La región ha experimentado un auge en las tecnologías digitales, sin embargo, la presencia de las mujeres en la industria “tech” ha quedado rezagada.
En la última década, el sector tecnológico ha tenido una de las mayores historias de éxito en América Latina; entre 2023 y 2024 se estima que el comercio electrónico creció un 25% y se proyecta un crecimiento del 19% en los próximos tres años. Sin embargo, aunque el crecimiento de la industria ha aumentado la participación del talento femenino en roles de tecnología, la brecha de género sigue siendo amplia según el reciente artículo de McKinsey & Company.
Según el estudio, realizado en colaboración con Laboratoria a líderes de tecnología y empresas latinoamericanas, el año 2022 marcó un punto de inflexión: la equidad de género no solo se estancó, sino que comenzó a retroceder por primera vez desde 2016. Actualmente, los hombres reciben casi cinco veces más ascensos que las mujeres en roles gerenciales y solo el 20% de las contrataciones para puestos de liderazgo en empresas tecnológicas han sido para mujeres en los últimos tres años. Cerrar la brecha de género podría beneficiar a las organizaciones en todos los sectores, por lo que entender el problema estructural y cómo abordarlo es clave; para hacerlo, McKinsey comparte las siguientes reflexiones:
Las mujeres ingresaron de forma desproporcionada al sector tecnológico
El auge tecnológico ha generado un aumento significativo en el interés por empleos en el sector, especialmente entre las mujeres. De las personas encuestadas en el estudio, el doble de mujeres (que de hombres) reportaron un cambio de carrera hacia roles tecnológicos. Es decir, provienen de disciplinas no tecnológicas como ciencias sociales, administración, economía, educación y salud.
Sin embargo, a pesar del gran número de mujeres que hicieron una transición a roles tecnológicos, McKinsey afirma que ellas siguen siendo una minoría en la fuerza laboral tecnológica de la mayoría de las empresas. Según la firma, es probable que esto se deba a estereotipos de género y sesgos culturales sobre los roles “adecuados” para cada género, lo que desincentiva a las mujeres y genera una escasez generalizada de profesionales femeninas con habilidades técnicas especializadas, perpetuando así, la brecha de representación y de oportunidades de crecimiento dentro de la industria.
El desequilibrio de género empeora en niveles más altos
De acuerdo con el estudio, la brecha de género se amplía a medida que se asciende en la jerarquía, lo cual, subraya la importancia de eliminar las barreras que limitan el avance de las mujeres hacia roles de liderazgo. En puestos iniciales, la mayoría de las empresas reporta que las mujeres representan entre el 20% y 40% de su fuerza laboral, mientras que en puestos de alta dirección, representan en promedio entre el 0% y el 30%.
En la encuesta realizada, solo alrededor del 50% de las empresas cuentan con políticas para reducir la brecha de género como equidad salarial, apoyo en licencias de maternidad y opciones de trabajo flexible. Considerando que tradicionalmente las mujeres asumen una mayor carga en el cuidado de los hijos, el trabajo doméstico y otras responsabilidades, la ausencia de políticas activas para reducir la brecha de género limita sus oportunidades, especialmente conforme ascienden en su carrera. Para McKinsey, este tipo de programas podría mejorar significativamente la experiencia de las mujeres en roles tecnológicos y contribuir a que el sector en América Latina sea más inclusivo y acogedor.
Solo un tercio de las personas que se postulan a roles tecnológicos son mujeres
Según la encuesta realizada, las tasas de contratación después de las entrevistas son similares para mujeres y hombre en empresas de todos los tamaños, lo cual, indica que en igualdad de condiciones, las mujeres tendrían las mismas oportunidades de ser contratadas que sus colegas hombres. Sin embargo, el problema principal es que solo un tercio de quienes se postulan son mujeres.
Para la firma, aumentar el número de mujeres que eligen carreras en tecnología requerirá abordar barreras y sesgos que limitan sus oportunidades desde las primeras etapas.
Mujeres en roles tecnológicos reportan ganar menos que los hombres
En las empresas encuestadas, entre el 26% y el 31% de las mujeres en roles tecnológicos reportan ganar menos que sus colegas hombres; una brecha salarial que empeora en los niveles más altos. En promedio, las mujeres en roles tecnológicos ganan un 24% menos que los hombres en la región.
Según McKinsey, la disparidad salarial significativa y persistente afecta a las mujeres en todos los niveles de experiencia dentro del sector tecnológico.
Las promociones se otorgan de forma desproporcionada a los hombres
Hay una disparidad de género en las promociones que empeora en los niveles más altos. Según la encuesta, solo el 24% de las promociones en los puestos iniciales se otorgan a mujeres, mientras que en los niveles superiores disminuye a un 17%. Paralelamente, se reporta una brecha de género en el acceso a desarrollo profesional y capacitaciones como cursos en línea, certificaciones y talleres especializados.
Un punto particular entre los obstáculos estructurales es que a medida que se promueve a menos mujeres, hay menos modelos a seguir y menos caminos visibles de crecimiento, lo cual, genera un entorno desalentador en el que las mujeres no llegan a ser consideradas para las oportunidades que surgen. Para McKinsey, esto denota la necesidad de soluciones más integrales que garanticen la equidad y un verdadero desarrollo profesional.
Las mujeres en puestos de alto nivel tienden a permanecer en sus roles
Sin la oportunidad de crecer (ser promovidas), las mujeres tienden a considerar un cambio de carrera. En roles iniciales, existe un alto porcentaje tanto en hombres y mujeres que consideran cambiar de trabajo debido a una percepción de falta de oportunidades o de crecimiento en esta etapa. No obstante, una vez tienen la oportunidad de ascender, solo el 21% de las mujeres tiene la intención de cambiar de empresa, en comparación con el 31% de los hombres. Para McKinsey, esto puede deberse a una mayor estabilidad y satisfacción en roles con mayores niveles de responsabilidad.
Políticas, programas y buenas prácticas pueden promover la diversidad e inclusión
Aunque la mitad de las empresas encuestadas cuenta con políticas orientadas a reducir la brecha de género, aún existen diferencias significativas al abordar la desigualdad de género a nivel sistémico. Para avanzar hacia una mayor equidad de género en el sector tecnológico de Latinoamérica, McKinsey considera importante enfocar los esfuerzos en áreas clave como:
•Aumentar el número de mujeres que postulan a roles tecnológicos.
•Cambiar políticas y mentalidades para reducir la discriminación y mejorar la retención.
•Transparencia en los datos y seguimiento del progreso en equidad de género.
•Procesos de contratación y promoción libres de sesgos.
•Programas de salud y bienestar con enfoque de género.
•Políticas de licencia parental igualitaria.
•Apoyo a la capacitación y actualización de habilidades para mujeres.
•Facilitar redes de contacto y mentoría para y entre mujeres.
La equidad de las mujeres en tecnología está lejos de alcanzarse; pero, con el rápido crecimiento del sector tecnológico en América Latina, la región tiene una oportunidad crucial para implementar nuevas políticas que cierren la brecha de género. Para McKinsey, a medida que las tecnologías digitales se integran cada vez más en el día a día, es fundamental que las mujeres tengan la oportunidad de desempeñar un papel en la configuración de los sistemas y en la manera que se construye el futuro.
Fuente. McKinsey & Company