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El inminente estudio de seguimiento a los pacientes operados de vesícula es una novedad. El quirófano parecía la solución definitiva de las crisis digestivas típicas de la enfermedad hasta que el doctor Felipe Neri Piñol Jiménez demostró lo contrario.
Su tesis está más bien asociada a la medicina preventiva: retornar a consulta a las personas que fueron sometidas a colecistectomía y, mediante pruebas de sangre oculta, endoscopía y colonoscopía, buscar posibles lesiones malignas y premalignas en el aparato digestivo que pudieran derivarse de la falta de las funciones vesicales. Un tratamiento, orientar sobre hábitos alimentarios o proseguir el chequeo anualmente es la conducta a seguir, según afirma alguien dedicado a este tema durante varios años, un científico de a pie que valora más su modesto aporte al bienestar social que los tantos títulos que ostenta como docente y profesional.
Conversar con él es apasionante porque no para de investigar como si quisiera detener el tiempo para cumplir todos los proyectos que realiza o los otros tantos que tiene en mente. Con papel y lápiz en mano dice que la colecistectomía es una de las cirugías más frecuentes en el mundo. Después de la consulta post operatoria generalmente se da el alta con dieta abierta, lo cual debe cambiar, afirma este doctor en ciencias, quien dibuja y habla a la vez para hacer más comprensibles sus argumentos.
En el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso (CNCMA), donde labora hace once años, aplica esta experiencia: “El pesquisaje permite detectar a tiempo pólipos u otras lesiones tratables con procederes mínimamente invasivos y si no, indicamos otras cirugías”, aduce. A su consulta llegan cada vez más pacientes que sufre del síndrome poscolecistectomía, tanto cubanos como de otras naciones, pues el área internacional da acceso desde el exterior a éste y otros servicios de la institución a través del sitio Web con garantías de precio y estadía mínima.
Si no fuera por ese sentido de organización que caracteriza al también profesor titular y Jefe del Grupo Nacional de Gastroenterología, sería imposible cumplir con sus tantos deberes y responsabilidades. Un llamado del salón interrumpió el diálogo justo cuando hablábamos de su desempeño como especialista de segundo grado en Gastroenterología. Más tarde lo reanudábamos por teléfono: “En verdad me gustaba más dedicarme a la caumatología, pero en mi año pos servicio rural no se otorgó esa especialidad y así llegué a este mundo de la gastroenterología que hoy me apasiona”, aclara.
Para entonces ya había cumplido su servicio rural (Piti Fajardo) en lugares intrincados en la provincia de Guantánamo desde su graduación como médico en 1989. Imías, Los Llames, El Jobo, El Salvador, navegar río arriba, aprender a montar a caballo, los guateques y sobre todo una vasta experiencia en la atención médica vuelven a su memoria. En el Instituto de Gastroenterología no solo volvió a estudiar con la tutela de magníficos profesores; allí se abrieron muchas puertas a su constante afán de crecer en la profesión, cuando fue seleccionado para viajar a Tokio y Grecia (Greta) para un entrenamiento en el diagnóstico precoz del cáncer en vías digestivas y la actualización de los procederes endoscópicos diagnósticos y terapéuticos propuestos desde aquel entonces hasta el 2025
Luego estadías en centros especializados de Uruguay, Perú, Chile, Grecia, México, Estados Unidos, España y Venezuela aportaron mucho a sus conocimientos, por la posibilidad de acercarse al manejo de las nuevas tecnologías, todo lo cual aplica hoy en el CNCMA en el manejo de los procederes terapéuticos endoscópicos luminales, tales como polipectomía, ligadura de várices, inyectoterapia, colocación de clip y de argón de plasma para sangrados, dilatación de estenosis o extraer cuerpos extraños, entre otros.
Actualizarse en los temas de su interés a través de los sitios digitales especializados es lo primero que hace al despertar entre cinco y seis de la mañana cada día laborable. Y al regreso del hospital la bicicleta o caminar unos 10 km son parte de su cotidianidad que casi siempre termina en otra de sus grandes pasiones; escribir artículos para revistas o algún capítulo del libro del momento (el más reciente: Ácidos biliares, evidencias actualesy anteriormente publicó Gastroenterología y hepatología clínica y Hormonas y neuropéptidos gastrointestinales.
Otra novedad destaca entre sus líneas investigativas. Junto a la doctora Virginia Capó también reconocida entre los científicos cubanos, han estudiado los ácidos biliares en la COVID-19, con sorprendentes resultados de las tantas muestras en las autopsias realizadas a fallecidos a causa de la pandemia. “ese es tema para otra entrevista, periodista”, nos dice con la ética de quien no quiere atribuirse el mérito porque ambos han trabajado a la par junto a un colectivo de especialistas, y promete coordinar un próximo encuentro con la presencia de su colega patólogos para abordar el tema.
Luego habla de la familia con la misma pasión: siete hermanos, todos profesionales y unos padres de quienes aprendieron que lo fundamental en la vida es ser buenas personas. Cuidó de ellos con esmero orgulloso de la longevidad sana que vivieron los últimos años de su vida. Porque en este galeno excepcional la nutrición es otra de sus tantas obsesiones, como pasear los fines de semana, caminar la Habana y disfrutar de las opciones recreativas.
No deja de asombrar cuando habla de su andar por la vida. Nunca le ha temido al trabajo y cuenta que en su época de estudiante lo mismo iba a la agricultura que sirvió de sepulturero en las vacaciones buscando un dinerito extra. Y en Venezuela trabajó en la construcción antes de la misión médica. “todo ha influido, de una manera u otra, en mi formación –afirma sin complejos quien prepara su conferencia para el evento de Muerte Súbita y habla con denuedo de otros tantos proyectos que lleva a la par.
Es un privilegio entrevistar al profesor Piñol. Es tan coloquial, multifacético y siempre muy activo. Habla de sus sueños y siempre sale a relucir la idea constante del hallazgo científico, por eso entre sus rinconcitos preferidos está la oficina de casa con un archivo que es patrimonio de la medicina. Y que hace ver en su rostro y en su inquieta mirada ese axioma martiano de que “nada sugiere tanta y tan hermosa literatura como un párrafo de ciencia”.
Fuente: Periódico Digital Centroamericano y del Caribe