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El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Mariano Grossi, lanzó una grave advertencia: a medida que aumentan las tensiones geopolíticas y la carrera armamentista nuclear a nivel mundial, el riesgo de un conflicto nuclear se acrecienta peligrosamente.
En una entrevista con el diario El Universal de México, Grossi expresó su preocupación con cruda franqueza: “Si bien no es aconsejable dramatizar o sembrar el pánico, es cierto que no nos estamos alejando de un conflicto nuclear: acaso nos estamos acercando”.
Esta inquietante declaración se produce en momentos en que los principales focos de tensión nuclear, como la guerra en Ucrania y los enfrentamientos en Oriente Medio, no muestran signos de amainar. Por el contrario, la situación parece agravarse.
En Ucrania, donde el OIEA mantiene una misión permanente en la central nuclear de Zaporizhzhia, Grossi señaló que ha habido “un agravamiento” del “riesgo” de un accidente atómico. En abril de 2024, un ataque con drones cargados de explosivos impactó dentro del perímetro de la planta, la más grande de Europa y actualmente bajo control ruso.
Pero las amenazas nucleares no se limitan a la guerra entre Rusia y Ucrania. Según el director general, la crisis internacional se ha visto exacerbada por el recrudecimiento del conflicto bélico entre Israel y el grupo terrorista Hamas en Palestina desde octubre de 2023, así como los renovados enfrentamientos este año entre las fuerzas israelíes y el régimen de Irán.
En medio de esta vorágine de conflictos regionales, las principales potencias nucleares han reanudado una carrera armamentista sin precedentes en décadas recientes. “Las potencias poseedoras de armamento nuclear están, en algunos casos, aumentando en forma numérica sus arsenales”, confirmó Grossi, en una tendencia que no se observaba desde hace mucho tiempo.
Ante este panorama sombrío, el OIEA se esfuerza por evitar que más países se sumen a la carrera nuclear, como sucedió lamentablemente con Corea del Norte. “Estamos viendo más armas nucleares y más países que evalúan la posibilidad de dotarse de armas nucleares. La situación internacional nosotros la evaluamos como sumamente delicada”, afirmó.
Sin embargo, a pesar de los desafíos abrumadores, Grossi enfatizó el papel activo del OIEA en la mitigación de los riesgos nucleares. “No sólo ser comentaristas u observadores de la realidad, sino tratar de modificarla con el mandato que tenemos”, declaró. El organismo mantiene un diálogo constante con las partes en conflicto y una presencia permanente en Zaporizhzhia para evitar escaladas inadvertidas.
Grossi reconoció que encontrar la voluntad política necesaria para conjurar una catástrofe nuclear es como “buscar un tesoro difícil de encontrar”. Pero insistió en que “vale la pena buscarlo y no cejar nunca en el esfuerzo”, incluso cuando parezca que se avanza dos pasos y se retrocede cinco.
En esta ardua tarea, el director general destacó la importancia de la voz de México y de América Latina, región que calificó como “un continente de paz”. Grossi, el primer latinoamericano al frente del OIEA, dijo sentirse “muy acompañado” por los países de la región y encarnar permanentemente esa “visión” de paz.
Pese a los sombríos augurios, el argentino reafirmó su compromiso inquebrantable con la búsqueda de la paz mundial. “Me levanto pensando qué voy a hacer en pos de ese objetivo”, expresó, añadiendo que se va a dormir con el mismo pensamiento. “Es algo que lo acompaña a uno de la mañana a la noche”.
Irán está a semanas de poder armar una bomba nuclear.
El pasado 25 de abril, Grossi resaltó la preocupante proximidad de Irán a poseer suficiente uranio enriquecido para fabricar una bomba nuclear. Según el director general de la OIEA , el país está “a semanas, más que a meses” de alcanzar esta capacidad, un avance que ha generado intranquilidad a nivel internacional sobre las intenciones nucleares de Teherán. En este escenario, Ali Akbar Salehi, ex jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán, intensificó las tensiones al afirmar que tienen “todo lo necesario” para ensamblar un arma nuclear “en nuestras manos”.
A finales de diciembre, la OIEA reportó que Irán había elevado su acumulación de uranio enriquecido al 60%, lo cual representa apenas un paso técnico del 90% necesario para alcanzar el grado armamentístico. Este incremento levantó alarmas dentro de la comunidad internacional, incrementando el escrutinio sobre las actividades nucleares iraníes y sus posibles implicaciones para la estabilidad regional y global. “Les he estado diciendo a mis homólogos iraníes una y otra vez… esta actividad llama la atención,” expresó Grossi, resaltando la falta de acceso y visibilidad sobre el programa nuclear iraní.
El diplomático sostuvo que la situación se agrava por la falta de transparencia de Teherán respecto a su programa nuclear. “La República Islámica está ‘presentando una cara que no es del todo transparente’ en lo que respecta a sus actividades nucleares,” dijo Grossi en febrero, insistiendo en que esta opacidad incrementa los riesgos asociados a la proliferación nuclear. Además, indicó recientes incrementos en declaraciones ambiguas sobre armas nucleares por parte de Irán, sugiriendo una compleja estrategia de comunicaciones en torno a sus capacidades y ambiciones nucleares.