Costa Rica. En el mundo laboral postpandémico, tres conceptos están marcando la pauta en Costa Rica: eficiencia, efectividad y experiencia. De estos, el último se ha convertido en el factor decisivo para atraer y retener talento, en un contexto donde las empresas enfrentan el reto de reconectar a sus colaboradores.
En nuestro país, la dinámica laboral cambió radicalmente tras el teletrabajo masivo. Aunque la presencialidad volvió con fuerza, los datos globales de JLL reflejan una tendencia clara: el 73% de los colaboradores prefiere esquemas flexibles, mientras que el 74% de los líderes empresariales considera la colaboración presencial como clave para la cultura corporativa. En Costa Rica, este choque de expectativas ya está obligando a repensar la forma en que diseñamos y usamos los espacios de trabajo.
La soledad laboral: un riesgo silencioso
El trabajo remoto prolongado puede generar aislamiento y disminuir el sentido de pertenencia, un problema que no es ajeno a las empresas costarricenses. Investigaciones recientes indican que colaboradores que se sienten desconectados tienen un 40% más de probabilidades de renunciar, lo que incrementa los costos por rotación y afecta la productividad. Este fenómeno tiene implicaciones económicas y sociales: más ausentismo, menos eficiencia y una pérdida acelerada de talento.
No basta con “zonas cool”: el cambio es cultural
En Costa Rica vemos un auge de oficinas con áreas de descanso, cafeterías boutique y hasta zonas lúdicas, pero la verdadera transformación no depende solo de comodidades. Como señala María del Carmen Tabini, Business Development Consulting LATAM en JLL, “No se trata solo de reorganizar muebles o añadir un gimnasio; estamos reconfigurando el tejido social de nuestras empresas”.
El espacio debe convertirse en un elemento integrador, una herramienta estratégica para crear comunidad y bienestar.
Hacia oficinas que construyen comunidad
Para lograrlo, las empresas costarricenses deben dar tres pasos esenciales:
- Escuchar y medir: entender cómo usan el espacio los equipos y diseñar perfiles que respondan a esas necesidades.
- Eliminar fricciones: integrar herramientas digitales, elementos culturales y disposición física para que la jornada fluya sin obstáculos.
- Priorizar bienestar y seguridad psicológica: la salud integral, tanto física como emocional, debe ser el centro de la experiencia.
Este enfoque no solo mejora el clima laboral, también fortalece la propuesta de valor para atraer talento en un mercado cada vez más competitivo. De hecho, el estudio The Transformation of Work revela que el 43% de las empresas en la región están dispuestas a pagar más por espacios con certificaciones en salud y bienestar.
¿Qué tendencias marcarán el futuro del trabajo en Costa Rica?
- De cara al 2025, JLL identifica cinco elementos críticos para las empresas que quieran mantenerse competitivas:
- Planeación estratégica de la ocupación: cómo, cuándo y para qué usamos la oficina.
- Diseño de experiencias auténticas: no solo espacios bonitos, sino entornos que impulsen conexión y propósito.
- Modelos híbridos adaptables: equilibrio entre flexibilidad y cohesión de equipo.
- Integración tecnológica, incluida la IA: para optimizar desde la gestión del espacio hasta la experiencia del colaborador.
- Bienestar integral: como prioridad en la política laboral.
Costa Rica: ¿hacia dónde vamos?
El país ha mostrado apertura para adoptar modelos híbridos, pero sigue existiendo un arraigo cultural al trabajo presencial, sobre todo en sectores financieros, servicios corporativos y gobierno. Las empresas que logren equilibrar flexibilidad, tecnología y experiencias significativas estarán mejor posicionadas para atraer el mejor talento local y extranjero.
En palabras de María del Carmen Tabini, Business Development Consulting LATAM JLL: “Hoy en día, el lugar de trabajo es una plataforma social. Las empresas tienen la responsabilidad de diseñar entornos que promuevan la conexión genuina. Esa será la ventaja competitiva en la próxima década”.
Fuente. JLL