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Honduras. El papel de Honduras en la arquitectura de un nuevo orden subregional de integración global para constituir a Centroamérica en Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo, forjó el camino para la creación del SICA, donde al jurista internacional Roberto Herrera Cáceres, le correspondió entregar el proyecto negociado para su firma en ocasión de la Reunión de Presidentes Centroamericanos, en Tegucigalpa, el 13 de diciembre de 1991.
El pensamiento hondureño fue determinante en institucionalización del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) al servicio de la dignidad y bienestar de los pueblos centroamericanos. Los compromisos de los Estados miembros del SICA no se han cumplido por los sucesivos gobiernos y ello ha también afectado la funcionalidad sistémica de la institucionalidad y su eficacia integracionista en apoyo al desarrollo sostenible de los pueblos de cada Estado y al de la región en su conjunto.
Pensamiento y visión hondureña sobre Centroamérica
Desde el siglo XIX, el hondureño sabio científico, ideólogo y estadista José, Cecilio del Valle, redactor también del “Acta de Independencia de Centro América” visualizó nuestra subregión ubicada en la parte más ventajosa del continente americano cuyo destino dependería de ella misma, por lo que gozando de independencia absoluta podría ser emporio de comercio, tener una sociedad humanista con bien habida riqueza y poder y cuyo propósito fundamental debería ser afirmar la democracia contra la autocracia a la cual él se refirió muchas veces al pronunciarse contra el beneficio individual o de familia en gobiernos democráticos que deben buscar únicamente el bien común de los pueblos. Una subregión caracterizada por la defensa de la dignidad del hombre y la mujer, así como de los sectores oprimidos, y asegurada por una sólida base de independencia absoluta sobre la que se levante su ilustración, riqueza y prosperidad; una subregión que llegue a ser espacio de armonía y de equilibrio entre los otros países de América.”
En el siglo XX, luego de la experiencia de vida de los pueblos en la República Federal del Centro de América, y luego como Estados soberanos que impulsaron, por un lado, un proceso de integración económica y, por otro lado, un proceso político de integración por medio de la organización de Estados Centroamericanos, conocida como ODECA. Sin embargo, los pueblos centroamericanos no lograron avances significativos en bienestar común y en protección y promoción de la dignidad de todas las personas porque las personas que integraron los gobiernos actuaron desviada y paralelamente a la dirección señalada por sus respectivas constituciones y tratados, con la consecuencia de amplios sectores discriminados del disfrute de sus derechos humanos y del bienestar común. Ello provocó violencia en la subregión que pudo superarse mediante el Proceso de Esquipulas con el “Procedimiento para establecer la Paz firme y duradera en Centroamérica” y las Cumbres de Presidentes.
La cristalización de todo ese proceso subregional se verificó, el 13 de diciembre de 1991, mediante el tratado o Protocolo de Tegucigalpa que modifica la Carta de la ODECA, estableciendo un nuevo orden subregional con la constitución de la organización subregional que se denomina “Sistema de la Integración Centroamericana “que cumple 32 años de existencia, sin lograr aún su objetivo fundamental sobre la base del logro de los propósitos y principios expresamente establecidos para ello.
Papel de Honduras en la arquitectura de un nuevo orden subregional de integración global para constituir a Centroamérica en Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo.
Honduras desempeño un papel protagónico importante como generadora del diseño de la arquitectura para el nuevo orden subregional al servicio de la dignidad y el bienestar de los pueblos centroamericanos que luego se cristalizó en dicho Protocolo de Tegucigalpa. Diseño que me fue encomendado preparar por el Gobierno de Honduras, para servir de documento principal de trabajo en las negociaciones de los representantes de los Estados Centroamericanos, entre los cuales fui uno de ellos por Honduras, hasta concluir con el aludido tratado o Protocolo de Tegucigalpa, constituyendo el Sistema de la Integración Centroamericana. Me correspondió entregar el proyecto negociado para su firma en ocasión de la Reunión de Presidentes Centroamericanos, en Tegucigalpa, el 13 de diciembre de 1991. En las siguientes Reuniones de Presidentes tuvieron a bien elegirme inicialmente como Presidente de la Comisión Preparatoria de la entrada en funcionamiento del Sistema de la Integración Centroamericana y posteriormente como su Primer Secretario General.
