Economistas de la ONU advirtieron el miércoles de que es probable que las crisis entrecruzadas por las que están atravesando la mayoría de los países añadan más daños a la economía mundial, con un crecimiento que se ralentizará desde el 3% previsto en 2022 al 1,9% de este año.
Esta será una de las tasas de crecimiento más bajas de las últimas décadas, aparte de la registrada durante la crisis financiera de 2007-2008 y la del apogeo de la pandemia del COVID-19.
«En la mayoría de los países esperamos que el consumo privado y la inversión se debiliten debido a los ingresos y al aumento de las tasas de interés», auguró Ingo Pitterle, economista del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA) al presentar el informe Situación y perspectivas de la economía mundial en 2023. «Varios países experimentarán una leve recesión antes de que se prevea un repunte del crecimiento en el segundo semestre de este año y en 2024».
Las conclusiones del informe se producen en el contexto de la pandemia, la guerra desatada por Rusia en Ucrania, que ha generado las consiguientes crisis alimentaria y energética y contribuir al aumento de la inflación, el endurecimiento de la deuda y la emergencia climática.
A corto plazo, las perspectivas económicas son sombrías e inciertas, aunque se prevé que el crecimiento mundial repunte moderadamente hasta el 2,7% en 2024.
Sin embargo, esto depende en gran medida del ritmo y la secuencia del endurecimiento monetario ocasionado por la subida de los tipos de interés, las consecuencias de la guerra en Ucrania y la posibilidad de que se produzcan nuevas interrupciones en la cadena de suministro.
Se necesitan medidas fiscales más contundentes
El informe advierte de que los resultados también amenazan la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
«No es el momento de pensar a corto plazo ni de aplicar una austeridad fiscal visceral que exacerbe la desigualdad, aumente el sufrimiento y pueda alejar aún más el logro de los Objetivos de Desarrollo. Estos tiempos sin precedentes exigen una acción sin precedentes», dijo António Guterres, Secretario General de la ONU al darse a conocer el informe.
«Esta acción incluye un paquete de estímulo transformador de los Objetivos de Desarrollo, generado a través de los esfuerzos colectivos y concertados de todas las partes interesadas», añadió.
Perspectivas económicas sombrías
Según el informe, tanto los países desarrollados como los países en desarrollo se ven amenazados por las perspectivas de recesión durante este año.
El impulso del crecimiento se debilitó significativamente en Estados Unidos, la Unión Europea y otras economías desarrolladas en 2022. Esto afectó negativamente al resto de la economía mundial de múltiples maneras.
El endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, unido a la fortaleza del dólar, exacerbó las vulnerabilidades fiscales y de deuda de los países en desarrollo.
El análisis reveló que más del 85% de los bancos centrales de todo el mundo endurecieron su política monetaria y subieron los tipos de interés en rápida sucesión desde finales de 2021, para controlar las presiones inflacionistas y evitar una recesión.
Se prevé que la inflación mundial, que alcanzó un máximo de varias décadas de alrededor del 9% en 2022, disminuya, pero se mantenga elevada en el 6,5% en 2023.
Menor recuperación del empleo y aumento de la pobreza
Según el informe, la mayoría de los países en desarrollo experimentaron una recuperación más lenta del empleo en 2022 y siguen enfrentándose a niveles relativamente altos de desempleo.
Las pérdidas desproporcionadas de empleo femenino durante la fase inicial de la pandemia no se han invertido totalmente, y las mejoras se deben principalmente a la recuperación del sector informal.
La ralentización del crecimiento, unida a la elevada inflación y a la creciente vulnerabilidad de la deuda, amenaza con hacer retroceder aún más los logros en materia de desarrollo sostenible conseguidos con tanto esfuerzo, advierte el informe.
El citado Departamento de la ONU señala que, ya en 2022, el número de personas que sufren inseguridad alimentaria aguda se ha más que duplicado en comparación con 2019, alcanzando casi los 350 millones.
Un período prolongado de debilidad económica y de lento crecimiento de los ingresos no sólo obstaculizaría la erradicación de la pobreza, sino que también limitaría la capacidad de los países para invertir en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que este año tocan a su ecuador, de manera más amplia, afirma.
«La comunidad mundial debe redoblar sus esfuerzos conjuntos para evitar el sufrimiento humano y apoyar un futuro inclusivo y sostenible para todos», declaró Li Junhua, secretario general adjunto del DAES.
La cooperación internacional es clave
El informe pide a los gobiernos que eviten la austeridad fiscal, que ahogaría el crecimiento y afectaría desproporcionadamente a los grupos más vulnerables, además de obstaculizar el avance en la igualdad de género y las perspectivas de desarrollo, durante generaciones.
También hace un llamamiento a la reasignación y el replanteamiento de prioridades en la política de gasto público, mediante intervenciones directas que creen empleo y revitalicen el crecimiento.
Para ello será necesario reforzar los sistemas de protección social y garantizar un apoyo continuado a través de subsidios específicos y temporales, transferencias de efectivo y descuentos en las facturas de los servicios públicos, y puede complementarse con reducciones de los impuestos sobre el consumo o de los derechos de aduana, afirma.
El informe señala que las inversiones públicas estratégicas en educación, sanidad, infraestructura digital, nuevas tecnologías y mitigación del cambio climático y adaptación al mismo pueden lograr grandes beneficios sociales, acelerar el crecimiento de la productividad y reforzar la resiliencia a las crisis económicas, sociales y medioambientales.
Y estima que las necesidades adicionales de financiación de los Objetivos de la Agenda 2030 en los países en desarrollo ascienden a varios billones de dólares al año.
El informe advierte de que se necesita urgentemente un mayor compromiso internacional para ampliar el acceso a la ayuda financiera de emergencia, reestructurar y reducir la carga de la deuda en los países en desarrollo y ampliar la financiación de los Objetivos de Desarrollo.
Fuente: ONU.