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Cuba. La doctora Yanelis no es la típica patóloga encerrada en la “cuevita” como llama a su oficina en el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso (CNCMA), una prestigiosa institución habanera que la acogió con la familiaridad inspiradora de su haber cotidiano, porque allí no se siente anónima y solitaria como suele ser en cualquier hospital. Allí la comunicación interactiva cirujano-patólogo-oncólogo está a la orden del día y eso despierta cada vez más la pasión que siente por una de las especialidades más difíciles en la Medicina y de la que se enamoró desde el inicio mismo de la carrera. “Siempre estuve clarísima sin imaginar cuántos sueños se cumplirían a la vez”, recalca.
Lleva el sello de una auténtica camagüeyana por su locuaz expresión y, aunque Cupido la mudó en el año 2017 a la capital, confiesa que los recuerdos y la familia que dejó atrás también la animan y estimulan desde la distancia. Es de las personas que reparten amor y ternura por donde pasan y entre el orgullo y la modestia de su jovial conversación siempre salen a relucir su esposo e hijo como la mayor presea de la vida.
Junto a la mesa de trabajo de esta profesional “fuera de serie” están muy organizadas las láminas que aguardan por el veredicto final que como “la jueza del cirujano” le corresponde patentar en cada informe: “Imagine, aquí todo evento quirúrgico lleva biopsia, se procesan unas cinco mil al año y todas pasan por mí”, explica con la responsabilidad propia de una jefe de departamento que no tolera los atrasos y se pone siempre del lado del paciente, aun cuando implique extender sus jornadas laborales.
“Las cirugías con sospechas de tumores han ido incrementándose en los últimos tiempos -prosigue en esa especie de conferencia que ha convertido la entrevista. Aunque los estudios previos nos permitan llegar al salón con un diagnóstico, la hora de la verdad es a partir de entonces: nosotros determinamos si la cirugía fue incompleta o exagerada, si el tumor es maligno o benigno, si lleva tratamiento oncológico y cuál aplicar casuísticamente.; todo depende del reporte que hagamos”.
“Estudiar todas las muestras que llegan de los salones de operaciones requiere de tiempo, paciencia, mucho conocimiento y precisión. No se trata de un simple análisis de hemoglobina, el proceso anamopatológico es complejo y cada paso lleva su tiempo, nos regimos por normas internacionales. Contamos con tecnología avanzada que facilita el trabajo, pero la observación y emitir el veredicto están en nuestras manos”, explica quien se siente muy comprometida con la calidad científica y profesional de su hospital, pero en casa también hay desafíos, pues su esposo, el doctor Ernesto Arteaga Hernández, nada menos preside la Sociedad Cubana de la especialidad y ella le consulta algunas dudas, le admira sobremanera y lo califica como su mentor y referente. Hasta el pequeño José Manuel desde sus 11 años promete seguir sus pasos.
Con una natural y sincera sonrisa afirma que en su trayectoria laboral nunca había trabajado en equipo como en el CNCMA, donde sus “profes” respetan y confían mucho en su criterio. ”Desde que empecé a trabajar aquí en 2018 me propuse estar a la altura de ellos, tal como me recomendó, mi jefa inmediata la Dra Rosalba Roque González, cuando me dio la bienvenida. Creía iba a ser un camino largo y desde el primer día fue mi prueba de fuego”, asegura la joven Yanelis con destellos de una modestia y sencillez sin igual, al extremo de valorar agradecida ese gesto solidario del doctor Julián Ruiz Torres, director del centro, cuando llega hasta su “cuevita” y la besa y abraza como a un familiar cercano.
No es de las personas que se auxilian de gestos para enfatizar sus palabras. Se expresa muy segura y consciente de que la calidad de vida de muchos seres humanos depende de cada decisión suya.
Mostrar cada área de trabajo es parte de ese orgullo profesional que siente cuando explica el quehacer cotidiano en su laboratorio, paso a paso, y muestra el equipo de inclusión, el micrótomo o el que llaman el Rey por su multifuncionalidad, entre otros medios a su alcance, o cuando presenta con cariño a su secretaria y mano derecha. Entonces es más fácil entender cuan laboriosa y esencial es su rutina diaria que con mucha fluidez resume en cuatro pasos fundamentales: “la separación de las piezas, el proceso de tejidos, las técnicas de inclusión, corte, coloración y montaje de láminas y el dictamen final de la biopsia, todo debe funcionar como un reloj y para eso utilizamoss nuestros códigos”, aclara.
“Cada estudio requiere informar la variante histológica, tamaño de lesiones y el estado de los márgenes de cada una, así como si tiene ganglios metastásicos. Son más frecuentes las colorectales, de Urología y Ginecología. Las de Gastroenterología suelen ser más pequeñas.” Luego refiere que el tiempo promedio debe oscilar entre cinco y diez días, lo que exige constancia y dedicación más en un centro netamente quirúrgico como éste, donde además se realizan biopsias transoperatorias o por congelación, cuyos resultados definen la conducta final del momento quirúrgico.
Sin duda a esta mujer tan ecuánime y precisa la Anatomía Patológica le viene como anillo al dedo. Narra sus peripecias laborales con el desenfado de quien no suele perder la cordura y domina la profesión con mucha ética y un amor compartido a la par con su adorada vida familiar donde se habla el mismo lenguaje en esa relación de pareja que no hace notar los años de diferencia: “nos complementamos mutuamente, no solo en lo profesional, también en el hogar. Ernesto es un magnífico chef, lo heredó de su padre, y me acompaña en cada tarea con la magia de quien da seguridad y no deja morir el flechazo que nos unió en un evento de la especialidad en 2016”.
“Desde entonces es además un segundo padre para José Manuel, a quien conoció desde que tenía cuatro años y ha sabido transmitirle sus valores con la misma inteligencia con que imparte una conferencia o siempre se hace rodear de sus residentes. Soy afortunada de tenerlos a ambos, y si no, que lo digan mis tías de Camagüey que siempre están pendientes de mí”.
Fuente: Periódico Digital Centroamericano y del Caribe.