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Brasil. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, instó el viernes a las potencias a que dejen de cobrar intereses por la financiación ambiental a países del Sur Global y exigió reparaciones climáticas a los que llamó desdichados.
«La Tierra es una, la humanidad es una, y la respuesta debe venir de todos», proclamó Lula ante jefes de Estado y delegaciones de más de un centenar de países, al clausurar la Cumbre de Líderes de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP30).
Una vez más advirtió que el planeta no sobrevivirá sin cooperación y exigió responsabilidad histórica a las potencias que más han contaminado el planeta.
Lula habló con la urgencia de quien ve arder el futuro e hizo un llamado directo al multilateralismo como única vía para evitar el colapso climático.
«Sin cooperación internacional no habrá solución posible», insistió, al tiempo que reconoció que el mundo sigue lejos de cumplir los compromisos asumidos hace una década en el Acuerdo de París.
El mandatario defendió que la COP30 se realice en Belém, a partir del 10 de noviembre, precisamente para que el planeta vea de cerca la Amazonia, «la fuente viva de nuestra diversidad».
También, agregó, para que se escuche a sus pueblos, guardianes de una sabiduría ancestral que se revela esencial para la supervivencia global.
Reafirmó que las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) son el instrumento más tangible hacia un desarrollo sostenible, aunque advirtió que la falta de financiación justa frena los avances del Sur Global.
«No tiene sentido exigir ambición a los países en desarrollo si los recursos llegan en forma de deuda», denunció.
Con tono firme, cuestionó a las naciones industrializadas que, durante dos siglos, alimentaron su prosperidad con combustibles fósiles.
«Quienes se beneficiaron más de las emisiones deben rendir cuentas. Las regiones que se vuelven inhabitables están en América Latina, Asia y África; las islas que podrían desaparecer, en el Caribe y el Pacífico», insistió.
El gobernante anfitrión pidió transformar la COP30 en la «COP de la verdad», aquella que reconozca el papel crucial de los pueblos indígenas, de las comunidades tradicionales y de la ciencia.
Admitir la verdad significa reconocer también lo desagradable, pues el mundo está lejos del objetivo de limitar el calentamiento a 1,5 grados Celsius, alertó.
El presidente brasileño destacó además el potencial de los mercados de carbono como herramienta de justicia climática, siempre que existan reglas comunes y transparencia.
Al cerrar su intervención, Lula evocó un tono casi poético: «Guardar silencio es condenar una vez más a los condenados de la Tierra».
Su frase quedó suspendida en el aire húmedo de Belém, capital del norteño y amazónico estado de Pará, como una advertencia global y una promesa de esperanza.



