El aporte de Honduras se inspiró en: la visión de nuestro Sabio Valle, la evolución positiva del constitucionalismo centroamericano, y los compromisos contraídos por los gobiernos en nombre de sus Estados en ocasión del desarrollo del Proceso de Esquipulas; incorporando novedades, tales como la creación de la Corte Centroamericana de Justicia y la inclusión. del Parlamento Centroamericano que ya estaba en funcionamiento. Pusimos así fin a la anterior situación de dispersión los sectores de la integración y diseñamos una integración global para el desarrollo sostenible de los pueblos de los Estados que integran la organización y de la subregión centroamericana, en su conjunto, sobre la base y en perspectiva del respeto, la tutela y promoción de los derechos humanos de nuestros pueblos centroamericanos, cuya participación política también aseguramos; y destacamos la necesidad de gobiernos democráticos en los países miembros que actuasen conforme al Estado de Derecho, incluyendo las obligaciones, principios y valores del Derecho Comunitario Centroamericano.
Todo en el marco del objetivo superior de la dignidad humana; la unidad e indivisibilidad de la democracia, el desarrollo, la libertad, la Paz, la justicia social y el Estado democrático de Derecho.; Incluimos asimismo un modelo de seguridad democrática o seguridad del pueblo para su bienestar por medio del desarrollo sostenible. Fue el primer instrumento convencional en hacerlo, en todo el mundo, y en el cual destacamos las nuevas amenazas como la pobreza, el subdesarrollo y aún, desde entonces, el tema de la corrupción que agregué a pesar de ser un tema que no había sido abordado antes en ninguna de las cumbres de presidentes pero que consideré que era históricamente necesario hacerlo para fomentar una lucha nacional e internacional contra ese mal público que históricamente se ha ensañado y afectado negativamente a los pueblos.
Posteriormente se concluyó tratados y declaraciones especiales que conforman instrumentos complementarios o actos derivados del Protocolo de Tegucigalpa, como el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica; la Alianza Centroamericana para el Desarrollo Sostenible; el Protocolo al Tratado General de Integración Económica Centroamericana, el Tratado de Integración Social Centroamericana.
A pesar de lo así regulado, desde hace treinta y dos años, el avance, como en el pasado, se ha producido más en la integración comercial o económica regional que en las demás áreas integracionistas. Lo que ha debilitado vitalmente al desarrollo integral de los pueblos centroamericanos y de la subregión centroamericana en su conjunto. Todo por falta de cumplimiento sistemático y diligente de los gobiernos de las obligaciones de sus respectivos Estados, conforme al Estado nacional y centroamericano de Derecho.
Lo que los pueblos esperan aún de los gobiernos de los Estados miembros del SICA
Para superar constructivamente esa situación: los gobiernos de los Estados miembros del SICA deben cumplir sus compromisos expresados en el Protocolo de Tegucigalpa que es actualmente la Constitución de la subregión centroamericana, junto con los tratados complementarios y actos derivados correspondientes.
Esos compromisos de los Estados obligan a los presentes y sucesivos gobiernos, a impulsar sus respectivos procesos de democratización interna, vigorizando el respeto, la tutela y promoción de los derechos humanos de sus respectivos pueblos, para avanzar progresivamente integrados en el proceso de desarrolle sostenible hacia un sistema regional de dignidad humana, bienestar común, justicia social en Centroamérica y transformarla en una Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo;
El medio para lograrlo es que, en cada uno de los Estados miembros, se fomente realmente la efectividad del proceso de democratización de los gobiernos; se sienta y evidencie actuaciones constantes que correspondan a los principios previstos de identidad y solidaridad centroamericanas; y que se mejore la coordinación interinstitucional y la eficacia y eficiencia en el funcionamiento de la institucionalidad del Sistema y su convergencia funcional dinámica para la integración y el desarrollo hacia el objetivo fundamental y propósitos del Sistema de la Integración Centroamericana SICA.
Las relaciones de los gobiernos de los Estados miembros del SICA y otros gobiernos de diferentes Estados continentales y extracontinentales deben guiarse también por el principio de la solidaridad de los Estados americanos, reafirmado en nombre de nuestros pueblos tal como lo expresa la Carta de la OEA; y por los principios de Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.
En resumen, importa saber valorizar nuestro objetivo fundamental de convertirnos en Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo, logrando un sistema regional de bienestar y justicia económica y social para los pueblos centroamericanos, la consolidación democrática de la gestión gubernamental de los Estados y el desarrollo pleno y armonioso de las personas y la sociedad en su conjunto
Para ello, se requiere reafirmar, con convicción, nuestra independencia, identidad y solidaridad centroamericana realzada, entre otras ventajas, por nuestra posición geoestratégica, riquezas, recursos naturales, servicios, diversidad biológica, preservación de ecosistemas y protección del medio ambiente. Aspectos que hacen de Centroamérica una arteria vital en la globalización, en la atracción de inversiones, la comunicación y la cooperación internacional con todos los Estados democráticos del mundo.
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