Costa Rica. Por octavo año, el simposio “Educando con el Corazón”, organizado por Proyecto Daniel, se convirtió en un espacio fundamental para repensar el rol de la educación en la vida de los adolescentes diagnosticados con cáncer.
La edición 2025 se llevó a cabo en la ciudad de Pococí, Guápiles, y reunió a docentes, funcionarios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y representantes de gobiernos locales, con un mensaje claro: la enfermedad no debe interrumpir el derecho a estudiar.
Durante la jornada, los participantes exploraron herramientas para acompañar de forma sensible y efectiva a los estudiantes en tratamiento oncológico, reafirmando el papel esencial del educador como figura de contención emocional y vínculo con la continuidad académica.
“La educación es una parte clave del proceso de recuperación de los jóvenes. Cuando un maestro comprende el impacto emocional del cáncer y se involucra, le está diciendo al estudiante: no estás solo, tu vida sigue”, expresó Ligia Bobadilla, presidenta de Proyecto Daniel, quien ha liderado esta organización por 15 años. “Acompañar a un joven en esta situación no es solo una responsabilidad profesional, es un acto de amor y compromiso humano”, agregó.
El evento contó con charlas especializadas que profundizaron en temas como el impacto emocional del cáncer en adolescentes, a cargo de la Dra. Mónica Quirós; la pedagogía hospitalaria, presentada por la Dra. Maritzel Chinchilla; y los protocolos de atención en centros educativos, explicados por la Licda. Ana Ligia Echeverría.
La importancia de un acompañamiento integral
Estos espacios permitieron comprender que el acompañamiento académico debe ser integral: conectando al centro educativo con el hospital, al maestro con el estudiante, y a la comunidad con el proceso de sanación. La pedagogía hospitalaria, modalidad que surgió en el Hospital Nacional de Niños y que se ha ido extendiendo a otros hospitales como el Calderón Guardia, el San Juan de Dios, y el Hospital México, busca precisamente ese puente entre la escuela y el hospital, asegurando que los adolescentes puedan continuar sus estudios durante el tratamiento.
Proyecto Daniel ha abogado para que esta modalidad también se implemente en hospitales donde hay presencia de adolescentes con cáncer, como el Hospital Max Peralta. A través del apoyo del Ministerio de Educación Pública (MEP), se promueve que los profesores de cada estudiante mantengan contacto, envíen materiales y garanticen que el joven no pierda el vínculo con su aprendizaje ni con sus planes de vida.
“Cuando un estudiante con cáncer continúa y concluye su proceso educativo, no solo sobrevive al cáncer, sino que también se reintegra a la sociedad con oportunidades reales. Y eso, también salva vidas”, concluyó Bobadilla.
El simposio fue posible gracias al respaldo de la Asesoría Regional de Estudios Sociales de la Dirección Regional de Educación de Guápiles, que gestionó la participación del personal docente del MEP, así como de la Iglesia Ciudad para las Naciones, que abrió sus puertas para la realización del evento.
“El objetivo de estos encuentros es sensibilizar a todos los actores involucrados para construir redes de apoyo más humanas, solidarias y sostenibles que permitan a los adolescentes con cáncer seguir aprendiendo, soñando y viviendo”, concluyó Bobadilla.
Fuente. Proyecto Daniel