El secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Manuel Salazar-Xirinachs, advirtió que mujeres, jóvenes, personas con discapacidad, en situación de pobreza, afrodescendientes, pueblos indígenas y otras poblaciones que se encuentran en la intersección de los ejes estructurantes de la matriz de la desigualdad social, son los que enfrentan mayores obstáculos y barreras de inclusión laboral.
El máximo representante de la Cepal se refirió al respecto en la inauguración del tercer seminario regional de desarrollo social: Promover la inclusión laboral como una forma de superar las desigualdades y la informalidad en América Latina y el Caribe, que se celebra en la sede principal de la Cepal en Santiago, Chile.
En el foro, organizado por la Cepal en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, la Cooperación Alemana y la Fundación Ford, autoridades, académicos y funcionarios internacionales coincidieron en que las políticas de inclusión laboral, en combinación con políticas de desarrollo productivo y protección social son clave para reducir las desigualdades y la alta informalidad en América Latina y el Caribe.
“Para la Cepal, la inclusión laboral es un objetivo del desarrollo social inclusivo que busca que todos los integrantes de la fuerza laboral puedan acceder a trabajos decentes que aseguren niveles adecuados de remuneración y cobertura en protección social”, afirmó Salazar-Xirinachs.
En este sentido, el director general de la Organización del Trabajo, Gilbert Houngbo, dijo que se necesitan políticas de mediano y largo plazo que promuevan la diversificación económica, la mejora de la educación formal, el desarrollo de habilidades, la correspondencia entre la oferta y demanda de empleo y la anticipación para mejorar la empleabilidad y la productividad de los trabajadores.
Las medidas de protección social sostenibles y las instituciones laborales sólidas, además “son cruciales” para crear un campo de juego seguro y justo, resaltó Houngbo, quien reafirmó el compromiso de la OIT de trabajar conjuntamente con la Cepal en estos ámbitos.
“A menos que se tomen acciones concretas y coordinadas en múltiples niveles ahora, las desigualdades en el mundo laboral solo empeorarán”, apuntó Houngbo, en un contexto en que, según la Cepal, la pandemia desencadenó la mayor crisis que han experimentado los mercados laborales de América Latina y el Caribe desde 1950.
En 2020, durante la pandemia, la creación de empleo cayó 8,2%, siendo la única caída registrada en los últimos 70 años. Entre 2014 y 2023 la tasa de crecimiento del número de ocupados será de 1,26%, en comparación con un 3,2% en la década perdida de 1980. Entre 2002-2014, el mercado laboral fue clave para reducir la pobreza y la desigualdad, entre otros factores debido a procesos de formalización, indica la comisión regional de las Naciones Unidas.
“En 2020, durante la pandemia, la creación de empleo cayó 8,2%, siendo la única caída registrada en los últimos 70 años. Entre 2014 y 2023 la tasa de crecimiento del número de ocupados será de 1,26%, en comparación con un 3,2% en la década perdida de 1980”
A partir de 2015, esta tendencia cambió y se deterioró sustantivamente con la pandemia, donde se evidencia una profundización de las desigualdades. De acuerdo con datos de la Cepal, en 2022, 81,7 millones de personas entre 15 y 59 años (28%), de 9 países de la región, se encontraban fuera del mercado laboral. De ese total, 57,1 millones eran mujeres (70%).
Por tanto, la inclusión laboral, guiada fundamentalmente por los ministerios del Trabajo, pero altamente determinada por los procesos y políticas de desarrollo productivo, es un componente esencial de cualquier estrategia para enfrentar la desafiante situación social y laboral en la que están los países latinoamericanos y caribeños, enfatizó el secretario de la Cepal, Salazar-Xirinachs. Además, dijo estar consciente de que “no será posible crear un mejor futuro del trabajo, sin crear un mejor futuro de la producción, y viceversa. Son dos caras de la misma moneda”.
Fabio Bertranou subrayó, por su parte, que “América Latina y el Caribe enfrenta nuevamente una coyuntura particular y difícil en materia de políticas de trabajo decente, que requiere de un entorno productivo que impulse la productividad y las oportunidades para el desarrollo sostenible”. El futuro de la producción y del trabajo son dos caras de la misma moneda, por lo que se debe trabajar íntegradamente, coincidió.
Por su parte, la representante del BMZ de Alemania, Gundula Weitz, aplaudió la larga trayectoria de cooperación de Alemania con la Cepal y los países de América Latina y el Caribe, y resaltó la realización del seminario regional como plataforma de intercambio de experiencias.
En este sentido, Weitz lamentó que el proceso de recuperación económica de América Latina y el Caribe esté marcado por la generación de ocupaciones informales, en una región con más de 40% de informalidad laboral.
El embajador Jostein Leiro también resaltó la cooperación a largo plazo que Noruega lleva a cabo con la Cepal y los países de América Latina y el Caribe, y aseveró que “el trabajo decente para mujeres y hombres es clave para el desarrollo social y económico, y representa la puerta principal para la igualdad, la integración social y el fin de la pobreza”.
Mientras que el representante de la Fundación Ford, Javier Ciurlizza, comentó que en América Latina y el Caribe ha habido muchas promesas “incumplidas”. Indicó que “la de la inclusión laboral es sin duda una de ellas. Pero resulta evidente que el agregado de estas promesas incumplidas erosiona la credibilidad de los modelos, erosiona la credibilidad de los sistemas e incluso erosiona el sistema de creencias”.
Fuente: La Estrella de Panamá.