También deben programar los horarios para que alumnos no lleven más libros y cuadernos de lo debido
Costa Rica. Una familia de San Sebastián, al sur de san José, no pensó hace algunos años que tendrían que correr de la escuela al hospital con su hija Mariana, debido a que sufrió una parálisis facial.
En el centro médico les indicaron que se debió al cambio brusco de temperatura, pues la niña venía de jugar en el recreo bajo un intenso sol e ingresó al aula de cómputo, donde la temperatura era muy baja. Ella se recuperó a las semanas, pero como secuela sufre de periódicas migrañas, según explicó su padre José Segura.
La parálisis facial consiste en la incapacidad parcial o total de realizar movimientos musculares voluntarios en un lado de la cara. Se produce por una alteración en el nervio facial, que no transmite las órdenes nerviosas a la musculatura facial afectada.
Quien lo sufre va a tener una torcedura en la cara, se le puede paralizar el labio, no puede cerrar un ojo, tampoco sonreír y hablará con dificultad, a veces se cura y a veces no. Entre las causas están los golpes, infecciones y hay médicos que ven como una posible raíz, los cambios bruscos de temperatura.
“Por eso, en las instituciones educativas deben velar porque los estudiantes no se vean expuestos a estas variaciones térmicas, sobre todo en esta época de verano, pues los niños vienen de correr y sudar, la temperatura corporal sube y si luego entran a un aula fría como la de informática, pueden tener consecuencias”, aseguró el Dr. Gustavo Bustillo, médico general del Hospital Metropolitano.
Él recomienda que los niños estén hidratados para que el cuerpo compense internamente la temperatura corporal, también que dentro de las instalaciones no mantengan una temperatura por debajo de 23 grados y que, si van a un salón muy frío, que primero los dejen afuera de este por lo menos 10 minutos.
Por otra parte, el médico considera que también el centro educativo y las maestras deben velar porque los estudiantes no carguen más de lo debido en sus espaldas. “La mejor forma de hacerlo es organizando los cursos de manera que los niños sepan que materias tendrán al día siguiente y carguen solo lo necesario, para evitar contracturas, daños en la columna vertebral y dolor”, indicó Bustillo.
Además, explicó que un estudiante no debe cargar más del 10 por ciento de su peso, es decir, si pesa 50 kilos, su bulto no debe llevar más de 5 kilos, ya que eso puede ocasionar problemas a su salud.
Fuente. Periódico Digital Centroamericano y del Caribe