“Para 2023 se espera una fuerte ralentización económica, mayor que en el resto del mundo”, vaticinaron Jens Arnold, Aida Caldera, Priscilla Fialho, Paula Garda, Alberto González Pandiella, Michael Koelle, Alessandro Maravalle, Adolfo Rodriguez-Vargas y Elena Vidal, de Departamento de Economía, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde).
Las previsiones de desaceleración económica de la Ocde se suman a las dadas por organismos internacionales, en un contexto de crecientes incertidumbres externas y restricciones internas. El Banco Mundial, proyectó a inicios de este mes de junio un crecimiento en la región de 1,5%; la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) espera un 1,2%; y el Fondo Monetario Internacional (FMI) un 1,6%.
“América Latina está volviendo a la senda de bajo crecimiento que tenía antes de la covid-19”, afirmaron los autores del artículo titulado “América Latina: Estabilidad fiscal y equidad, un camino compartido hacia el progreso”.
Se estima que las economías de la Ocde crecerán un 1,4% en promedio en 2023, el PIB de los siete países de América Latina aumentará un 1,5%. Para 2024 se prevé una mejora, las economías de América Latina repuntaran ligeramente hasta un 1,7% en promedio, por encima del crecimiento promedio de las economías de la Ocde, (1,4%).
Los factores que influyen
De acuerdo con la Ocde, el panorama poco alentador está acompañado de una elevada incertidumbre y de riesgos domésticos y externos inusualmente altos.
“Un crecimiento mundial menor de lo previsto, especialmente en Estados Unidos y en China, acompañado de una inflación más persistente de lo esperado que implique una política monetaria más restrictiva en el mundo y en la región, claros representan riesgos a la baja”, advirtieron.
Así las razones a las que se atribuye esta desaceleración están relacionadas a una demanda externa que pierde dinamismo y a un consumo doméstico golpeado por la pérdida del poder adquisitivo de los hogares, como consecuencia de elevadas tasas de inflación y del endurecimiento de las condiciones financieras, entre otros.
En términos domésticos, otra razón que menciona es la frecuencia de eventos climáticos severos que se han incrementado debido al cambio climático. “Lo mismo sucede con las tensiones sociales que fueron exacerbadas por la pandemia y con las recientes presiones inflacionarias”, apuntan.
Inflación empieza a moderarse
El informe también indica que la inflación se ha ido moderando gradualmente en la mayoría de los países después de alcanzar niveles históricos, gracias a la rápida y fuerte subida de las tasas de política monetaria y menores precios globales de combustibles y alimentos.
Y aunque los buenos niveles de liquidez y capitalización en el sector bancario permitieron que las recientes turbulencias internacionales tuvieran un impacto mínimo en los países de la región, según la Ocde, el endurecimiento de las condiciones financieras a nivel global, junto con los signos de inestabilidad en el sector bancario internacional, podrían causar salidas de capitales y un repunte de la aversión al riesgo, junto a volatilidad de los tipos de cambio y del coste de financiación.
Cuentas públicas y protección a los vulnerables
Indican además que la situación fiscal permanece “frágil” en la región. Si bien los déficits fiscales disminuyeron en 2022, la deuda pública sigue históricamente elevada y la carga de intereses ha aumentado, siendo ésta muy sensible al endurecimiento de las condiciones de financiación globales. Todo ello junto con un crecimiento débil, según los analistas de la Ocde, plantea “riesgos” para la sostenibilidad fiscal, por lo que proseguir la consolidación fiscal es crucial para restaurar la confianza de los mercados y reducir los costes del servicio de la deuda a la vez que se enfatiza el gasto social para apoyar a los pobres y hacer frente a las necesidades crecientes en educación, sanidad y protección social.
“Alcanzar estos objetivos requerirá la movilización de ingresos de manera progresiva, favorable al crecimiento y equitativa. Los programas de transferencias de apoyo social en un contexto de alta inflación deben ser temporales y focalizados hacia los más vulnerables y reducir los incentivos a la informalidad”, puntualizaron.
Fuente: La Estrella de Panamá.