Los infantes tienen mayor probabilidad de ser diagnosticados con diabetes tipo 1, y aunque puede afectar su salud, con excelentes cuidados se puede garantizar una buena calidad de vida.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de azúcar (glucosa) en la sangre. Con el tiempo puede causar ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares, lo que representa una grave amenaza para la salud.
La diabetes puede presentarse en varias formas: la tipo 1, que no se puede prevenir y ocurre cuando el páncreas no produce suficiente insulina, impidiendo que el cuerpo utilice el azúcar de manera efectiva; la tipo 2, que sí puede prevenirse y se asocia comúnmente con el sobrepeso y la falta de actividad física; y, por último, la diabetes gestacional, que se desarrolla durante el embarazo.
Los signos iniciales de este padecimiento son sed excesiva, fatiga constante, entumecimiento u hormigueo en los pies, perder peso, aumento de apetito, orinar con mayor frecuencia y visión borrosa lo cual puede indicar altos niveles de azúcar en la sangre.
La Diabetes representa la principal causa en la incidencia y prevalencia mundial de la Enfermedad Renal Crónica que continúa aumentando en el mundo. En consecuencia, un seguimiento adecuado y gestión de este padecimiento es necesario para evitar el impacto negativo de esta comorbilidad, en la capacidad de los riñones de filtrar la sangre en su correcto funcionamiento.
Cuidados en los niños
Con regularidad la diabetes es una enfermedad que se asocia a las personas mayores, sin embargo, los más pequeños no están exentos de desarrollar esta enfermedad, en específico la diabetes tipo 1, y su diagnóstico puede ser abrumador, por el cambio en los hábitos que eso significa tanto para el niño como para la familia.
Es esencial el cuidado de los padres y cuidadores para identificar cualquier síntoma y buscar atención médica inmediata. Motivar a los niños a tener una vida física activa con algún deporte o ejercicio diario, dejando a un lado el sedentarismo.
La alimentación es clave para que los infantes puedan siempre encontrarse con su peso ideal, para ello es necesario poner límites en el consumo de comida o bebidas azucaradas.
Los niños diagnosticados con diabetes pueden comer de una variedad de alimentos saludables como lo son: frutas y vegetales, granos integrales como trigo y arroz, cebada, quinua y avena, proteínas como carne magra, pollo, pavo, pescado, huevo, nueces, frijoles y lentejas, productos descremados o bajos en grasas como leche, yogurt y queso.
Además, para controlar el nivel de glucosa en la sangre es posible que se tenga que reducir el consumo de ciertos alimentos y bebidas altos en carbohidratos, esto no significa que no puedan disfrutarlos solo que es necesario controlar la frecuencia y la cantidad acompañado siempre actividad física y control constante de un médico especialista.
Fuente. NIPRO