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El Salvador. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele hoy enfrenta serios desafíos para enrumbar la economía del país, principal promesa desde que inició su segundo mandato el 1 de junio.
Pese al incremento del producto interno bruto (PIB) de 26 mil 881 millones en 2019 hasta 34 mil 16 millones en 2023, el hambre en el país es una amenaza latente que no parece resolverse a corto plazo más cuando no hay una política económica en marcha, algo que critican expertos.
Un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) saco a relucir una de las aristas de los retos económicos del gobierno. Desde que Bukele asumió la presidencia hay 500 mil personas en inseguridad alimentaria, 100 mil más con inseguridad alimentaria severa y 400 mil moderada.
Esas cifras sostienen que el 63.2 por ciento de la población sufre de dos inseguridades alimentarias. La severa afecta el 15.8 por ciento, el doble del promedio de Centroamérica, y la moderada al 47.4 por ciento de los ciudadanos, según señaló el economista Cesar Villalona.
Mientras otro problema latente y que avizoran economistas como Luis Membreño, es que el país caiga en una fase inflacionaria
Todos los indicadores económicos nos muestran una tendencia a caer y uno de los que más preocupa es el de las remesas familiares porque representan casi el 25 por ciento del PIB, dijo Membreño, quien citó un adagio popular según el cual cuando Estados Unidos estornuda a El Salvador le da gripe.
En Estados Unidos, valoró, se observa una desaceleración de la economía; un leve incremento en el desempleo; la inflación parece haberse estabilizado cerca del tres por ciento; las tasas de interés de corto plazo se encuentran arriba del cinco por ciento y el consumidor se encuentra golpeado y teniendo que hacer ajustes en sus presupuestos para poder enfrentar la inflación en sus finanzas.
En general, lo que se percibe es que se está en un proceso de aterrizaje suave y no forzoso, lo cual podría llevar a la economía a crecer menos en lo que resta del año y el proceso electoral que recién comienza con la renuncia de Biden, augura mucha volatilidad en el segundo semestre del año, indicó Membreño.
En El Salvador el crecimiento del primer trimestre fue de 2.6 por ciento según datos del BCR, mientras otros indicadores están en baja.
Los datos de la economía salvadoreña nos muestran una desaceleración que comenzó en febrero pero que empeoró durante el segundo trimestre de 2024. Todos los indicadores económicos nos muestran una tendencia a caer y uno de los que más preocupa es el de las remesas familiares, agregó.
Ante este panorama que nos muestran los indicadores macroeconómicos del primer semestre de 2024 en Estados Unidos y El Salvador hay que preguntarse qué va a ocurrir en el segundo semestre y con base en eso proyectar cómo se va a cerrar 2024.
Ante esta situación Membreño aseveró, “Si nos da gripe por el estornudo de Estados Unidos, ¿entrará El Salvador en recesión en 2024 o 2025? ¿Qué vamos a hacer para evitarlo?, una pregunta que es a la vez un desafío para Bukele.