El Grupo de Trabajo Internacional contra la Falsificación de Productos Médicos (IMPACT, por sus siglas en inglés) estima que hasta un 50% de los medicamentos vendidos en internet podrían ser falsos y, además, adquiridos en sitios ilegales. Se debe tomar en cuenta que lo que parece una farmacia en línea podría ser una fachada para un estafador; inclusive, los sitios web pueden usar sellos y logotipos de apariencia oficial, garantizar la satisfacción o devolución del dinero y parecer legítimos, pero al final, no lo son.
Los fármacos falsificados son aquellos productos cuya identidad, composición o procedencia ha sido deliberadamente tergiversada y pueden presentarse como auténticos; sin embargo, suelen contener ingredientes incorrectos; mucho, poco o ningún compuesto activo; u otros ingredientes dañinos. Todo esto con la intención de engañar al paciente y sacar provecho económico. Por eso, suelen venderse en línea o en mercados no regulados.
Cabe destacar que estos medicamentos son una importante amenaza para la salud pública mundial, dado que, al tener ingredientes o dosis incorrectas, pueden ser ineficaces para tratar una enfermedad o ser directamente perjudiciales para el paciente, si llegan a contener contaminantes o sustancias tóxicas. Asimismo, pueden representar un peligro indirecto, al incrementar el riesgo de resistencia a los antimicrobianos.
A lo anterior, se suma que los fármacos falsos obstaculizan la eficacia de los sistemas de salud y deterioran la confianza de los pacientes en los servicios asistenciales y sanitarios, las agencias gubernamentales y los fabricantes de medicamentos genuinos.
Ángel Meléndez, vicepresidente de Integridad Global del Producto para el Programa de Seguridad del Paciente y líder de Seguridad para la Región de las Américas de Pfizer, indicó que la salud y seguridad del paciente son fundamentales y reafirmó el compromiso de la empresa con el cumplimiento de altos estándares de calidad y seguridad para los productos, porque detrás de cada medicamento hay una historia, una persona, una madre, un padre, un profesional de la salud, un amigo o un niño.
“De ahí nuestro impulso por combatir la amenaza que representan los medicamentos falsificados en la salud pública mundial; ponemos en marcha acciones que involucran adoptar medidas para que sea más difícil para los delincuentes producir medicamentos falsificados; identificar a quienes participan en la fabricación y distribución de estos medicamentos para facilitar la acción preventiva y procesales correspondientes; reforzar los esfuerzos para mejorar la conciencia pública sobre los riesgos que representan los medicamentos falsificados; y trabajar de manera conjunta para evitar que los medicamentos falsificados lleguen a los pacientes”, continuó Meléndez.
De acuerdo con la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones de Productos Farmacéuticos (IFPMA, por sus siglas en inglés), uno de cada 10 medicamentos que circulan en los países de ingresos bajos y medios es falsificado o de calidad subestándar. Asimismo, a la fecha, todas las áreas de atención terapéutica se han visto afectadas por medicinas falsas.
¿Cómo reconocerlos?
Tanto los profesionales de la salud como los pacientes deben conocer cómo podrían estar expuestos a medicamentos falsos. Para detectar posibles señales, se recomienda fijarse si el fármaco o envase tiene un aspecto diferente al que recibe normalmente; reconocer si ha experimentado algún efecto secundario inusual o nuevo después de haber usado el medicamento y estar alerta en caso haya comprado el producto en una farmacia en línea.
Se recomienda a la población adquirir sus medicinas en farmacias o centros debidamente autorizados para su venta, a manera de obtener fármacos seguros, de calidad y efectivos.
Según el Instituto de Seguridad Farmacéutica (PSI, por sus siglas en inglés), los delitos farmacéuticos aumentaron un 4% en 2023 y alrededor de 154 países se vieron afectados por estos delitos, incluyendo productos farmacéuticos falsos. “El acceso equitativo a los medicamentos y su suministro fiable son objetivos de la Organización Mundial de la Salud. Dentro de este marco, es necesario entender que fabricar, distribuir y vender fármacos falsificados es un delito; estamos a la vanguardia de la lucha contra estos medicamentos que ponen en peligro la vida de personas en todos los países”, concluyó Ángel Meléndez.
Fuente. Pfizer