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En un vuelo rutinario entre Bangkok y Chiang Mai, un pasajero de la aerolínea indonesia Lion Air grabó algo que ningún viajero desea ver: varios tornillos aparentemente sueltos en el ala de un Boeing 737-800, mientras el avión surcaba el cielo tailandés.
El breve vídeo, difundido por redes sociales el pasado fin de semana, muestra una hilera de tornillos moviéndose levemente al compás del flujo de aire. La escena, aunque visualmente inquietante, no supuso un riesgo inmediato para la estructura del avión, según expertos en mantenimiento aeronáutico consultados por FlightGlobal y Aviation Week. Sin embargo, el incidente ha vuelto a poner bajo la lupa la gestión de la seguridad en una de las aerolíneas más polémicas de Asia.
Una aerolínea bajo escrutinio constante
Lion Air, fundada en 1999, se ha convertido en uno de los mayores operadores del sudeste asiático y en un símbolo del auge de las aerolíneas de bajo coste. Pero su rápido crecimiento no ha estado exento de sombras. La compañía protagonizó en 2018 el trágico accidente del vuelo JT610, un Boeing 737 MAX 8 que cayó al mar de Java poco después de despegar de Yakarta, causando 189 muertes.
Desde entonces, su historial ha sido seguido de cerca por organismos internacionales como la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y la Administración Federal de Aviación de EE. UU. (FAA).
“El problema no es un tornillo suelto; es lo que simboliza: la delgada línea entre la eficiencia de costes y el mantenimiento adecuado”, señala un ingeniero de mantenimiento certificado por la European Union Aviation Safety Agency (EASA). En la aviación comercial, incluso un detalle menor puede ser un síntoma de una cadena de inspección deficiente o apresurada.
Qué se sabe del incidente
El vuelo afectado, un Boeing 737-800 con matrícula aún no confirmada públicamente, despegó del aeropuerto Don Mueang (DMK) de Bangkok rumbo a Chiang Mai (CNX). Según la información recogida por portales de seguimiento como Flightradar24, el trayecto transcurrió sin contratiempos y aterrizó con normalidad.
La grabación del pasajero, publicada originalmente en TikTok y reproducida por medios como CNN y The Guardian, muestra un primer plano del ala derecha con varios tornillos faltantes o visiblemente desajustados en el panel del flap, una superficie móvil esencial durante el despegue y el aterrizaje.
Un portavoz de Lion Air declaró posteriormente que “la aeronave fue revisada y se encontraba en condiciones de aeronavegabilidad antes del vuelo”, pero añadió que “el equipo técnico ha iniciado una inspección preventiva para asegurar que no haya anomalías estructurales”.
Qué implica un tornillo suelto en el ala
Aunque pueda parecer alarmante, no todos los tornillos visibles en el ala son críticos para la integridad del avión. Las aeronaves comerciales están diseñadas con redundancia: un sistema puede fallar sin comprometer la seguridad global.
Sin embargo, los flaps y paneles aerodinámicos son zonas sensibles, donde una vibración anómala puede derivar en fatiga estructural si no se corrige. “Un tornillo suelto puede no hacer caer un avión, pero es una señal de que los protocolos de control de calidad deben revisarse”, explica el investigador aeroespacial David Soucie, exanalista de seguridad de la FAA, citado por CNN Aviation.
Los protocolos internacionales dictan que cada vuelo debe someterse a una revisión visual previa al embarque (pre-flight inspection), donde se examinan precisamente elementos externos como paneles, remaches y tornillería. El hecho de que el desperfecto fuese visible para un pasajero sugiere una falla en esa cadena de inspección.
El espejo de la aviación de bajo coste
El caso de Lion Air no es aislado. En la última década, la expansión de aerolíneas low-cost en Asia —como AirAsia, VietJet Air o la propia Lion Air Group— ha permitido democratizar los vuelos, pero también ha generado tensiones entre presión comercial y mantenimiento técnico.
El economista aeronáutico Ravi Madan, consultor de la International Air Transport Association (IATA), explica que “la optimización de costes no debería implicar atajos técnicos. Pero la competencia feroz en el mercado asiático lleva a algunas compañías a externalizar el mantenimiento o reducir los ciclos de inspección”.
En este sentido, el incidente del Boeing 737-800 podría actuar como una advertencia simbólica: la seguridad no puede ser una variable negociable en la ecuación del bajo coste.
La confianza del pasajero: el eslabón invisible
Más allá del aspecto técnico, la repercusión del vídeo pone en evidencia otro factor: la percepción pública de seguridad.
En un entorno donde cada imagen puede viralizarse en segundos, las aerolíneas enfrentan no solo el reto de mantener sus aeronaves seguras, sino también de proyectar confianza. En un estudio del MIT International Center for Air Transportation, el 78 % de los pasajeros encuestados aseguró que un vídeo como el de Lion Air afectaría su disposición a volar con esa aerolínea, incluso sin pruebas de riesgo real.
Cuando la vigilancia se democratiza
El incidente de Lion Air revela cómo la democratización tecnológica —móviles, redes y acceso a información— ha convertido a los pasajeros en observadores activos del ecosistema aéreo.
En otras épocas, un desperfecto menor habría pasado inadvertido. Hoy, un vídeo de diez segundos puede forzar una revisión técnica, una investigación y, en ocasiones, un cambio de políticas internas.
La aviación moderna se sostiene en una premisa inquebrantable: la seguridad es una cadena donde cada eslabón cuenta. Un tornillo suelto no derriba un avión, pero puede —y debe— servir para reforzar todo un sistema.



































