Adoptar medidas humanitarias urgentes para salvar vidas y establecer medios de subsistencia para prevenir la inanición y la muerte en los países donde existe un alto riesgo de que se agrave el hambre aguda entre junio y noviembre de 2023, fue el llamado al que se unieron la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA).
Esta acción es parte del informe “Puntos críticos con respecto al hambre: alertas tempranas sobre la inseguridad alimentaria aguda” que publicaron ambos organismos.
Hasta el momento, la alerta temprana de las Naciones Unidas establece que la magnitud y gravedad de la inseguridad alimentaria aguda podría aumentar en “18 puntos críticos” con respecto al hambre en 22 países en total.
Las preocupaciones están centradas en que el fenómeno de El Niño aumente el temor de que se produzcan fenómenos climáticos extremos en países vulnerables, y tomando en cuenta que los meteorólogos pronostican que El Niño comenzará a aparecer alrededor de mediados de 2023 y que podría azotar a zonas del Sahel y el Cuerno de África.
El director general de la FAO, QU Dongyu, dijo que se deben proporcionar intervenciones agrícolas inmediatas y urgentes para sacar a las personas del umbral del hambre, ayudarlas a reconstruir sus vidas y ofrecer soluciones a largo plazo para abordar las causas profundas de la inseguridad alimentaria. Consideró que la inversión en la reducción del riesgo de catástrofes en el sector agrícola puede brindar importantes dividendos en términos de resiliencia y debe ampliarse.
“Si queremos alcanzar la seguridad alimentaria mundial para todos, garantizando que nadie se quede atrás, las trayectorias en las que todo sigue igual ya no son una opción”, aseguró Dongyu.
La directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, por su parte, señaló que el informe deja “claro” que se debe actuar “ahora” para salvar vidas, ayudar a la gente a adaptarse a un clima cambiante y, en última instancia, prevenir una hambruna.
“No solo hay más personas que padecen hambre en más lugares del mundo, sino que la gravedad del hambre que enfrentan es peor que nunca. Los resultados serán catastróficos”, advirtió McCain.
El informe menciona que las perturbaciones económicas y los factores de tensión siguen impulsando el hambre aguda en casi todos los puntos críticos. Estos riesgos están relacionados en gran medida con las repercusiones socioeconómicas de la pandemia del coronavirus y los efectos en cadena de la guerra en Ucrania.
Además, prevé que en los próximos meses los precios mundiales de los alimentos sigan siendo elevados en comparación con los niveles históricos, por lo que no será probable que disminuyan las presiones macroeconómicas en los países de ingresos bajos y medianos.
“Esto significa que la consiguiente caída del poder adquisitivo afectará negativamente al acceso de las familias a los alimentos en los próximos meses, en muchos puntos críticos”, se lee en el informe.
Afganistán, Nigeria, Somalia, Sudán del sur y Yemen permanecen en el nivel de máxima alerta. Haití, el Sahel (Burkina Faso y Malí) y Sudán han pasado a un nivel de máxima preocupación.
En esta edición, Etiopía, Kenya, Pakistán, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo y la República Árabe Siria se consideran puntos críticos muy preocupantes, y la alerta se ha extendido también a Myanmar, el Líbano, Malawi y América Central (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua).
Para evitar un mayor deterioro del hambre y la malnutrición aguda, el informe establece recomendaciones específicas para cada país. Puntualiza en que la acción humanitaria será fundamental para prevenir la inanición y la muerte, especialmente en los puntos críticos de máxima alerta.
Destaca la importancia de reforzar la acción preventiva en la asistencia humanitaria y para el desarrollo, a fin de garantizar que los peligros previsibles no se conviertan en catástrofes humanitarias de gran magnitud.
Fuente: La Estrella de Panamá.