Tiempo de lectura estimado: 7 minutos
El doctor Ángel René Elejalde Larrinaga hace honor a esa sabia conducta de que “siempre está esperando por ti lo que eres”. Vive en una constante aventura a lo desconocido, vota con las dos manos por el joven relevo y asegura que el secreto de su felicidad es la combinación perfecta de sus dos grandes pasiones: la Neumología y la familia.
En el Instituto Nacional de Oncología y Radiología (INOR), de la Habana, lleva la batuta en el área de los procederes de neumología intervencionista. Imposible describir una jornada suya de trabajo donde, a pesar del constante ajetreo, no ceja ni un tantico en la ética y profesionalidad que le distinguen: “Hoy la Clínica y la Tecnología tienen que ir de la mano para el diagnóstico y evaluación del cáncer de pulmón, considerado, desde el punto de vista epidemiológico, la principal causa de muerte por cáncer en Cuba”, explica con la misma habilidad que describe los resultados de una prueba ante sus alumnos, y luego agrega: “usted sabe el valor que tiene poder contar con aplicaciones para la valoración de las imágenes médicas desde el teléfono.”
En un recorrido por cada local muestra el EBUS, un equipo de punta que realiza ultrasonidos endobronquiales para determinar el diagnóstico y el estadío del cáncer de pulmón, con procederes mínimamente invasivos. O en el caso de las máquinas de ultrasonidos convencionales con facilidades para lograr muestras de biopsias de pleura y pulmón. Y resalta la imágenes del tomógrafo como fuente importante en la valoración, toma de conductas y seguimiento a los pacientes, añade con el orgullo de alguien que se sabe útil en uno de los principales retos médicos del país..
“Lamentablemente –aclara- la mayoría de los casos llegan al centro con la enfermedad en etapa avanzada, y en esos casos operar la lesión no es la conducta a seguir”. Explica que según los protocolos del hospital un equipo multidisciplinario realiza las consultas de clasificación con vistas a aceptar los pacientes con posibilidades de vincularse a cualquiera de los soportes de tratamiento existentes.
Las remisiones proceden de cualquier región del país, pero también, mediante el correo electrónico u otros medios de comunicación on line, desde el exterior se comunican otros casos, fundamentalmente desde Latinoamérica, el Caribe y, en menor cuantía, de Europa. “Ellos envían sus resúmenes clínicos sobre la enfermedad y valoramos el ingreso en los servicios internacionales del instituto, cuyos detalles y requisitos aparecen en el sitio web del hospital”, especifica esta especie de hombre orquesta que no descuida ni un instante lo que acontece en cada salón, la entrevista con los familiares, la consulta de un residente o cualquier detalle logístico que surja en ese compendio de puertas y pasillos con una antesala donde aguardan por su turno los enfermos y acompañantes.
En el INOR el trabajo en equipo es una máxima y para ello el doctor Elejalde desde hace un año cuenta nada menos que con su hija Claudia, la otra neumóloga que, inspirada en el ejemplo de papi, siguió sus pasos y ahora le acompaña en una dinámica donde ambos se complementan. “Un día prevalece la química pero también hay días de encontronazos profesionales”, cuenta esta joven alegre y tan profesional como el progenitor: “no todo es color de rosa, a veces tengo que recordarle que yo también tengo criterios y entonces fluye el intercambio como si estuviéramos escuchando música en casa”, me dice ella con una risa amplia que denota la responsabilidad y el compromiso que representa trabajar juntos.
Entre ambos llevan un peso muy grande. Porque el servicio de Neumología allí tiene un fluir constante de pacientes, tanto en el diagnóstico por biopsias broncoscópicas o transtoráxicas, como en los exámenes en busca de la extensión de la enfermedad mediante estudios de imágenes, o con sistemáticas de pruebas de analítica en sangre. Y una vez definido cada caso, se establecen las conductas personalizadas que pueden ser una modalidad o múltiples terapias combinadas (lo más común), con cirugías, quimio y radioterapia, tratamientos por expresión de daños moleculares, inmunoterapia o mejores medidas de soporte.
Como en otros servicios, las técnicas de cirugía de mínimo acceso en esta especialidad se imponen por sus tantas ventajas, explica este especialista de primer y segundo grado, quien también asegura que eso no demerita el papel de la cirugía abierta, “cada una tiene la misma importancia. Y cita la mediastinoscopía como uno de los logros mínimamente invasivos, al igual que otros procederes de recepciones endoscópicas o de tratamiento a complicaciones postquirúrgicas.
Para quien ama tanto lo que hace parece que el tiempo no pasa. Dice que aún le queda por aprender, a pesar de sus 24 años en el INOR. Sus alumnas Franchesca Morillo, de República Dominicana, y Diana Morales, de Honduras, halagan su manera de enseñar, nunca con prepotencia, sino con la humidad de quien afirma todo el tiempo recibir mucho más de sus discípulos. Como profesor auxiliar imparte cursos internacionales de Broncoscopía que cada vez tienen más aceptación, sobre todo en el área del Caribe y América Latina. Para estas pupilas los tres meses se han ido volando, compensan muy bien el precio con el aprendizaje que supera con creces las expectativas con que matricularon: “A este excelente profesor le debemos no solo el dominio de la técnica, también las habilidades clínicas con un sentido humanitario y de equipo que no conocíamos”, cuenta Franchesca.
Otra de sus proezas cotidianas es llegar al trabajo cada día desde San Antonio de los Baños, un poblado pintoresco, ubicado fuera de los límites de la capital cubana y que el doctor Elejalde adora como cualquier nativo de ese paraje “Ariguanabo ciento por ciento”, como lo describe al mencionar el río, los paisajes, su gente. La misma gente que sin límites recibe en casa para una consulta a cualquier hora. “siempre ha sido así, describe su hija, es una imagen que tengo desde pequeña”.
Allí también le aguarda cada día una profesora de Español y Literatura: “No solo es la esposa de tantos años, es también parte de este equipo médico que es mi pequeña familia compuesta por mamá, papá y nené. “Ella siempre está pendiente de mi agenda, de la de Claudia, de lo que nos toca mañana, del paciente que llamó, del más mínimo detalle de nuestro trabajo. Y las tesis y trabajos científicos todos pasan por su filtro”, asiente con el orgullo de quien ama de verdad.
A su amplio currículo de neumólogo se suma su participación en los ensayos clínicos de la vacuna CIMAVAX EGF, creada por el Centro de Ingeniería Molecular, y cuyos resultados denotan un aporte sustancial de Cuba en la lucha contra el cáncer. Vaticina otras novedades con su tesis de doctorado, en plena marcha, donde un programa matemático de inteligencia artificial le permite cuantificar lesiones pulmonares residuales en pacientes del virus COVID 19, además de otros estudios que lleva a la par relacionados con el cáncer de pulmón.
Me cuesta describir ese sempiterno valor humano y la sencillez de un hombre de ciencia que a simple vista se muestra cordial y natural, ya sea de bata blanca o con la talla del salón, siempre muy distante de los bombos y platillos que bien merece por tantos méritos en su haber. “Un padre como pocos” lo describe la doctora Claudia. “un maestro de los que no se olvidan”, dice Franchesca. Un profesional de la medicina, cuyo ego se centra más en deslizar un lagrimita, a punto de tener una fibrilación auricular, en la defensa de la tesis de la especialidad de su adorada niña –aunque sea una mujer hecha derecha. Ese es el neumólogo de San Antonio de los Baños.
Fuente: Periódico Digital Centroamericano y del Caribe.