Tras días de tensión, la Cámara de Representantes aprobó este sábado un proyecto de ley de financiación presupuestal temporal, que representa una instancia clave para evitar el cierre del gobierno.
La votación -a un día de la fecha límite- resultó con 335 votos positivos -209 demócratas y 125 republicanos- frente a 91 negativos -todos de la oposición más radical- y permitirá, así, mantener al país en funcionamiento bajo los niveles actuales del año en curso, durante otros 45 días. Esto sería hasta el 17 de noviembre.
Ahora, el proyecto será enviado al Senado para su aprobación aunque se prevé que obtenga la luz verde sin problema ya que allí hay presencia mayoritaria demócrata.
La propuesta, impulsada por el líder de la Cámara baja, Kevin McCarthy, cede en muchos de los temas más álgidos y, por tanto, presenta menos exigencias en cuanto a los recortes de gasto y excluye los envíos de ayuda a Ucrania -una cuestión prioritaria en la gestión de Joe Biden que ha despertado gran malestar entre los republicanos-. En su lugar, prevé la suba en USD 16.000 millones la ayuda federal para desastres, como los recientes incendios en Hawaii o los tornados en Florida.
“Haremos nuestro trabajo. Vamos a actuar con madurez y vamos a mantener al gobierno en operaciones”, declaró antes de ingresar al Congreso el líder republicano tras días de desencuentros que llevaron a insinuar la fuerte posibilidad de un cierre de las instituciones.
El resultado favorable de este sábado fue clave para evitar lo que podría haber sido una situación crítica en el país.
De no haberse alcanzado un acuerdo en la Cámara de Representantes -donde, en realidad, primaba el conflicto- Estados Unidos habría quedado al borde de un cierre parcial de sus tareas.
La fecha máxima para evitar este escenario era mañana, el 1 de octubre, día en que comienza a regir el nuevo año fiscal y cuando debe entrar en acción el nuevo plan.
Un shutdown, que ya ha ocurrido en pasadas presidencias, implica que el pago de cientos de miles de trabajadores federales se ve suspendido en tanto se resuelva la cuestión presupuestaria. Además, múltiples servicios y sectores quedan en pausa aunque otros esenciales, como el Ejército, están obligados a continuar en el cunplimiento de sus tareas sin goce de sueldo.
En total, unos 1.8 millones de trabajadores se verían afectados por este escenario, precisó la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales (AFGE).
En cuanto a la economía, este suceso generaría un impacto “negativo para el crédito” de la deuda soberana, amenazando su máxima nota y aumentando el riesgo de un alza en los costes de financiación.
También, el crecimiento del país se vería truncado en 0.2 puntos porcentuales por cada semana de duración.
Desde 1976, Estados Unidos pasó por 21 cierres de gobierno ante una falta de acuerdo en el Congreso.
El más largo de ellos fue en 2019, bajo la presidencia de Donald Trump, y duró 34 días. Previo a ello, con Barack Obama se había dado otro shutdown en 2013, cuando se debatía el Obamacare, y duró 16 días.
En 1995, Bill Clinton también se enfrentó a este escenario por 21 días aunque Jimmy Carter fue el mandatario que destacó en este terreno. Durante su único mandato, sufrió cinco de estos episodios: dos de ocho días y uno de 12 días en 1977, otro de 17 días en 1978 y un último de 11 días en 1979.
Fuente: La Página.