Guatemala. En el vibrante telón de la América Latina contemporánea, marcado por su diversidad cultural y desafíos sociales, se alza una problemática que ha tomado protagonismo en los últimos tiempos: la educación de los niños y adolescentes. En el continuo esfuerzo por construir un futuro prometedor, la región enfrenta retos considerables en el ámbito educativo, y más aún después de la impactante llegada de la pandemia del COVID-19.
Según datos recopilados por organismos internacionales, la población estudiantil en el rango de 0 a 14 años se estima en más de 166 millones de individuos, un grupo heterogéneo que abarca desde los primeros años de preescolar hasta los últimos grados de la educación básica (UNICEF, 2012).
Guatemala tiene sus propios retos presentes, hasta 2019 el Ministerio de Educación (MINEDUC) y el Instituto Nacional de Estadística destacan que hay 5,899,526 estudiantes en edad escolar. Pero algo muy importante es que cerca de 187 mil niños y adolescentes que se inscribieron en un centro educativo en el 2021 no concluyeron el ciclo escolar. La deserción escolar representa un aumento del 71.6 por ciento con relación al año anterior, cuando el reporte era de 108 mil 791 escolares que abandonaron el sistema educativo, son los datos más recientes que registra el Anuario Estadístico de la Educación de Guatemala del Ministerio de Educación (Mineduc) (Olá, 2022).
Otra fuente de datos es la tan esperada prueba PISA de la OCDE en su edición de 2022. Esta edición es relevante al hacer la comparativa de la última versión de 2018 (es decir, el impacto educativo post-p.) Entre los descubrimientos podemos notar algunos datos sobresalientes:
En Guatemala, 5190 estudiantes de 290 escuelas completaron la evaluación en matemáticas, lectura o ciencias, lo que representa alrededor de 168 500 estudiantes de 15 años (un 48% estimado de la población total de estudiantes de 15 años) (OCDE, 2022).
Durante el período más reciente (2017 a 2022), la brecha entre los estudiantes con las puntuaciones más altas (10% con las puntuaciones más altas) y los estudiantes con las más bajas (10% con las puntuaciones más bajas) no cambió cambiado significativamente en matemáticas, lectura y ciencias. En matemáticas, el rendimiento se mantuvo cerca de los niveles anteriores, tanto para los alumnos de alto rendimiento como para los de bajo rendimiento. En comparación con 2017, la proporción de estudiantes con puntuaciones por debajo de un nivel básico de competencia (Nivel 2) no cambió significativamente en matemáticas, lectura y ciencias.
¿Qué pueden hacer los estudiantes de Guatemala con respecto a Matemáticas?
El informe sigue reportando que el 13% de los alumnos alcanzó al menos el nivel 2 de competencia en matemáticas, una cifra significativamente inferior a la media de los países de la OCDE (media de la OCDE: 69%). Como mínimo, estos alumnos pueden interpretar y reconocer, sin instrucciones directas, cómo puede representarse matemáticamente una situación sencilla (por ejemplo, comparar la distancia total a través de dos rutas alternativas, o convertir precios a una moneda diferente) (OCDE, 2022)
El reto hacia el futuro: 2040
En consideración con estos datos sabemos que el reto más importante tejer las acciones para afrontar desde muchos sectores esta situación. De acuerdo con la UNESCO en Guatemala solo el 2.6% de estudiantes incursionan a estudios universitarios (UNESCO, 2018) y los que llegan a graduarse es aún un porcentaje menor. Cercanos a 2040 nos enfrentaremos a retos importantes donde una generación tomará decisiones acerca de su vida futura de manera individual, al mismo tiempo una generación incursionará activamente en la construcción del país. Podemos dejar pasar este momento o bien tomar acciones desde muchos frentes.
La agenda educativa 2040: Una educación enfocada en desarrollo de habilidades.
Ya en 2018 se publicaba un reporte respecto a las habilidades necesarias frente a los trabajos del futuro y como la inteligencia artificial y la automatización serían realidades en un tiempo cercano. (Oxford Insigths, 2018)
Es por lo que la propuesta educativa debe estar centrada en el individuo y su desarrollo de potencial. Es decir, el conocimiento debe ser el vehículo y no el fin en sí mismo. En habilidades y no en información. Debemos dejar de ver a los estudiantes como cajas vacías que necesitan ser llenadas para comenzar a ver el desarrollo de capacidades nuevas y el descubrimiento de su ilimitado potencial.
La agenda educativa podría estar orientada en el desarrollo de estas habilidades:
1.Desarrollo del Pensamiento Matemático.
El pensamiento matemático es una habilidad fundamental que va más allá de manipular números. Implica la identificación de patrones y relaciones en datos diversos, proporcionando una visión profunda de fenómenos y conexiones abstractas. Además, destaca en la resolución de problemas, no limitándose a la aplicación de fórmulas, sino empleando un enfoque analítico y creativo para abordar desafíos complejos. Esta habilidad cultiva la atención al detalle y la precisión, siendo esencial tanto en contextos académicos como cotidianos.
2.Enfoque en habilidades fundamentales del siglo: la educación se centra cada vez más en el desarrollo de habilidades, como el pensamiento crítico, la creatividad y la comunicación efectiva. Estas habilidades son consideradas fundamentales para que los estudiantes prosperen en un entorno laboral dinámico y resuelvan problemas complejos en la sociedad actual.
3.Integración de tecnologías emergentes: las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, la realidad virtual y aumentada, están siendo integradas de manera progresiva en las aulas para mejorar la experiencia de aprendizaje. La gamificación y la personalización del aprendizaje son estrategias que aprovechan estas tecnologías para adaptarse a las necesidades individuales de los estudiantes, permite una experiencia educativa más enriquecedora y alineada a las demandas cambiantes del entorno laboral.
4.Aprendizaje autónomo y responsable: estas cualidades de aprendizaje se consideran aún más cruciales, ya que preparan a los estudiantes para aprender de manera continua y enfrentar desafíos con confianza. Kumon destaca la importancia de un enfoque educativo integral que también se centre en el crecimiento personal, la educación debe nutrir la mente y el corazón, fomentando valores como la perseverancia, la responsabilidad y la empatía.
5.Aprendizaje continuo y flexibilidad: la educación hoy debe reconocer la importancia del aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida. La flexibilidad en los programas educativos, la educación en línea y la capacitación profesional continua son herramientas esenciales para permitir a las personas adaptarse a las demandas cambiantes del mercado laboral.
Fuente. Héctor Barrera- Kumon