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El Doctor Carlos Díaz Mayo llegó al Instituto de Oncología y Radiobiología (INOR) hace doce años. Es especialista de segundo grado de Cirugía General y Cirugía Oncológica, pero su pasión por la enseñanza lo ha llevado a combinar la práctica médica con la docencia.
Hoy se desempeña como Jefe de la Sección docente del Departamento de investigación y docencia de la principal institución del país para el tratamiento del cáncer y las investigaciones sobre esta enfermedad.
La excelencia del INOR se refleja también en la formación académica. En este sentido, se ofrecen cuatro especialidades: Oncología Clínica, Cirugía Oncológica, Radioterapia Oncológica y Enfermería Oncológica; las tres últimas, de reciente creación, solo se imparten en este centro.
Con orgullo, el Dr. Díaz Mayo cuenta que una de las características distintivas de los programas de estudio en Cuba, es su fundamento en la educación en el trabajo. «Aprenden trabajando. Independientemente que tiene una carga horaria en el aula, la mayor parte de la actividad docente es educación en el trabajo: en la consulta, en la sala, en el pase de visita, en el quirófano, en el laboratorio…Desde el primer día, los estudiantes ya están trabajando en escenarios reales acompañados de especialistas y profesores. Eso hace que desarrollen un nivel de independencia extraordinario».
Otra de las fortalezas reside en la existencia de un programa único para todo el país, destaca. En Cuba, los educandos reciben la misma formación rigurosa y de alta calidad, asegurando que puedan estudiar en todos los centros acreditados para ello y luego ejercer en cualquier región de la Isla.
Para una formación excepcional, la institución se distingue con un claustro de excelencia integrado por 90 profesores con amplia experiencia profesional y docente. De ellos 9 son Profesores Titulares, 48 Profesores Auxiliares, 30 Profesores Asistentes y 3 Instructores. A su vez, cuentan con Doctores en Ciencias y Doctores en Ciencias Médicas como Potencial Científico Técnico, además de 134 investigadores y un grupo de profesionales que cursan un programa de formación doctoral, que en los próximos años aportará diez nuevos doctores.
Motivados por la alta calidad del sistema educativo, llegan a estos espacios estudiantes de varias partes del mundo. Han recibido alumnos de países como Bolivia, Ecuador, República Dominicana, Perú y Timor Leste, quienes se gradúan como especialistas de primer grado en alguna de las cuatro especialidades.
En el seguimiento a sus egresados, corroboran la participación de estos en eventos científicos de primer nivel, reuniones internacionales asociadas a importantes organizaciones oncológicas, así como su desempeño en los sistemas de salud de otros países.
A la par, se organizan numerosos eventos académicos y de formación en los que participan tanto estudiantes como graduados. En este sentido, destaca la Convención de Oncología INOR 2024, a celebrarse del 25 al 29 de noviembre del presente año. «Nos proponemos hacer un recuento, una actualización de las principales temáticas del perfil oncológico en el país y actualizar lo que está ocurriendo en el mundo en esta materia», añadió el también coordinador general del encuentro.
Para el Doctor Díaz Mayo, su vocación por la docencia es «de toda la vida». En su quehacer diario lo motiva «la satisfacción que expresan los estudiantes durante el proceso de aprendizaje, ver que salen satisfechos y que realmente han aprendido es muy gratificante» comenta con entusiasmo.
En cuanto a la Cirugía Oncológica, explica con satisfacción, que forma parte del equipo que creó y continúa perfeccionando cada día el programa de esta especialidad. Para él, observar el avance del estudiantado constituye un reto y una satisfacción constante.
Asimismo, su compromiso con la enseñanza va más allá de las aulas. Asegura que es muy importante que los estudiantes no lo vean solo como el docente de la oficina, sino como alguien con quien pueden compartir sus problemas, incluso personales y familiares.
Habla de su especialidad con pasión y compromiso. «Los nuestros son pacientes para toda la vida, y nos enfrentamos al sufrimiento y a la muerte todos los días, pero nos gusta ayudar a quienes tienen ese problema. Ese es uno de los pilares del tratamiento, mejorar la calidad de vida de las personas que padecen la enfermedad».
Aunque organiza el proceso docente con rigurosidad, nada puede desvincularlo de su labor como médico. «Hago consultas, opero dos veces a la semana, paso visita, participo en todas las consultas multidisciplinarias…Esa es mi razón de ser».
Con casi cuatro décadas de experiencia, es un doctor y un maestro apasionado e incansable. «El que enseña es el que más aprende», dice con una sonrisa y refleja su entrega a la formación de nuevos profesionales. Su dedicación a la medicina y la docencia, desde altos estándares de calidad, es inspiración y testimonio de su capacidad para educar y tocar vidas.
Esta labor se alinea con la del Instituto de Oncología y Radiobiología, ubicado en La Habana, centro rector de la oncología en Cuba, proveedor de una asistencia médica altamente especializada, referente en la investigación, la formación académica y la lucha contra el cáncer en el país.
Muy buen doctor y excelente académico, el INOR cuenta con un servicio de enseñanza muy profesional y especializado