Guatemala. MAPFRE generó en 2024 una huella de carbono operativa de 52,866 tCO2e (toneladas de CO₂ equivalente) a nivel global, un 25% menos que en 2022. Esta cifra representa las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) derivadas de sus operaciones diarias, de las que cerca del 80%, es decir, 41,996 tCO2e, se ha compensado mediante proyectos de reforestación, deforestación evitada, agricultura regenerativa, gestión forestal mejorada y energías renovables.
Este descenso, que supone 15 puntos por encima del reto marcado para 2024 (10%), se debe al esfuerzo que realiza el Grupo para seguir avanzando hacia la descarbonización de la economía, no solo a través de la inversión y la suscripción, sino también con medidas para reducir la huella de su operación directa. Entre ellas, destaca la restricción del uso de combustibles fósiles, la utilización de fuentes de energía renovables, la sustitución de su flota de vehículos convencionales por híbridos o eléctricos, la reducción de los viajes de negocio y los desplazamientos de sus empleados a los centros de trabajo.
En Centroamérica, esta visión cobra especial relevancia, considerando que la región es altamente vulnerable al cambio climático y la pérdida de biodiversidad. En Guatemala, por ejemplo, el 40% del territorio está cubierto por bosques, pero cada año se pierden más de 18,000 hectáreas, según el Instituto Nacional de Bosques (INAB). Por ello, la participación activa de empresas con operaciones en la región, como MAPFRE, puede contribuir significativamente a frenar esta tendencia y promover prácticas sostenibles.
Evitar la deforestación
Un total de 10 países donde MAPFRE tiene actividad han participado en proyectos para compensar su huella de carbono operativa. Entre ellos, Estados Unidos, México y Puerto Rico. El proyecto tiene como objetivo proteger la biodiversidad de la zona y generar ingresos adicionales para las familias gracias a la implementación de prácticas agrícolas sostenibles. Con este proyecto se han compensado un total de 30,881 toneladas de carbono.
Perú y Brasil también han sido protagonistas por su participación en otros proyectos de deforestación evitada, con los que han compensado un total de 6,032 toneladas de carbono y con los que están contribuyendo a evitar la tala o destrucción de bosques, ayudar a los agricultores a la transición al cultivo sostenible y preservar la integridad ambiental de bosques tropicales de alta calidad.
Este tipo de iniciativas son especialmente pertinentes para Guatemala y otros países centroamericanos que poseen ecosistemas clave como la Selva Maya, uno de los principales pulmones de la región, compartido con México y Belice, y que enfrenta amenazas constantes por la deforestación y la agricultura no sostenible.
Restaurar ecosistemas agrícolas
La compañía también ha apoyado iniciativas de agricultura regenerativa, cuyo objetivo es ayudar a los agricultores a realizar la transición desde las prácticas agrícolas intensivas convencionales a la agricultura regenerativa, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) con prácticas para mejorar la salud del suelo, la biodiversidad y reducir el uso de fertilizantes. Con este proyecto, estos países han compensado un total de 2,139 toneladas de carbono de su huella operativa.
A nivel regional, existen oportunidades para replicar estas prácticas en países como Guatemala, donde el sector agrícola representa una proporción importante de las emisiones nacionales de GEI. La adopción de modelos de agricultura regenerativa no solo beneficiaría al medio ambiente, sino también a la productividad de los suelos en áreas clave como el Altiplano Occidental y la región del Corredor Seco.
Mejorar la gestión forestal
El resto de la huella se ha compensado con proyectos de gestión forestal mejorada cuyo objetivo es optimizar el uso sostenible de los bosques, conservar la biodiversidad, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, así como mejorar los beneficios sociales y económicos que proporcionan a la comunidad local.
La selección de todos estos proyectos se realiza conforme a la Estrategia Corporativa de Compensación de GEI, que prioriza proyectos de soluciones basadas en la naturaleza que fomentan la conservación y regeneración de la biodiversidad, además de generar un impacto positivo en las comunidades locales.
Fuente. MAPFRE