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Honduras. Después de dos años, que el Tratado de Límites entre la República de Nicaragua y la República de Honduras en el Mar Caribe y Aguas Afuera del Golfo de Fonseca fue firmado el 27 de octubre 2021 y aprobado, por la Asamblea Nacional de Nicaragua, esta semana el Congreso Nacional Hondureño, ratificó dicho instrumento legal, para ponerlo en vigencia de manera oficial entre ambos estados procediendo luego al canje de los instrumentos por ambos Gobiernos y presentarlo (depositarlo) después en las Naciones Unidas, como se establece en los protocolos internacionales.
Aunque no se sabía, el porqué el Gobierno de Honduras y en el Congreso Nacional no se cumplía ese proceso, como lo publicamos en diciembre pasado, bajo el título «Tratado limítrofe Integracionista del Bicentenario Nicaragua- Honduras no se ratifica por negligencia del actual Gobierno», con una amplia explicación del jurista internacional, doctor Roberto Herrera Cáceres, ahora con esta señala los beneficios y el logro para el país, pero que aún quedan fuera otros beneficios que no se establecen en la presente ratificación.
En tal sentido, sobre la importancia de la aprobación legislativa del Tratado de Límites con Nicaragua por el Congreso Nacional, en lo concerniente a la línea de base de la soberanía de Honduras, en aguas afuera del Golfo de Fonseca, Herrera Cáceres en seguimiento a este tema de trascendencia patriótica, Herrera Cáceres, manifestó.
«Al fin se cumplió con la aprobación legislativa del Tratado de Límites entre la República de Nicaragua y la República de Honduras, en el Mar Caribe y Golfo de Fonseca. como lo expresé hace tres meses, en diciembre pasado a Hondudiario.com, sobre la situación de la aprobación legislativa del Tratado en lo que atañe al Golfo de Fonseca y la injustificable mora legislativa e insté a que se procediese prontamente a esa aprobación, previo debates transparentes, serios y responsables del Poder Legislativo ante el pueblo soberano, con la presencia y rendición de cuentas del Poder Ejecutivo. En lo que se refiere al Golfo de Fonseca y su importancia nacional, centroamericana e internacional, como ciudadano jurista mi expectativa era mayor a lo logrado en ese Tratado de Límites».
«Mi expectativa estaba basada en las investigaciones científicas y resultados de mi tesis académica presentada y aprobada en Europa y divulgada, desde 1973, bajo el nombre de “Estatuto Jurídico de la Bahía de Fonseca y, Régimen de sus Zonas Adyacentes”, puntualizó.
Explicó que en una investigación que planteó y fundamentó, donde «tanto El Salvador y Nicaragua como Honduras tenían soberanía sobre las zonas aguas afuera de la línea de cierre de esa bahía histórica, consistentes en espacios de mar territorial, Zona Contigua, Zona Económica Exclusiva, y Plataforma Continental, a lo que se agrega el acceso a los usos y recursos de la Alta Mar y de los Fondos Marinos u Oceánicos y de su subsuelo situados más allá de la Jurisdicción Nacional».
Herrera Cáceres, dice que esa «tesis que posteriormente fue adoptada, en 1974, como posición oficial del Estado de Honduras, durante la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de casi diez años de duración, en la que se me encomendó también difundir y sostener dicha posición oficial e impulsar el nuevo Derecho del Mar en todo lo atinente a las zonas marítimas en el Océano Pacífico y en el Atlántico en el sentido de fortalecer la soberanía de Honduras como parte de los Estados en vías de desarrollo, incluyendo el uso y acceso equitativo a los recursos en la Alta Mar y a los recursos minerales de los fondos marinos y su subsuelo que constituyen patrimonio común de la humanidad».
«En esa última materia, el ciudadano diplomático hondureño Mario Carías Zapata, tuvo un excelente desempeño en la Comisión en la que trabajó y con quien igualmente contribuí porque me correspondió también actuar, durante varios años a lo largo de esa Conferencia, como Presidente del Grupo de Expertos Juristas de los Estados en Desarrollo sobre la cuestión de la Legislación Unilateral de los Países Desarrollados en los Fondos Marinos u Oceánicos y su subsuelo, situados más allá de la Jurisdicción Nacional», agregó.
En tal sentido, se le preguntó «¿Porqué considera que la falta de realización de la expectativa de un trato más equitativo a Honduras es aceptable por lo que significa el tratado aprobado?
«No obstante, la falta de respuesta a las expectativas de un trato más equitativo para Honduras que debió hacerse pero que está ausente en el Tratado de Límites: reitero que, en todo caso, es de aceptar lo logrado, en ese Tratado, ya que, por lo menos, expresa el reconocimiento del Estado de Nicaragua de la soberanía de Honduras sobre la parte central de la línea de cierre de la bocana del Golfo y sobre los espacios marítimos adyacentes en el Océano Pacífico. Lo que es reconocimiento debido de la obligatoriedad para Nicaragua del efecto de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia (1992) en la materia limítrofe terrestre y marítima entre Honduras y El Salvador. Además hay ventajas y valores propios que hacen aceptable ese Tratado de Límites por crear terreno privilegiado para la integración, la solidaridad centroamericana y la cooperación internacional».
Sobre qué debe hacer o buscar el Gobierno de la presidenta Xiomara de Zelaya, con el gobierno de El Salvador, el jurista internacional y experto en tratados y acuerdos internacionales, estimó que en cuanto a la delimitación con El Salvador «es de proceder también fraternalmente en equitativo beneficio mutuo de nuestros respectivos pueblos y los de la región centroamericana en su conjunto. Es importante lograrlo así porque es vital para el desarrollo y bienestar común de nuestros pueblos».
Recordó que «esa fue, desde 1973, la conclusión de mi investigación jurídica sobre el Estatuto Jurídico de la Bahía de Fonseca y Régimen de sus Zonas Adyacentes. Esa es la posición que, como ciudadano jurista hondureño y centroamericano, sigo sosteniendo para la mejor defensa de nuestras respectivas soberanías y promoción de nuestra integración subregional. Es preciso avanzar también en la organización y aprovechamiento del Golfo de Fonseca y sus zonas adyacentes como una zona especial modelo en la perspectiva de la Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo que los Estados miembros del Sistema de la Integración Centroamericana, en nombre de nosotros los pueblos, se han comprometido a convertir a Centroamérica».