Costa Rica. La sazón de doña Marielos Nuñez es herencia de su mamá. Esta jefa de hogar y emprendedora, inició como cocinera en la soda “Tía Rosita”, en Sarapiquí, y su mano para la cocina era tan buena, que los clientes la motivaron para abrir su propio negocio: la soda Marielos.
Después de 30 años, su cocina se ha caracterizado por resaltar el sabor de lo tradicional al cocinar en fogón, atendiendo al turismo local e internacional. De hecho, la decisión que la llevó a montar las sodas fue trabajar más para mantener a sus 8 hijos, luego de separarse de su marido.
Ese tesón y valentía, le permiten a doña Marielos ser parte de serie audiovisual “Rostros del turismo”, del ICT, la cual busca mostrar el lado humano de integrantes del sector turístico con fotografías y videos de personas destacadas por su entrega, deseos de superación, ganas de emprender y resiliencia, después de enfrentar la crisis más dura de la historia causada por la Covid-19.
Unido a ello, por ser Costa Rica un país de sabores por descubrir y celebrarse este domingo 18 de junio el Día de la Gastronomía Sostenible, el ICT comparte esta emotiva historia ligada al turismo.
Herencia culinaria
Propietaria de las sodas “Marielos”, esta madre recuerda que a los 14 años debía levantarse con una de sus hermanas, a las 4 de la mañana, para moler maíz y preparar las tortillas que su mamá vendía a los camioneros en una soda.
“Me casé, tuve mis hijos y para sacarlos adelante empecé a trabajar en el restaurante ´Tía Rosita’. Los clientes me decían que por qué no ponía mi propio negocio, lo pensé, me decidí y adquirí esta propiedad”, señala del sitio donde actualmente está su local y cuya atracción es el fogón.
Núñez recuerda que muchos turistas pedían hacerse fotos en la cocina y debido a que ella no habla inglés, se los llevaba, les destapaba las ollas con comida y casi que a señas lograban decidir lo que deseaban comer.
Aunque ambas sodas ahora son administradas por dos de sus hijos, eso no impide que ella realice visitas constantes para controlar la calidad del producto, la limpieza y demás.
“La sazón de ella fue aprobada por nuestros clientes que, 30 años después, nos visitan”, cuenta su hijo Michael Rodríguez, administrador desde hace 12 años de la soda ubicada frente al antiguo Centro Turístico en La Virgen de Sarapiquí.
El otro negocio se ubica en la carretera Bajos de Chilamate – Vuelta de Kooper, de la gasolinera El Bosque Montelirio, 4 kilómetros a mano izquierda.
A doña Marielos, la soda le permitió hacer amistades nacionales y extranjeras y sacar a sus hijos adelante. “Aprecio a toda la clientela, Dios me dio el carisma para sentarme a conversar con ellos, muchos pasan todavía a mi casa a saludarme”, agregó. Cuando se le consulta, cuál es su legado al turismo, doña Marielos responde que el trato a la gente, darles una buena atención y cariño.
“Nosotros necesitamos del turismo y ellos necesitan comer, eso es lo que les ofrecíamos y les seguimos ofreciendo; comer rico y el sabor del fogón atrajo más turismo. Yo empecé con cocina de leña, pero el fogón es más amplio, más cómodo y la gente lo primero que hacía era ver si lo que decía el rótulo de que la comida era preparada al fogón era verdad y al verlo se entusiasmaban”, mencionó Núñez.
Michael asegura que “el casado” es el preferido de la clientela, especialmente, porque en las dos sodas sirven la proteína en un plato aparte y a la fecha, no hay queja alguna.
De hecho, muchos clientes llegan a pedir el casado por recomendación de otras personas y al extranjero le encanta probar el arroz, frijoles, maduro, ensalada verde, ensalada fría, picadillo, puré de papa y fideos que lo componen.
La gastronomía y los sabores crean memorias y por ello Michael asegura que la comida que más le rememora la niñez y el amor de su mamá son los espaguetis, arroz con atún y la sopa que les preparaba.
Mientras a doña Marielos, la herencia culinaria de su mamá y que le trae los mejores recuerdos son la sopa de mondongo, de albóndigas o casados con picadillo de fruta de pan y carne molida.
Fuente. ICT