La malnutrición es un problema global que afecta a todo tipo de personas sin discriminar su edad, situación económica o educativa. Personas de todas las edades y principalmente niñas, niños y adolescentes se ven afectos por la malnutrición, la cual se manifiesta en diversas formas como desnutrición, sobrepeso, obesidad y desequilibrios de vitaminas y minerales. En Guatemala, según datos del Ministerio de Salud Pública y Social, publicados en el portal de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional – SESAN- se estima que el 40% de niñas y niños (7 y 11 años) padecen de obesidad y sobrepeso; 29.4% de los adolescentes (13 y 15 años) tiene sobrepeso y 8.4%, obesidad; mientras que en adultos mayores de 18 años, 38.4% sufren de sobrepeso y 28.8% de obesidad1.
Para la coalición Guatemala Saludable, la alimentación saludable es clave para combatir la malnutrición. “Crear ambientes en donde prevalezca un estilo de vida saludable pueden contribuir positivamente en la reducción de enfermedades crónicas no transmisibles en el país, que además de tener efectos adversos en la calidad de vida de las personas, generan costos excesivos que no puede cubrir el Estado”, expresó Gabriela Lima, nutricionista e integrante de la coalición Guatemala Saludable.
El aumento de la producción y acceso a alimentos ultra procesados, la ausencia de medidas políticas y regulaciones al contenido nutricional de estos alimentos, aunado al cambio en los estilos de vida, ha provocado nuevos patrones alimentarios en la población guatemalteca, llevando a un consumo excesivo y desinformado de alimentos con alto contenido calórico, grasas inadecuadas, azúcares libres, sal y sodio.
“Los Estados están obligados a generar políticas y medidas que permitan el acceso adecuado y comprensible del contenido de alimentos o cualquier otro producto de consumo o uso humano; por consiguiente, para revertir esta tendencia es necesario contar con medidas adecuadas para promover la educación alimentaria, nutricional y de salud, fomentando hábitos que contribuyan a una vida saludable”, agregó Lima.
Una dieta equilibrada proporciona protección contra la malnutrición en todas sus formas y previene enfermedades no transmisibles como la diabetes, las cardiopatías y el cáncer. Los hábitos alimentarios saludables deben comenzar desde los primeros años de vida, y la lactancia materna juega un papel crucial en este proceso.
Para mantener una dieta saludable, es importante equilibrar la ingesta calórica con el gasto energético. Basado en los estudios nutricionales y lo establecido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las grasas no deben superar el 30% de la ingesta calórica total, y el consumo de azúcar libre debe limitarse a menos del 10%, idealmente al 5%. Además, se recomienda consumir menos de 5 gramos de sal diarios para prevenir la hipertensión y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
La malnutrición y la alimentación saludable son dos caras de la misma moneda. Por tanto, es esencial que los individuos, las comunidades y los gobiernos trabajen juntos para promover dietas saludables y estilos de vida activos para mejorar la salud y el bienestar de todos.
Guatemala Saludable señala la urgencia de avanzar en la aprobación de la iniciativa de ley 5504 Promoción de la Alimentación Saludable y Etiquetado Frontal, ya que esta facilitará al consumidor identificar el contenido de nutrientes de los alimentos y bebidas, como el bajo nivel nutricional, el alto contenido de azúcar, grasas inadecuadas y edulcorantes. El etiquetado frontal de advertencia nutricional (EFAN) aumenta el acceso a las dietas saludables, incluyendo frutas, vegetales, y otros alimentos saludables.
Fuente. Guatemala Saludable