Costa Rica. En el marco de la celebración del Día Mundial de los Manglares, que se celebró el 26 de julio, Cementos Progreso se preparó para participar junto con sus aliados, la Asociación Proparques y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, en una actividad recreativa que permitirá continuar trabajando por la preservación de los manglares, aportar a las metas de conservación del país y promover el desarrollo de las comunidades vecinas.
Alrededor de 20 personas sembraron cerca de 300 plántulas de manglar como parte de las acciones de restauración en sitios de importancia para la conservación de estos ecosistemas que años atrás fueron desplazados para el desarrollo de otras actividades y que ahora se busca recuperar.
Según explica Luis Baltodano, Gerente de Calidad y Ambiente de Cementos Progreso, “en Costa Rica, los manglares son ecosistemas con características muy particulares y su reforestación debe contar con evaluaciones científicas que consideren la densidad de los suelos, estudios de agua, entradas de las corrientes marinas y la salinidad del terreno, entre otros. Para Cementos Progreso, ser parte de este proyecto es una valiosa oportunidad, ya que los humedales conforman un ecosistema que captura en promedio 4 o 5 veces más de CO2 que otros tipos de bosque y uno de los ecosistemas más amenazados de la tierra, pues su tasa de desaparición es tres veces mayor a los bosques”.
La sinergia público-privada entre Progreso, Proparques y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, es un claro ejemplo de lo que se puede lograr a través del trabajo en conjunto, además de aportar a la estrategia nacional sobre variabilidad climática, educación ambiental, reforestación, rehabilitación de manglar, así como investigación y monitoreo de biodiversidad en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Cipancí y áreas cercanas a sus operaciones.
Este trabajo público-privado permitirá continuar con la recuperación de servicios ecosistémicos tales como sitios de reproducción de peces, aves, moluscos y cangrejos, protección ante tormentas, estabilidad de suelos, retención de sedimentos, regulación hidrológica, entre otros.
Estos elementos son esenciales para comunidades costeras del Golfo de Nicoya y tienen un impacto positivo en las actividades económicas de los habitantes, beneficiando a asociaciones de piangüeros y pescadores artesanales, entre otros.
De forma paralela se están llevando a cabo esfuerzos en distintas áreas del país para recuperar la cobertura de manglar, enfocándose en la rehabilitación y conservación de los humedales Níspero y San Buenaventura-Colorado del Refugio Nacional de Vida Silvestre Cipancí y sus zonas de influencia en el Área de Conservación Arenal Tempisque (ACAT), en la que se está trabajando en la restauración de 200 hectáreas de manglar.
Fuente. Progreso