KLM y EFC han realizado recientemente una demostración de vuelo eléctrico a bordo de un Pipistrel Velis Electro, supervisada por instructores de la E-Flight Academy.
La Electric Flying Connection (EFC) es una asociación comercial para el vuelo eléctrico, con más de 50 miembros, que representan a una amplia variedad de empresas, incluidas aerolíneas (como KLM), fabricantes, academias de vuelo, empresas que desarrollan infraestructuras de recarga y aeropuertos, entre otras.
Los 18 vuelos de prueba, que se realizaron entre los aeropuertos holandeses de Lelystad y Schiphol-Oost a lo largo de dos días, ofrecieron a KLM una visión única de todo el sistema de logística de vuelo eléctrico y de los retos que plantea. «Para que el transporte aéreo sea más sostenible, tenemos que probar nuevas tecnologías e innovaciones de manera práctica. Las cosas que hacemos hoy a pequeña escala con los recursos que tenemos ahora, pueden resultar importantes impulsores de la escalabilidad en estas aplicaciones en el futuro», declaró Jolanda Stevens, directora del programa de Aviación de Emisiones Cero en KLM.
Esta iniciativa partió de la Electric Flying Connection (EFC) en colaboración con instructores de la E-Flight Academy. «Este evento único pretende dar a todas las partes relevantes interesadas, la oportunidad de experimentar el vuelo eléctrico y lo que esta innovación podría significar para ellos en términos prácticos. Nos complace que KLM se haya unido a nosotros para dar este paso. Ya tenemos planes para futuras ediciones de este evento en todo el Benelux», declaró Jurjen de Jong, presidente de EFC. Schiphol era un punto de partida lógico porque es la base de operaciones de KLM.
El Pipistrel Velis Electro, utilizado en las pruebas, es el único avión eléctrico certificado del mundo. El avión biplaza tiene una autonomía de vuelo de 50 minutos (más 10 minutos de reserva). Esto significa que no operará en la red de destinos de KLM. Sin embargo, KLM está investigando cómo incorporar el vuelo eléctrico a sus futuras operaciones. Varios expertos del mercado predicen que para 2035 podría haber un avión eléctrico que pueda transportar de 50 a 100 pasajeros, con una autonomía de 90 minutos (es decir, 400-750 kilómetros). Las baterías necesarias para esos vuelos son pesadas, por lo que no sería realista desarrollar aviones más grandes para rutas más largas, como entre Ámsterdam y Nueva York. Stevens indica: «De cara al futuro de los vuelos de emisiones cero, KLM apuesta simultáneamente por distintas tecnologías e innovaciones. Con nuestros socios del sector, dentro y fuera del país, estamos investigando vuelos propulsados por electricidad, hidrógeno y formas híbridas, y evaluando cómo acelerar estos desarrollos.»
Como el alcance del Pipistrel es limitado, sólo cuatro aeropuertos de destino eran opciones posibles. Se eligió el aeropuerto de Lelystad porque es de fácil acceso, cuenta con excelentes instalaciones de recarga, pistas de primera categoría y un centro de control del tráfico aéreo en pleno funcionamiento.
KLM se ha asociado con EFC y la E-Flight Academy para adquirir conocimientos sobre el vuelo eléctrico y averiguar qué impacto tendrá esta tecnología en las necesidades logísticas y de infraestructura de la aerolínea. Jolanda Stevens afirmó: «El vuelo eléctrico también afectará al handling de los vuelos. Los aviones eléctricos tienen que recargarse, lo que lleva tiempo, y tendremos que cooperar con el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam y con el Control del Tráfico Aéreo de los Países Bajos para garantizar que esta modalidad de vuelo sea segura”.
Fuente: FlyNews.