalimentarios sufren el 23 % del impacto de las catástrofes naturales en todos los sectores, alertó hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), al resaltar que el cambio climático supone una «creciente amenaza» para ellos-
Se trata de una «carga económica considerable» ante la que «deben tomarse medidas para abordar sus vulnerabilidades», se indica en el informe ‘Pérdidas y daños en los sistemas agroalimentarios’ que publica este viernes la organización de la ONU en coincidencia con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima COP28 que se celebra en Dubái.
La FAO subraya la «necesidad crítica de realizar esfuerzos específicos para abordar las vulnerabilidades en el sector agroalimentario», ya que éste «empleó en 2020 a 866 millones de personas en todo el mundo y representa una facturación de 3, 6 billones de dólares».
«Los agricultores son resistentes y se han adaptado durante siglos a los cambios en su entorno. Son la mejor inversión para crear resiliencia y adaptarse al cambio climático», dijo el director general de la FAO, Qu Dongyu, en un comunicado.
En el informe se sostiene que la agricultura «no ha sido un foco principal en las discusiones sobre pérdidas y daños», a pesar de que «las comunidades que dependen de los sistemas agroalimentarios para su subsistencia se enfrentan actualmente a problemas graves, como la pobreza, la inseguridad alimentaria y el acceso limitado a los servicios».
Los datos de las evaluaciones posteriores a desastres realizadas entre 2007 y 2022 indican que estos sistemas sufrieron el 23 % del impacto total de las catástrofes naturales en todos los sectores.
«Las sequías causaron por sí solas el 65 % de las pérdidas del sector agrícola durante este periodo, lo que se tradujo en 3,8 billones de dólares de pérdidas en la producción agrícola y ganadera en los últimos 30 años», subraya la FAO.
Además, se prevé que los fenómenos climáticos causen aún más perjuicios, «afectando a los productividad, eficiencia y medios de vida de quienes dependen de los sistemas agroalimentarios».
Para dar solución a esta «creciente amenaza», los autores del informe señalaron la «necesidad apremiante» de «mejorar las metodologías e instrumentos para evaluar los efectos negativos del cambio climático».
Además, sostuvieron que los métodos existentes «a menudo no captan los fenómenos de aparición lenta y las dimensiones no económicas de las pérdidas y los daños».
«Poner en marcha el financiamiento para pérdidas y daños y, lo más importante de todo, distribuir fondos para pérdidas y daños será una prueba de fuego para el éxito en la COP28», sostuvo QU Dongyu.
Ante el futuro, se describen una serie de acciones para «mitigar el impacto de las pérdidas y daños» en los sistemas agroalimentarios y aboga por la «colaboración internacional y alianzas más fuertes».
También pone el foco en «mejorar la evaluación del riesgo climático, invertir en la recopilación de datos y la investigación, implementar medidas de adaptación, fortalecer la respuesta de emergencia».
Fuente: EFE.