Guatemala. De acuerdo con Sandra Saez, Directora Internacional del Corporate Solution del Grupo Educativo ADEN, los entornos laborales desafiantes, cambiantes e inciertos vinculados a la pos pandemia y a los cambios constantes del mundo actual, someten a las personas a un estado de estrés casi permanente.
Este contexto requiere que las instituciones se focalicen sobre el cuidado de la salud emocional de los colaboradores, una responsabilidad compartida entre todos los miembros de una empresa.
Es importante que cada uno pueda detectar qué factores del entorno laboral les impactan, cómo accionar para atenuar los efectos nocivos y a su vez proveerse de espacios de recuperación personales u organizacionales, que les generen bienestar. Estos espacios les permiten atenuar el efecto dañino de la cronicidad de estados de inquietud y ansiedad frente a la incertidumbre.
Si consideramos procesos de estrés crónicos, es importante tener en cuenta que las consecuencias no sólo son emocionales sino también físicas. Entre las más comunes, se puede mencionar el insomnio, problemas cardíacos, circulatorios o digestivos. En la dimensión emocional, los colaboradores afectados por el estrés suelen estar más irascibles, tristes y ansiosos. Esto impacta directamente en sus vínculos generando a veces entornos de relacionamiento con cierta toxicidad, obstaculizando los procesos de aprendizaje y crecimiento, lo que, sin dudas, repercute en forma directa en el rendimiento laboral.
Estos contextos y síntomas no deberían “normalizarse” siendo importante, en primer lugar, reconocerlos para poder atenderlos y trabajar preventivamente tanto personal como organizacionalmente.
Es importante considerar que, por ejemplo, trabajar para posibilitar climas organizacionales más saludables, hoy está vinculado con la reputación de la empresa, pudiendo impactar en la atracción y retención del talento de manera significativa. El mayor porcentaje de las personas que deja sus puestos de trabajo, argumentan por ejemplo, no sentirse escuchados ni respetados. Incluso para las generaciones más jóvenes, valores como la inclusión, el respecto, el cuidado del ambiente, no son negociables a la hora de elegir un lugar para trabajar.
Por último, es importante contar con una Cultura organizacional representada por la “coherencia” entre lo que se valora desde lo discursivo y lo que realmente pasa en las acciones cotidianas. Comprometerse con generar entornos más saludables, promover el bienestar de los colaboradores, es un desafío de co-construcción y co-gestión, entre la empresa y los individuos. Esto hoy es estratégico, porque impacta en competencias indispensables para gestionar en tiempos de incertidumbre para tener mejores resultados y, lo más importante, nos ayuda a recuperar nuestra esencia como humanos en el camino. “Hoy el éxito de los negocios se vincula con el bienestar de las personas, y eso es algo que tenemos que cuidar”.
Fuente. ADEN International Business School