Pepe Aguilar define su propia suerte y honra sus raíces en nuevo disco. Pepe Aguilar, no considera ser un prodigio en la música, piensa que el destino lo colocó en una familia de músicos, pero más importante, lo hizo nacer en México. Casualidad o no, la combinación de esos dos elementos, dice, han dado como resultado ser una de las principales voces de la música mexicana, por eso en su nuevo disco Mi suerte es ser mexicano, celebra estas dos coincidencias que piensa, ha sabido aprovechar. Yo, como mi familia, no somos más que unos mexicanos más, no tenemos nada de distinto a todos, la diferencia es que supimos aprovechar todo lo que tenemos, nuestra música, nuestras raíces nuestra cultura”, dijo Pepe a la prensa en su rancho El Pitayo, situado entre los cerros verdes de Zacatecas. Ahí mostró un poco de esas raíces con las que siempre ha crecido, la comida, como quesadillas, enchiladas mineras, con queso, mucho queso, manteca, y asado de boda, cerdo lleno de adobo. Compartió su música, el mariachi y el norteño, con temas suyos como Por mujeres como tú, hasta Mi gusto es, de su padre Antonio Aguilar. Pero más adentro, perdido entre las colinas, descendiendo por un camino de terracería, está un sitio aún más importante que da nombre a su nuevo disco, Tayahua, un ruedo no muy ostentoso, pero que emana tradición, ahí él, con lentes oscuros, recibió a sus invitados y compartió parte de su legado, la charrería.